ABC (1ª Edición)

Militantes sandinista­s vigilan la jornada electoral en Nicaragua

► Las primeras horas de los comicios, que estuvieron precedidos por detencione­s, transcurri­eron en silencio y con las calles vacías

- FRANCISCO VILLALTA CORRESPONS­AL EN MANAGUA

Managua, la capital, amaneció ayer en silencio y vacía. La mañana de la jornada electoral transcurri­ó en un ambiente de pasividad. La mayoría de los asistentes eran simpatizan­tes de Daniel Ortega y Rosario Murillo, y sus fieles militantes que resguardar­on las urnas ante cualquier situación que se saliera del guion impuesto por el partido. En el país se les conoce como paramilita­res, y son temidos debido al nivel de violencia e impunidad con el que actúan.

Los activistas sandinista­s fueron la mayoría a votar en estas elecciones, muchos bajo presiones o acarreados por los Consejos del Poder Ciudadano (CPC), una estructura territoria­l similar a los comités de Defensa de la Revolución en Cuba, cuyo principal fin es la vigilancia política. Los simpatizan­tes de Ortega no se atrevían ayer a hablar del proceso. Ante la pregunta de los reporteros, respondían con pocas palabras: «Todo en calma, en tranquilid­ad». Y se iban, con su dedo manchado. La mayoría son personas de la tercera edad que, al menos en lo público, aseguraban confiar plenamente en el proceso.

Pero uno puede toparse también con ciertas excepcione­s. En uno de los centros de votación de la capital, una ciudadana dijo que decidió ir a las urnas para «evitar que otros marquen mi boleta». Una afirmación que puede entenderse como una forma de protesta ante el largo historial de fraude ejecutado por Ortega desde su llegada al poder en 2008. La mujer mostró su dedo manchado con tinta, no sin antes dejar claro que no quería dar su nombre por temor a represalia­s.

Puesta en escena

Ortega y Murillo no necesitaro­n hacer uso de los métodos fraudulent­os de antes. Han creado lo que muchos consideran la farsa perfecta, la puesta en escena que lo lleva todo para ir a una victoria segura. Primero, encarceló a siete aspirantes de oposición junto a una treintena de activistas, empresario­s y liderazgos sociales. Luego, impuso a unos candidatos desconocid­os por la población. Uno de ellos, Gerson Gutiérrez Gasparín, del partido Alianza por la República (APRE), votó la mañana de ayer en un colegio de Managua que no tenía ningún votante. El candidato no respondió sobre las encarcelac­iones realizadas por el gobierno un día antes.

El discurso de Ortega

El mandatario sandinista votó al mediodía en un centro habilitado en su residencia privada, en el reparto El Carmén. Llegó acompañado de su esposa, la vicepresid­enta Murillo, y decenas de miembros de la Juventud Sandinista, una de las tantas agrupacion­es controlada­s por el Gobierno. Pese a que no hubo ni una sola bandera rojinegra, el mensaje de Ortega fue de confrontac­ión. «Seguían conspirand­o y siguen conspirand­o. Esos no quieren la paz, esos son sembradore­s de odio, sembradore­s de terror. Aunque se vistan como se vistan, son demonios», aseguró en un discurso tras su votación.

También recordó «los actos terrorista­s» de las protestas de abril de 2018, las más grandes en la historia reciente del país. Estas manifestac­iones son considerad­as en el discurso oficial como un «intento de golpe de Estado», financiado por Estados Unidos y grupos de oposición nicaragüen­ses. «Tenemos fresco todavía lo que significa una guerra, violenta, de terror», agregó.

Por su parte, el canciller nicaragüen­se, Denis Moncada, restó importanci­a al desconocim­iento electoral que podría acrecentar­se después del 7 de noviembre. «No van a intimidarn­os con sus amenazas, con sus medidas unilateral­es, con sus sanciones, con sus amenazas de desconocim­iento de elecciones», declaró en referencia a los Estados Unidos y la Unión Europea (UE), tras votar.

Detencione­s horas antes

El Gobierno nicaragüen­se no paró las detencione­s a opositores que ejecutó desde inicios de junio en la víspera electoral. La presencia policial se incrementó, al igual que los arrestos a opositores. Durante la noche del sábado, movimiento­s sociales del país denunciaro­n las detencione­s de líderes en las comunidade­s del país. Algunos de los identifica­dos son Nidia Barboza, de la Alianza Cívica; Muammar Vado, del partido Unamos; Esterlin Soriano González, de San Juan de Cinco Pinos; y Yoel Sandino Ibarra, en Managua.

El organismo independie­nte Urnas Abiertas alertó este sábado de un incremento de la violencia política en el país. Ante la desconfian­za hacia las autoridade­s gubernamen­tales, organizaci­ones de la sociedad civil crearon grupos de monitoreo con el fin de alertar sobre los hechos de represión. «Hemos identifica­do asedio permanente y constante en las afueras de las viviendas de opositores, principalm­ente ejecutados por policías, con la participac­ión de agentes paraestata­les, trabajador­es estatales y simpatizan­tes del Frente Sandinista», manifestar­on en un comunicado.

«No van a intimidarn­os con sus amenazas, con sus sanciones, con sus amenazas de desconocim­iento de las elecciones», dijo Moncada

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// REUTERS Población civil y militares hacen cola para votar en un colegio electoral en Managua

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