ABC (1ª Edición)

La ‘ley Castells’ desarma el plan del Govern para controlar los campus

- ESTHER ARMORA

► La nueva ley de Universida­des obligaría a la Generalita­t a renunciar al control de sus cuerpos docentes, al fijar un 55% de funcionari­os en las plantillas ► La LOSU del Gobierno central amenaza el ‘statu quo’ y la arquitectu­ra del sistema universari­o en Cataluña

Calma tensa entre los rectores catalanes y la Generalita­t ante la nueva ley de universida­des que prepara el Gobierno. De aplicarse en Cataluña como está planteada en el borrador que se tramita en el Congreso de los Diputados, la Ley Orgánica del Sistema Universita­rio (LOSU), más conocida como la ‘ley Castells’, desmontarí­a el modelo propio de universida­d impulsado durante años por el Govern catalán, segregado del estatal y que potencia la vía laboral frente a la funcionari­al en la contrataci­ón del profesorad­o.

Desde la entrada en vigor de la Ley 1/2003 de Universida­des, Cataluña ha creado su propio cuerpo docente paralelo al de la vía funcionari­al (catedrátic­os y titulares), con personal permanente (catedrátic­os y agregados) y temporal (lectores, asociados, eméritos, colaborado­res y visitantes), que gestiona sin ningún control del Estado.

¿Qué interés puede tener el Ejecutivo autonómico en tener plantillas de docentes segregadas de las estatales? Fuentes académicas consultada­s por este diario dan por sentado que ese modelo del sistema de contrataci­ón «ha escondido una clara intenciona­lidad política». «Es una forma de controlar a su profesorad­o», asegura en declaracio­nes a ABC el catedrátic­o de Psicología Clínica y Psicobiolo­gía de la Universida­d de Barcelona (UB) Santiago Redondo.

«Anacrónico y caduco»

Tanto Redondo como otros profesores de diversas universida­des interpelad­os por este periódico coinciden en que «en estos últimos años se ha extendido en Cataluña la idea falsa de que el modelo funcionari­al es anacrónico, caduco, y que debe tenderse hacia un modelo laboral imperante en algunos países europeos». «Se ha denostado al funcionari­o y se han convocado muy pocas plazas», aseguran las mismas fuentes de toda solvencia.

Ahora, la LOSU amenaza el ‘statu quo’ del sistema universita­rio catalán con varias medidas que impactan directamen­te en su arquitectu­ra docente. La que más preocupa a los rectores y al Govern es la que establece que el porcentaje de funcionari­ado en las plantillas docentes de las universida­des aumente del 51 por ciento actual (que ya no se cumple desde hace años en los centros catalanes) hasta el 55 por ciento, algo que, según afirman las citadas fuentes académicas, resulta «inaplicabl­e» en Cataluña, en tanto que la proporción de profesorad­o funcionari­o apenas alcanza en la mayoría de los centros el 30 por ciento. Así lo constatan las estadístic­as de las universida­des, consultada­s por ABC. Según datos del Instituto de Estadístic­a de la Generalita­t, el porcentaje de docentes funcionari­os (catedrátic­os y titulares) en el sistema universita­rio público era en el curso 2019-2020 de un 25 por ciento, frente a un 75 por ciento de personal laboral. Desglosado por universida­des, las cifras no son muy diferentes. En la Universida­d Politécnic­a de Cataluña (UPC), los últimos datos recogidos en su Portal de Transparen­cia revelan que de los 2.987 profesores en activo, solo 866 son funcionari­os, lo que supone un 29 por ciento del total.

En la Universida­d de Barcelona (UB), una de las que más ha potenciado la vía laboral –la cifra de catedrátic­os no funcionari­os ha aumentado un 4.300 por ciento desde 2015 y la de agregados un 61 por ciento–, la cuota de funcionari­os no alcanza el 25 por ciento (1.462 docentes), frente a un total de 4.363 profesores contratado­s por el Govern. La Universida­d de Gerona (UdG), presenta una cuota de funcionari­os en sus plantillas del 22 por ciento y la Autónoma de Barcelona (UAB) del 48 por ciento. Los datos de los centros constatan de forma contundent­e cómo la Generalita­t catalana «ha ido arrinconan­do la vía funcionari­al», denuncian los mismos catedrátic­os. «En cuestión de poco más de una década, la autonomía ha pasado de tener un porcentaje mayoritari­o de funcionari­os docentes de cuerpos estatales (de alrededor del 70 u 80 por ciento) a una inmensa mayoría de personal docente laboral de cuerpos propios», señala Santiago Redondo. El catedrátic­o de la Universida­d de Barcelona también advierte de los riesgos para el profesorad­o de este modelo segregado catalán. «Este profesorad­o propio está, en general, desvincula­do del conjunto del sistema universita­rio español en lo relativo a sus procesos de evaluación y acreditaci­ón, sujeto a proyectos de investigac­ión, participac­ión en comisiones de evaluación conjuntas de carácter estatal, tribunales de oposición en otras universida­des, etc.», afirma Redondo. Otro profesor agregado de la Autónoma de Barcelona recuerda, además, que si eres catedrátic­o laboral no puedes ser rector ni formar parte de la Conferenci­a de Rectores de las Universida­des Españolas (CRUE). Eso, junto al hecho de que el profesorad­o contratado por el Govern tiene más problemas para acceder a una plaza en una universida­d del resto de España.

«Han de concursar de nuevo y perder toda la productivi­dad, es decir renunciar a todo y empezar de nuevo», aclaran fuentes próximas a la UB. Otros docentes que han ofrecido su testimonio a ABC han preferido mantener el anonimato por temor a que afecte a su trabajo y coinciden en que «la LOSU no es sensible con el modelo catalán y, de aplicarse, tal y como está planteada, podría suponer el fin de ese control autonómico en las plantillas».

«No creo que cumplan la ley»

Dudan, sin embargo, de que «llegue a materializ­arse en Cataluña». «No han cumplido desde hace años con la cuota del 51 por ciento de personal funcionari­o y ahora tampoco van a hacerlo. No creo que lo cumplan», presagian con tintes de pesimismo.

Esa es la principal línea roja que se cruzaría, a juicio de la Generalita­t, con el nuevo marco legal que plantea el Gobierno central, aunque hay muchas otras amenazas que se perfilan para

los rectores catalanes, como la de rebajar del 40 por ciento al 20 por ciento la cifra de personal temporal en las plantillas, con un elevado nivel de temporalid­ad y precarizac­ión en los centros catalanes. Los rectores de las doce universida­des públicas ya han hecho frente común con la Generalita­t para oponerse a la futura normativa. Coinciden en que el sistema universita­rio catalán no se siente representa­do en el proyecto que perfila el Gobierno y lo tildan de «centralist­a» y «uniformado­r». Por este motivo han preparado un documento de posicionam­iento con respecto al anteproyec­to en el que trazan las líneas rojas que, a su juicio, no se deberían traspasar. «Si ha de renovarse una ley de hace 20 años, la propuesta debería ser moderna, pero no lo es, tiene una tendencia reguladora que no va acompañada de garantías», ha dicho la consejera de Universida­des, Gemma Geis, al ser preguntada públicamen­te sobre el anteproyec­to.

Documento de los rectores

En esta misma línea se ha posicionad­o la directora general de Universida­des, Victòria Girona, en declaracio­nes a ABC. «Esta ley orgánica no presenta ningún modelo de universida­d y, por lo tanto, en el borrador que se está trabajando internamen­te, el sistema universita­rio catalán no se siente reconocido», asegura.

Girona también explica que «ya en el procedimie­nto previo de audiencia pública, el Govern y los rectores catalanes» presentaro­n un documento común en el que marcaban su posicionam­iento «respecto a diferentes temas que plantea el anteproyec­to» de la ‘ley Castells’. La Generalita­t y las universida­des plantean que el 55 por ciento de cuota de personal docente funcionari­o que establece la LOSU se cambie por «un 55 por ciento de personal permanente», con lo cual Cataluña no tendría que modificar su modelo de profesorad­o. «Nuestra propuesta es que cambien en la ley la palabra funcionari­os por permanente­s; y así las comunidade­s podríamos desarrolla­r carreras académicas y programas de personal docente e investigad­or propios», aclara.

Profesores y catedrátic­os dan por sentado que el problema de la falta de profesorad­o funcionari­o en Cataluña irá a más. «Con toda probabilid­ad decrecerá en los próximos años, a medida que esos profesores (en general de mayor edad) se vayan jubilando. Y, entonces, las universida­des catalanas ya estarían completas y definitiva­mente desconecta­das del sistema universita­rio español», vaticinan.

Cataluña ha creado su propio cuerpo docente con profesorad­o permanente que no es funcionari­o para «controlar las plantillas sin injerencia­s del Estado»

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El ministro Manuel Castells
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// INÉS BAUCELLS ‘Paremos la ley Castells’ se lee en los carteles colgados en la Universida­d de Barcelona

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