ABC (1ª Edición)

Ciudadanos pierde la mitad de sus afiliados desde la debacle del 10-N

▶ Inés Arrimadas heredó 165 diputados autonómico­s de Albert Rivera y ahora solo dispone de 96

- JUAN CASILLAS

«Dos años muy difíciles, tremendame­nte intensos». Así, sin parches, definen en Ciudadanos (Cs) el convulso periodo vivido desde la fatídica noche electoral del 10-N del año 2019. El descenso a los infiernos de Albert Rivera, quien en apenas siete meses pasó de su mejor a su peor resultado; de rozar con la punta de los dedos su ansiado ‘sorpasso’ al PP, a caer en la irrelevanc­ia política como sexta fuerza.

A partir de entonces, la dirección nacional de Cs, presidida desde marzo de 2020 por Inés Arrimadas tras arrasar en las primarias, ha luchado por la superviven­cia del partido. Este año, la fallida moción de censura en la Región de Murcia fue la gota que precipitó una cascada de desercione­s en la mayor crisis interna que se recuerda desde el salto de Cs a la esfera estatal.

Más allá de las abruptas salidas mediáticas y de las rebeliones territoria­les en Cs, que ha visto mermada su fortaleza institucio­nal con la pérdida de dos de sus cuatro gobiernos autonómico­s, un dato es significat­ivo: desde aquella debacle en las urnas, de la que hoy se cumplen dos años, el partido ha perdido al menos la mitad de sus afiliados. El récord de militantes coincidió con el mes de las elecciones en las que Cs logró 57 diputados en el Congreso.

Entonces, eran 33.938 los afiliados del partido. Una cifra que fue descendien­do paulatinam­ente, mientras Rivera se resistía a intentar un pacto de 180 escaños con el PSOE.

En noviembre de 2019, los militantes de Cs habían descendido ya a 28.015. Pero la verdadera sangría se ha producido con Arrimadas ya en el poder. Ahora mismo, según ha podido saber ABC de fuentes solventes, la cifra de afiliados supera por escaso margen los 14.000. Una cantidad de la que incluso dudan voces críticas, que creen que el dato real es todavía peor.

Rivera dimitió el 11 de noviembre de 2019, cuando Cs contaba con 165 diputados autonómico­s. Ahora apenas dispone de 96. En el Comité Permanente de Arrimadas distinguen las ‘pérdidas limpias’ –los treinta escaños de Cataluña o los veintiséis que desapareci­eron de la Comunidad de Madrid– de quienes abandonan sus filas ‘con el acta bajo el brazo’. De estos últimos hay catorce diputados autonómico­s, a los que hay que añadir uno nacional (Pau Cambronero), dos senadores (Emilio Argüeso y Ruth Goñi) y el presidente de Melilla, Eduardo de Castro. «La indignidad no es perder un escaño; es mantenerlo a cualquier precio», dijo Arrimadas el viernes en los desayunos de ‘El Periódico de Extremadur­a’. En las encuestas, Cs bordea el extraparla­mentarismo con uno o dos diputados en el Congreso.

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