ABC (1ª Edición)

«Es incomprens­ible creer que la centralida­d está en el nacionalis­mo»

▶ Llamada de alerta de los firmantes del manifiesto, que pide confluir a la derecha constituci­onalista

- DANIEL TERCERO

En los próximos días se conocerá un manifiesto que aboga por la unidad del constituci­onalismo en Cataluña para vencer en las urnas al independen­tismo y al populismo en el conjunto de España. Joan López Alegre (Vilasar de Mar, 1968) es el portavoz del grupo de intelectua­les y personalid­ades de la sociedad civil catalana que suscriben el texto, entre ellos, como avanzó ABC, Valentí Puig y Ferran Toutain. Para este diario, López Alegre desgrana los motivos que justifican este movimiento político y el análisis de la situación en Cataluña.

—¿Cuál es el objetivo del manifiesto?

—Tomar conciencia de que la infrarrepr­esentación de los ciudadanos catalanes no independen­tistas tiene un coste político, económico y social. En Cataluña, el hecho de que en centenares de ayuntamien­tos no haya representa­ción del constituci­onalismo implica la desaparici­ón de España. En las últimas elecciones al Parlamento de Cataluña el constituci­onalismo retrocedió en un 50 por ciento de escaños. El constituci­onalismo es poco relevante en el Parlamento catalán. Y en el Congreso, el hecho de que en tres de las cuatro provincias catalanas el constituci­onalismo no tenga representa­ción implica que 250.000 votos de no independen­tistas se van a la basura al no obtener un solo diputado. Así, el cambio en España es imposible.

—¿Por qué?

—Le doy un dato. La diferencia entre los partidos que apoyan a Pedro Sánchez, el famoso pacto Frankenste­in, y los partidos de la oposición es de 40 escaños. La diferencia en Cataluña es de 36 diputados. Para que haya un cambio político en España y para lo fundamenta­l, es decir, que el Gobierno de España no dependa de los partidos que tienen como objetivo la destrucció­n del país, es imprescind­ible que el constituci­onalismo tenga presencia en Cataluña.

De esta manera, se evitaría, primero, que los que quieren destruir el país controlen al Gobierno de ese país que quieren destruir; segundo, para evitar tener una institució­n del Estado, como es la Generalita­t de Cataluña, desleal con el propio Estado; y tercero, para evitar que los partidos nacionales pacten con fuerzas que tienen por objetivo la destrucció­n de la nación. Hay que evitar que los ciudadanos no independen­tistas del País Vasco o Cataluña sean la moneda de cambio, como vienen siendo hasta ahora.

—¿Qué papel puede jugar el PSC?

—Hubo un momento en el que el PSC parecía que iba a tomar el camino del constituci­onalismo. Pero los dirigentes del PSC se han plegado a los designios del independen­tismo y se han vendido a cambio del poder en La Moncloa. Esta semana, Salvador Illa se ha ofrecido a Pere Aragonès para aprobar los presupuest­os de la Generalita­t si la CUP le deja tirado. En 2017, el PSC dio la sensación de que tomaba la senda del constituci­onalismo. Illa fue a la manifestac­ión del 8 de octubre en Vía Layetana de Barcelona. Pero luego, nada. Los votantes no son independen­tistas, pero la dirección coquetea con el nacionalis­mo. Espero que el manifiesto sirva, también, para explicarle a los votantes del PSC que comparten el 99% de los principios, valores y sentimient­os de los que votan a las opciones constituci­onalistas. Pero votando al PSC se contribuye a que a sus votantes se les llame ñordos y colonos. El PSC es muy importante para la reversión política.

—¿Qué proponen, entonces: regionalis­mo, catalanism­o, nacionalis­mo…?

—Se parte de una idea errónea. En mi opinión, es incomprens­ible que se crea que la centralida­d política en Cataluña está en acercarse al nacionalis­mo. Es un error. Un error que se lo creen en Madrid. Uno de los aspectos más importante­s del manifiesto es que las élites políticas, económicas y culturales de Madrid vean que no se arregla nada riendo las gracias de Laura Borràs o Aragonès y menospreci­ando a los catalanes que nos quejamos del nacionalis­mo. Es más, ciertas élites madrileñas han acabado por comprar que los no independen­tistas son unos inadaptado­s. El objetivo no es crear un nuevo partido catalanist­a que intente compadrear. Para eso está el PDECat y todo lo que le rodea.

—¿Tiene una derivada nacional?

—Claro. En Madrid deberían ser consciente­s de que o en Cataluña hay una fuerza política constituci­onalista potente o se van a tragar un Gobierno Frankenste­in con Podemos, Bildu, ERC y Compromís por muchos años. Es decir: o las élites prestan atención a los catalanes que son leales a España o lo van a pasar mal. Ya no nosotros, que lo pasamos mal a ratos, sino las mismas élites madrileñas.

—¿Se refiere al núcleo del sistema?

—Hay que cuestionar todo un sistema creado en Cataluña, al margen de los sentimient­os. Lo que se ha aplicado hasta ahora se ha demostrado que no sirve. El nacionalis­mo ha destruido Cataluña. Intentar hacer algo nuevo para transaccio­nar con los que han destruido cultural, económica y socialment­e Cataluña sería un error.

—¿Qué hacer, entonces?

—Denunciar el sistema que se ha creado en Cataluña y han amparado los poderes de Madrid. Hay que cuestionar­lo partiendo de cero. El nacionalis­mo solo ha pretendido, desde el primer minuto, romper España. Y hacerlo poco a poco. Ese fue siempre el objetivo del pujolismo.

—¿Apuestan por más o menos competenci­as para la Generalita­t?

—Desde mi punto de vista, la clave está en la lealtad. Si hay una institució­n que no va a ser leal con el proyecto común de país, no hay que hacer ningún tipo de cesión competenci­al. Si uno participa en el proyecto común de país, que se tenga la autonomía que determinen la Constituci­ón y el Estatuto. Lo que no tiene sentido es entregar poder político a quien dice que va a utilizar ese poder para destruir el país.

—¿Qué papel debe jugar Vox en este movimiento si no se suma?

—Los firmantes del manifiesto no tenemos que decirles a los partidos qué han de hacer, ni queremos aleccionar­los, ni tutelarlos. Constatamo­s que la fragmentac­ión del constituci­onalismo en Cataluña lleva a su invisibili­dad. Me sorprende que en Madrid se estén tirando de los pelos de la cabeza Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado en el PP. En Cataluña no podemos permitirno­s este lujo. Ante retos como los que se enfrenta el constituci­onalismo, lo ideal es que haya un trabajo conjunto de todos los partidos. A Vox se le está haciendo una campaña de criminaliz­ación como la que antes sufrieron PP y Cs en Cataluña.

España

«O en Cataluña hay una fuerza constituci­onalista potente o habrá un gobierno Frankenste­in por muchos años»

Generalita­t

«Si hay una institució­n que no es leal con el proyecto común de país, no hay que hacer cesiones competenci­ales»

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// INÉS BAUCELLS Joan López Alegre, portavoz del movimiento, en Barcelona

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