ABC (1ª Edición)

El título se empaña para Hamilton

Verstappen vence en México con el codo en la ventanilla y ya tiene 19 puntos de ventaja a cuatro carreras de la conclusión. Sainz, sexto, y Alonso, noveno

- JOSÉ CARLOS CARABIAS

La corona de los dioses se empieza a difuminar para Hamilton. El octavo título, más que nadie en la historia, más que Michael Schumacher, se ve desde lejos en la óptica del británico, que no puede con Verstappen. El holandés ganó en México con el codo en la ventanilla, sin oposición, y ya tiene 19 puntos de ventaja a falta de cuatro carreras para el final. Carlos Sainz terminó sexto y Fernando Alonso, noveno.

Los pilotos ensayan sus reflejos justo cinco minutos antes de salir al coliseo. Pierre Gasly, el francés de AlphaTauri, recoge pelotas de tenis al vuelo que deja caer su preparador. La bola apenas baja porque el galo la caza como guepardo en plenitud. Es el momento de máxima tensión, en el que muchas veces se resuelven carreras. Toda la pasión de México, su garantía de éxito como organizado­r y sede de referencia en la Fórmula 1, se concentra en la salida de su gran premio. Como tantas veces, todo se juega en ese instante supremo en el que entran en acción las variantes técnicas para manejar el coche, el tiempo de reacción, el instinto del piloto y el arrojo para lanzarse al vacío.

Todas esas cualidades se reúnen en

Verstappen, y su Red Bull, capaz de generar contenidos ‘premium’ en cualquier situación. De Bottas, el que sorprendió a todos agenciándo­se la pole en el Autódromo Hermanos Rodríguez, siempre se puede esperar que decepcione. También lo hace en México D. F. En vez de cerrar la embestida por el exterior del enemigo de su equipo y de él mismo, Verstappen, protege su posición frente a Hamilton, al que cualquiera puede entender que sería el primer beneficiad­o de un desliz. Verstappen hace un salida colosal, se cuela por fuera ante la arrancada de los dos Mercedes, tres coches en paralelo buscando la primera curva, y se hace con el liderato al frenar un siglo más tarde que Bottas y Hamilton. El finlandés hace un trompo, se queda último y arruina su carrera, una más, con el coche de seguridad en liza.

«Van muy rápidos»

El segundo elemento que distingue la tarde mexicana es el comentario de Hamilton a su ingeniero, el célebre Bono. «Estos tíos van muy rápidos», declara por radio. La realidad parece validar esa visión pesimista. Verstappen se escapa (siete segundos en F1 son un mundo) y no hay manera de sujetarle para el siete veces campeón; mientras ‘Checo’ Pérez se acerca a su posición apenas se han celebrado trece vueltas (dos segundos).

Carlos Sainz tiene una salida comprometi­da, pero rápidament­e recupera terreno y se ubica en el lugar que parece su destino en una tarde más bien monótona. Sexto, sin opción a más porque en el duelo entre Ferraris con Leclerc, el muro rojo le dice que ni lo sueñe. Ni aunque cambiasen posición para perseguir a Gasly.

Alonso salía duodécimo después de no pasar el sábado de la Q1, y en la vuelta trece ya está décimo, peleando la posición en la zona central, otra vez magnífico el asturiano, usando la experienci­a para interpreta­r como se debe la carrera y la velocidad de su coche respecto al resto.

A Verstappen no le inquieta nada, él no comete errores y el Red Bull vuela con el motor Honda que hace unos años no servía para nada. A Hamilton le preparan un sándwich y Sergio Pérez le atosiga en las últimas vueltas, a menos de un segundo, con el DRS, con la hinchada de su parte. Salva los muebles el inglés, experto y concienzud­o en su conducción, la vuelta rápida para Bottas (un punto menos para el holandés), pero parece que inevitable subcampeón este año.

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// REUTERS Max Verstappen, apoyado en el Red Bull antes de tomar la salida en el Gran Premio de México

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