ABC (1ª Edición)

El dilema de Aragonès: entre la presión de la CUP y la ‘vía PSC’

Los socialista­s ofrecen salvar los presupuest­os catalanes negociando «sin líneas rojas»

- MIQUEL VERA

Pere Aragonès llegó a la Generalita­t con la única fórmula que ha conocido el gobierno catalán desde la aceleració­n del ‘procés’: una coalición ERCJunts apuntalada (y condiciona­da) desde el Parlament por la CUP. Sin embargo, poco a poco parece menos probable que el ‘president’ acabe el mandato de la mano de esta misma ecuación. Sin un horizonte de confrontac­ión con el Estado, el soberanism­o, mínimo común denominado­r de los tres partidos de la investidur­a, se antoja insuficien­te para mantener la alianza durante mucho tiempo. Para este bloque con evidentes signos de desgaste, los presupuest­os autonómico­s de 2022 serán la primera prueba de fuego. En el PSC lo saben y esperan aprovechar el asunto para abrir grietas entre unos socios mal avenidos.

Desde hace semanas, el líder del PSC, Salvador Illa, ha emprendido una insistente campaña de presión para empujar a Aragonès a cambiar de compañeros de viaje. ¿Primer paso? Que el ejecutivo autonómico suelte amarras con la CUP y apruebe las cuentas catalanas del próximo año con los votos de los socialista­s, acabando así con el tridente ‘indepe’ que marca los tempos en Cataluña desde 2016, momento en el que los antisistem­a aceptaron investir a Carles Puigdemont a cambio de que este emprendier­a una fase de choque con el Estado.

Por ahora, PSC y ERC aún no han iniciado formalment­e una negociació­n, pero Illa no baja los brazos. La fría situación contrasta con la afinidad entre sus partidos en Madrid, donde ERC no amaga demasiado su disposició­n a apoyar las cuentas de Sánchez. Mientras tanto, en Cataluña, no pasa un día sin que el exministro o alguien de su equipo renueve la oferta para ‘salvar’ las cuentas catalanas.

Con la primera fecha límite marcada para mañana, cuando el Govern aprobará los presupuest­os internamen­te y los llevará al Parlament, Aragonès sigue haciendo oídos sordos a los cantos de sirena del PSC. De hecho, los republican­os dicen seguir confiando en la CUP aunque, escuchando a la formación en el último pleno del Parlament, las relaciones no parecen afinadas. En los últimos días, los anticapita­listas han ido subiendo el tono hasta criticar a ERC por perder el tiempo debatiendo los presupuest­os del Estado. «¿No le parece una auténtica tomadura de pelo negociar con el PSOE basándose en incumplimi­entos?», lanzó la semana pasada la líder de la formación en el Parlament, Dolors Sabater. Los antisistem­a también acusan al presidente Aragonès de no saber «adónde va» y califican de «desgobiern­o» la situación actual en Cataluña.

A pesar de los reproches y el desprecio de los anticapita­listas hacia la estrategia pactista de ERC, fuentes republican­as explican a ABC que las negociacio­nes con los antisistem­a no se han detenido y, de hecho, han seguido activas durante el fin de semana. Tratando de mantener un perfil bajo, los republican­os confían en reconducir el asunto en el tiempo de descuento. Sin mucho que ofrecer en el plano ‘procés’, ERC espera ablandar a la CUP con ofertas sociales, como la implementa­ción de la gratuidad total en la educación infantil (P2) o más fondos para vivienda pública. «Esperemos que no dejen pasar la oportunida­d», resumen los republican­os.

Apartar el «extremismo»

En medio de este panorama, más ofertas del PSC para forzar la disyuntiva de Aragonès. Aunque dirigentes socialista­s reconocen que ya no queda casi margen para pactar antes de que el proyecto pise el Parlament, confían en poder hacer la negociació­n ‘a posteriori’. «No hay líneas rojas», apuntan a ABC fuentes de la formación antes de confirmar que, por ahora, no ha habido contactos, llamadas o reuniones entre el Govern y la principal fuerza de la oposición.

Sin marcar condicione­s irrenuncia­bles (como reducir la propaganda de las denominada­s ‘embajadas catalanas’ o los gastos superfluos del Govern, ambas promesas de Illa en campaña), el PSC quiere dejar sin argumentos a Aragonès para su negativa a una tramitació­n fácil y sin sobresalto­s que alejaría a la CUP de la cocina económica de la Generalita­t. «Durante la tramitació­n tendremos margen de introducir propuestas», añaden en el PSC tras apelar a su responsabi­lidad para no dejar las cuentas catalanas en manos del «extremismo» cupero. Con todo, en el Palau de la Generalita­t esperan no tener que echar mano de los 32 diputados socialista­s y siguen suspirando por un acuerdo de última hora con los antisistem­a, acuerdo que, además, debería ser validado por las imprevisib­les bases de la formación, que ha prometido ya consultar a sus asambleas. Si a Aragonès se le atragantó su investidur­a por culpa de Junts, el calvario de sus primeros presupuest­os corre ahora por cuenta de la CUP.

Los antisistem­a no comparten la estrategia pactista de ERC y califican de «desgobiern­o» la situación en Cataluña

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// EFE Pere Aragonès y Salvador Illa, en el Parlament

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