«Es incomprensible creer que la centralidad está en el nacionalismo»
▶ Llamada de alerta de los firmantes del manifiesto, que pide confluir a la derecha constitucionalista
En los próximos días se conocerá un manifiesto que aboga por la unidad del constitucionalismo en Cataluña para vencer en las urnas al independentismo y al populismo en el conjunto de España. Joan López Alegre (Vilasar de Mar, 1968) es el portavoz del grupo de intelectuales y personalidades de la sociedad civil catalana que suscriben el texto, entre ellos, como avanzó ABC, Valentí Puig y Ferran Toutain. Para este diario, López Alegre desgrana los motivos que justifican este movimiento político y el análisis de la situación en Cataluña.
—¿Cuál es el objetivo del manifiesto?
—Tomar conciencia de que la infrarrepresentación de los ciudadanos catalanes no independentistas tiene un coste político, económico y social. En Cataluña, el hecho de que en centenares de ayuntamientos no haya representación del constitucionalismo implica la desaparición de España. En las últimas elecciones al Parlamento de Cataluña el constitucionalismo retrocedió en un 50 por ciento de escaños. El constitucionalismo es poco relevante en el Parlamento catalán. Y en el Congreso, el hecho de que en tres de las cuatro provincias catalanas el constitucionalismo no tenga representación implica que 250.000 votos de no independentistas se van a la basura al no obtener un solo diputado. Así, el cambio en España es imposible.
—¿Por qué?
—Le doy un dato. La diferencia entre los partidos que apoyan a Pedro Sánchez, el famoso pacto Frankenstein, y los partidos de la oposición es de 40 escaños. La diferencia en Cataluña es de 36 diputados. Para que haya un cambio político en España y para lo fundamental, es decir, que el Gobierno de España no dependa de los partidos que tienen como objetivo la destrucción del país, es imprescindible que el constitucionalismo tenga presencia en Cataluña.
De esta manera, se evitaría, primero, que los que quieren destruir el país controlen al Gobierno de ese país que quieren destruir; segundo, para evitar tener una institución del Estado, como es la Generalitat de Cataluña, desleal con el propio Estado; y tercero, para evitar que los partidos nacionales pacten con fuerzas que tienen por objetivo la destrucción de la nación. Hay que evitar que los ciudadanos no independentistas del País Vasco o Cataluña sean la moneda de cambio, como vienen siendo hasta ahora.
—¿Qué papel puede jugar el PSC?
—Hubo un momento en el que el PSC parecía que iba a tomar el camino del constitucionalismo. Pero los dirigentes del PSC se han plegado a los designios del independentismo y se han vendido a cambio del poder en La Moncloa. Esta semana, Salvador Illa se ha ofrecido a Pere Aragonès para aprobar los presupuestos de la Generalitat si la CUP le deja tirado. En 2017, el PSC dio la sensación de que tomaba la senda del constitucionalismo. Illa fue a la manifestación del 8 de octubre en Vía Layetana de Barcelona. Pero luego, nada. Los votantes no son independentistas, pero la dirección coquetea con el nacionalismo. Espero que el manifiesto sirva, también, para explicarle a los votantes del PSC que comparten el 99% de los principios, valores y sentimientos de los que votan a las opciones constitucionalistas. Pero votando al PSC se contribuye a que a sus votantes se les llame ñordos y colonos. El PSC es muy importante para la reversión política.
—¿Qué proponen, entonces: regionalismo, catalanismo, nacionalismo…?
—Se parte de una idea errónea. En mi opinión, es incomprensible que se crea que la centralidad política en Cataluña está en acercarse al nacionalismo. Es un error. Un error que se lo creen en Madrid. Uno de los aspectos más importantes del manifiesto es que las élites políticas, económicas y culturales de Madrid vean que no se arregla nada riendo las gracias de Laura Borràs o Aragonès y menospreciando a los catalanes que nos quejamos del nacionalismo. Es más, ciertas élites madrileñas han acabado por comprar que los no independentistas son unos inadaptados. El objetivo no es crear un nuevo partido catalanista que intente compadrear. Para eso está el PDECat y todo lo que le rodea.
—¿Tiene una derivada nacional?
—Claro. En Madrid deberían ser conscientes de que o en Cataluña hay una fuerza política constitucionalista potente o se van a tragar un Gobierno Frankenstein con Podemos, Bildu, ERC y Compromís por muchos años. Es decir: o las élites prestan atención a los catalanes que son leales a España o lo van a pasar mal. Ya no nosotros, que lo pasamos mal a ratos, sino las mismas élites madrileñas.
—¿Se refiere al núcleo del sistema?
—Hay que cuestionar todo un sistema creado en Cataluña, al margen de los sentimientos. Lo que se ha aplicado hasta ahora se ha demostrado que no sirve. El nacionalismo ha destruido Cataluña. Intentar hacer algo nuevo para transaccionar con los que han destruido cultural, económica y socialmente Cataluña sería un error.
—¿Qué hacer, entonces?
—Denunciar el sistema que se ha creado en Cataluña y han amparado los poderes de Madrid. Hay que cuestionarlo partiendo de cero. El nacionalismo solo ha pretendido, desde el primer minuto, romper España. Y hacerlo poco a poco. Ese fue siempre el objetivo del pujolismo.
—¿Apuestan por más o menos competencias para la Generalitat?
—Desde mi punto de vista, la clave está en la lealtad. Si hay una institución que no va a ser leal con el proyecto común de país, no hay que hacer ningún tipo de cesión competencial. Si uno participa en el proyecto común de país, que se tenga la autonomía que determinen la Constitución y el Estatuto. Lo que no tiene sentido es entregar poder político a quien dice que va a utilizar ese poder para destruir el país.
—¿Qué papel debe jugar Vox en este movimiento si no se suma?
—Los firmantes del manifiesto no tenemos que decirles a los partidos qué han de hacer, ni queremos aleccionarlos, ni tutelarlos. Constatamos que la fragmentación del constitucionalismo en Cataluña lleva a su invisibilidad. Me sorprende que en Madrid se estén tirando de los pelos de la cabeza Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado en el PP. En Cataluña no podemos permitirnos este lujo. Ante retos como los que se enfrenta el constitucionalismo, lo ideal es que haya un trabajo conjunto de todos los partidos. A Vox se le está haciendo una campaña de criminalización como la que antes sufrieron PP y Cs en Cataluña.
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«O en Cataluña hay una fuerza constitucionalista potente o habrá un gobierno Frankenstein por muchos años»
Generalitat
«Si hay una institución que no es leal con el proyecto común de país, no hay que hacer cesiones competenciales»