El comandante de Podemos
«He aprendido de ti», escribió a Ábalos la ministra de Igualdad
ME temo que lo de sacar a pasear la supuesta faceta rijosa del exministro Ábalos no supondrá razón de suficiente peso para retraer la admiración que el político más estereotipado de los últimos años suscitó, y lo sigue haciendo, entre los que creen haber inventado la izquierda de los pueblos pese a contemplarla ya, rendidos a la vida muelle, desde el porche del chalé.
Pablo Iglesias publicó hace poco un artículo en que, más que defender la figura del socialista (quiero pensar que lo seguirá siendo), tiraba de irónica escatología para ficcionar con mala baba en torno a los responsables de la llamada ‘Exclusiva Ábalos’, despachada por el exlíder de Podemos como ‘periodismo basura’. Puede que lo de ‘The Objective’ sea en este caso asimilable a un tipo de periodismo con apellidos, pero es dudoso que un texto como el de Iglesias, acostumbrado a expedir patentes informativas en función de las afinidades ideológicas, lo sea. Con o sin un calificativo detrás.
Las relaciones entre Ábalos y la dupla Iglesias-Montero cuando los tres integraban el gabinete de coalición se movieron de forma invariable por la rendición propia de dos arribistas de la izquierda populista que reparan en que otros ya han trillado esos caminos que ellos creían estar abriendo. De hecho, Ábalos era entonces el interlocutor para todo con el ala podemita.
Experto en cooperación, el ‘comandante’ –apelativo con que comenzaron a designarlo sus contactos con la guerrilla colombiana– transitó Iberoamérica cuando la Fundación CEPS –germen de Podemos–ni existía. El carné del PCE, aunque pasado múltiples veces por la lavadora, fue la primera cédula política de alguien que, siquiera por años, conoció la militancia en la clandestinidad. Un bagaje, en fin, que puede dejar frío a un registrador de la propiedad, pero no a quien se resiste a admitir la contumacia de su propia incoherencia.
«He aprendido de ti», le escribió en un mensaje enviado tras su inelegante descabalgamiento la ministra de Igualdad. Sí, a Ábalos. Otros, en la órbita del PSOE, se hicieron esperar. O nunca llegaron.