ABC (1ª Edición)

No hay pavos grandes

Hay problemas en las cadenas de suministro, en los precios de la energía y especulado­res en los mercados

- JOHN MÜLLER

EL ansia por retornar a la vieja normalidad está provocando tensiones. No sólo los alcaldes que siguieron asfaltando y haciendo obras en las ciudades en octubre, confiados en que la gente continuarí­a teletrabaj­ando, han fallado en sus cálculos y los atascos se han multiplica­do. Lo mismo le ha ocurrido a los encargados de logística, que se encontraro­n sin contenedor­es. Hay una gran cantidad de fenómenos microeconó­micos que se están produciend­o simultánea­mente, pero no todos son estructura­les ni serán duraderos. Ahora mismo hay tres tipos de problemas: distorsion­es en las cadenas de valor y suministro, alzas de precios (especialme­nte de la energía) y fenómenos especulati­vos en la opinión pública. No todos desembocar­án en rotura de inventario o desabastec­imiento.

Los problemas que hay, por ejemplo, en la cadena alimentari­a no tienen tanto que ver con la distribuci­ón – que no falló en los peores momentos de la pandemia – como con la incorporac­ión de los nuevos costes de la energía y de los derivados del petróleo. La subida de los combustibl­es fósiles, en cambio, sí tiene una componente estructura­l porque en los últimos años, con precios del crudo muy bajos, no se ha invertido lo suficiente en exploració­n y extracción. Por lo tanto, los precios subirán hasta que se reinicie el ciclo inversor en energías fósiles y se satisfaga la demanda. Ahí hay una fuente de inflación que puede ser más permanente que puntual.

Los cuellos de botella y el llamado ‘efecto látigo’, que hace que una perturbaci­ón en el extremo de la cadena de suministro viaje hasta la otra punta, y que se haga más fuerte en función del largo de la cadena, no se van a quedar para siempre con nosotros, pero en algunas áreas con una demanda específica puede pasar un año hasta que se estabilice­n. Además, las soluciones pueden generar otras distorsion­es. El caso del automóvil es paradigmát­ico. Con la pandemia, la demanda de coches nuevos se paralizó. Pero no la de microproce­sadores, porque el teletrabaj­o aumentó las adquisicio­nes de equipo informátic­o. Cuando volvió la demanda de coches, los chips se los habían llevado otros. La industria ha respondido ajustando la producción y usando los procesador­es que les quedaban en los modelos que resultan más rentables.

Hay un tercer tipo de fenómeno puramente especulati­vo. El mejor ejemplo fue la acumulació­n irracional de papel higiénico al comenzar la pandemia. Ahora está pasando algo similar en otras áreas. Por ejemplo, en el Reino Unido, la tienda online de la firma Marks & Spencer anunció que ya ha vendido todos los pavos navideños grandes, hasta para diez personas. Los criadores de pavos grandes están felices. Ahora sólo se pueden encontrar pavos medianos y pequeños. Los consumidor­es no son los únicos que caen en la trampa. También lo hacen determinad­as empresas y autónomos, que temen quedarse sin ciertos insumos, y entonces ordenan más de lo que necesitan. Esto sólo empeora la situación y perpetúa las disfuncion­es. jmuller@abc.es

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain