Languidece la Liga, pero el fútbol alimenta buenos libros
► El escritor Carlos Marzal publica ‘Nunca fuimos más felices’ y Toni Padilla ‘Historiador en el estadio’
El fútbol es un asunto demasiado importante como para dejarlo en manos de futbolistas, escribe Carlos Marzal en ‘Nunca fuimos más felices’ (Tusquets), un tratado literario, humano y emocional sobre uno de los deportes que condensa más potentemente la épica del héroe y que Miguel Delibes definió como su pasión más desordenada. Hijo de la industrialización, el fútbol comenzó a finales del XIX bajo el ala de los primeros clubes ingleses y a lo largo del XX se convirtió para Europa en un campo de batalla simbólico de los conflictos que desembocaron en la primera y segunda guerra mundial.
En un momento en el que la Liga Española vive sus horas más bajas e intenta sobreponerse de la pérdida de su hegemonía, un conjunto de libros sobre fútbol llega a las librerías para levantar la moral. Los volúmenes tienen en común una mirada romántica, incluso melancólica, pero no por ello cursi. En nombre del balón se han escrito páginas maravillosas como ‘Fiebre en las gradas’, libro en el que Nick Hornby narra su propia adicción futbolística al Arsenal; joyas como aquel ‘Gol’, de Pasolini; la ‘Oda a Platko’, de Alberti; o el ‘Fútbol a sol y sombra’, de Eduardo Galeano, pero también se han perpetrado bodrios que glosan el deporte desde la masculinidad más empalagosa y el peor rapsodismo ‘tiffosi’.
Ya decía Galeano que Dios y el fútbol tenían en común la desconfianza que ambos despertaban entre los intelectuales. El paso de los años ha desmentido semejante prejuicio, que tuvo entre sus mejores ejemplos a Jorge Luis Borges, probablemente el único argentino que ha detestado el balompié. En los últimos veinte años se han escrito libros que reivindican el fútbol como objeto de análisis social, estético, periodístico y literario. Desde Osvaldo Soriano y Roberto Fontanarrosa, pasando por ‘Los once de la tribu’ y ‘Dios es redondo’, del mexicano Juan Villoro; ‘Boquita’, de Martín Caparrós; o ‘Historias del calcio’, de Enric González, hasta el Javier Marías de ‘Salvajes y sentimen- tales’, un libro que reúne sus mejores y más viscerales textos sobre ese deporte.
Atlas del fútbol
Además de la prosa periodística, ha habido intentos más enciclopédicos e historicistas. En este último epígrafe, el periodista Toni Padilla acaba de publicar ‘Historiador en el estadio’ (Principal de Los Libros), un volumen cuyo subtítulo se describe como un ensayo sobre la geopolítica del fútbol. No cumple Padilla con la amenaza del enunciado, y menos mal, porque de lo contrario le habría quedado un compendio rígido y encorsetado de una disciplina que comenzó como juego y acabó convertida en negocio y reflejo de determinados conflictos históricos. «De los campos de batalla a los campos de fútbol. Cada vez que se pone en juego una pelota, la rueda de la historia comienza a girar otra vez».
Padilla parte de la hipótesis que ya había trabajado Simon Kuper en su ‘Futbol contra el enemigo’ acerca del balompié como nuevo campo de batalla de la Europa del siglo XX y laboratorio de la sociedad global del siglo XXI, pero amplía su punto de vista en una versión más divulgativa, y justo por eso mucho más entretenida tan
to para el lector futbolero como para el que nada conoce de ese deporte. A través de una colección de 140 episodios, Toni Padilla recorre más de un siglo de historia política del fútbol, desde ‘The Sheffied Zulus’, en el que narra cómo las guerras coloniales en el sur de África configuraron el fútbol británico tal y como lo entendemos ahora o cómo los empresarios, banqueros y aristócratas de la Inglaterra del XIX crearon los primeros clubes que representaban a un barrio, una ciudad o incluso una fábrica, y que servían para unir a toda una comunidad. «No se puede entender el balompié sin la revolución industrial ni la expansión del Imperio Británico», asegura Padilla.
A partir de esa premisa, el autor lleva al lector al México de Porfirio Díaz, en el que se funda el Pachuca Athletic Club a partir de la fusión de los clubes deportivos creados por la numerosa colonia británica, pero también a la Europa en la que las obreras de las fábricas crearán lo que hoy se conoce como fútbol femenino, la Alemania en la que presidentes de clubes de fútbol acabaron en campos de concentración, o la Argentina de la dictadura del general Videla, quien hizo la vista gorda con las ideas políticas de Menotti siempre que éste asegurara títulos como entrenador de la albiceleste. También cuenta la historia del club de fútbol de Hizbolá y el uso que los chiíes hicieron de ese deporte o cómo un territorio en guerra como Kurdistán es capaz de pensar en tal cosa como una liga profesional.
Poeta futbolero
A estas alturas de su vida, el escritor valenciano Carlos Marzal está convencido de que toda la literatura es confesional: «tanto la que lo declara como la que lo esconde, sobre todo la que lo esconde». Así lo escribe en ‘Nunca fuimos tan felices’, un libro híbrido que mezcla la crónica, las memorias, el dietario, el ensayo, el relato e incluso la autobiografía. A través del fútbol, Marzal explora distintos temas hasta desbordarlos: el juego, la paternidad, la naturaleza estética del fútbol, su condición tan deportiva como plástica, pero también el sustrato afectivo, es decir, lo que supone tener un hijo en el Alevín B del Villarreal Miguel Morlanes o el homenaje que rinde a su amigo, el poeta Antonio Cabrera.
Marzal traza una línea que comunica al buen escritor con el buen futbolista y también acomete un análisis tipográfico del estadio del campo ideal: «El fútbol también es un texto. Un gran partido no dice lo mismo en un campo con pista de atletismo alrededor que un campo con los espectadores sobre la misma línea de cal de la banda, donde los jugadores pueden sentir la respiración del público, y el público la de los jugadores». Sus disquisiciones añaden belleza por separado y en su conjunto.
Tobillos hundidos
Valga decir que su antimourinhismo es tan fino e irónico como inteligente y bien conseguida es su prosa: «El fútbol no tiene por qué no ser humanismo, por ponernos ‘sartreanos’ y trascendentes. El fútbol no tiene por qué no airear su trascendencia…», por ejemplo.
A diferencia del fútbol que alguna vez pudo contar Vázquez Montalbán, la aproximación argentinísima de Eduardo Sacheri o el Ray Loriga que escribe sobre fútbol con los tobillos hundidos en la infancia, a Marzal le sale un fútbol personalísimo, único y fascinante.
A través de 140 episodios, Toni Padilla recorre sin el corsé del historiador la historia política y la geopolítica del fútbol
Carlos Marzal mezcla la crónica y la memoria, el ensayo y el relato con el juego y la paternidad en su nuevo libro