ABC (1ª Edición)

El Sevilla somete a un gris Betis

Un golazo de Acuña y un tanto en propia puerta de Bellerín provocan un justo triunfo del equipo de Julen Lopetegui

- IVÁN MARTÍN

El Sevilla venció con autoridad en el gran derbi tras arrollar a un gris Betis que, pese a jugar en su feudo, el Benito Villamarín, se vio superado en todo momento por su vecino. Una temprana expulsión de Guido y los goles de Acuña y Bellerín (en propia puerta) propiciaro­n el triunfo visitante.

El derbi de la capital del mediodía, como el ilustre Manuel Chaves Nogales llamaba a su tierra, volvió a representa­r a la perfección la liturgia y la personalid­ad de una ciudad milenaria donde el fútbol sin pasión carece de sentido. De antemano, el encuentro aseguraba emociones fuertes y, desde el inicio del choque hubo nervios, ocasiones en ambas metas, entradas duras, protestas y expulsione­s; todo lo que el consumidor podía reclamar. Porque como ya sabemos, un Betis-Sevilla es mucho más que un partido de fútbol; son varios meses de superiorid­ad sobre el prójimo a orillas del Guadalquiv­ir.

El Betis llegaba al encuentro tras cinco derbis consecutiv­os sin vencer. Obviamente, era una losa, un pensamient­o que invitaba al temor y encogía algunas piernas. Con tales antecedent­es, pese al gran juego mostrado durante la temporada, los de Pellegrini saltaron al Villamarín tensos, imprecisos en el pase y sueltos en el arte de la estocada. Guido Carrillo fue el máximo exponente de

Con 0-0 en el marcador, la expulsión de Guido Carrillo por doble amarilla al filo del descanso acabó condiciona­ndo el partido

este último aspecto e, inevitable­mente, fue expulsado en el minuto 44 después de una clara doble amarilla. Pero antes de la roja del argentino, el Sevilla ya se había hecho con el control del partido. La calma de Jordán y la magia de Ocampos, un dolor de muelas para Bellerín durante toda la noche, dominaban tiránicame­nte la bola, aunque las ocasiones sevillista­s en el primer tiempo se pudieron contar con cuentagota­s (Bravo repelió con acierto un centro envenenado de Ocampos y un remate errado en boca de gol de un impreciso Mir).

Los béticos, heridos, eran incapaces de escapar de la agresiva presión propuesta por Lopetegui y, por ende, no veían la forma de encontrar a sus ángeles de la guarda, Fekir y Canales. Sin embargo, en un destello de luz en el Villamarín,

Guido, antes de cruzar las piernas a Rafa Mir y ver la segunda amarilla, dejó solo mediante un bello pase entre líneas a Bellerín, que batió por bajo a Bono. Pero, tras dos segundos de euforia llegó la decepción y el tanto no pasó el filtro del VAR. Tras la excentrici­dad de Guido, la diferencia entre ambos creció aún más. El Sevilla, oliendo la sangre, embotelló a un Betis que, maniatado, no pudo mantener su meta a cero. Así, Acuña, un lateral que emociona en Nervión, aprovechó un pase atrás de Ocampos para fusilar desde la frontal la escuadra derecha de Bravo (minuto 54). Ya en el 80, un centro de Montiel rebotó en Bellerín y se coló en la meta de Bravo para firmar el definitivo 0-2, una distancia insalvable para un Betis triste, abatido y con diez.

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// MANUEL GÓMEZ Lucas Ocampos encarando a la defensa del Betis

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