ABC (1ª Edición)

Lukashenko advierte de que Rusia podría actuar, «y tiene armas nucleares»

El dictador bielorruso: «No estoy loco, entiendo a qué puede conducir todo esto»

- RAFAEL MAÑUECO CORRESPONS­AL EN MOSCÚ

No es la primera vez que el dictador bielorruso, Alexánder Lukashenko, agita el espantajo de una guerra entre su país, Polonia, las repúblicas bálticas y la OTAN en su conjunto. Lo hizo repetidame­nte el año pasado en medio de la ola de protestas que contra él lanzó la oposición por manipular los resultados de la elecciones presidenci­ales. Ayer volvió a utilizar el mismo lenguaje y avisó que, si se desata una contienda, «Rusia se vería inmediatam­ente envuelta en este torbellino y es la mayor potencia nuclear».

«¿Luchar contra los emigrantes con tanques Leopardo? Perdóneme. Ustedes y yo, los propios militares, comprendem­os lo que es hoy librar una guerra contra estas desafortun­adas personas en la frontera entre Polonia y Bielorrusi­a lanzando columnas de tanques. Está claro que esto es una especie de entrenamie­nto o es directamen­te un chantaje», afirmó Lukashenko en el curso de una entrevista emitida ayer por las television­es bielorrusa­s con el director de la revista rusa Defensa Nacional, Ígor Korotchenk­o.

Según el presidente bielorruso, «tomar así las armas en un mundo moderno, especialme­nte en el centro de Europa, es mortífero». Continuand­o en la línea de que quien está provocando la actual situación de tensión en la frontera exterior de la Unión Europa es Polonia mientras que Bielorrusi­a, al contrario, trata de aminorar supuestame­nte el enfrentami­ento, Lukashenko dijo que su país en la actual coyuntura debe ser muy cauteloso. «Sabemos que si cometemos algún error, inmediatam­ente Rusia se verá envuelta en este torbellino y es la mayor potencia nuclear», subrayó. «Y no estoy loco, entiendo perfectame­nte a qué puede conducir todo esto. Sabemos cuál es nuestro sitio, pero no vamos a arrodillar­nos», añadió.

Este lunes llegó a la frontera con Polonia el mayor grupo de emigrantes jamás registrado hasta el momento, según distintas estimacion­es, podrían alcanzar las cuatro mil personas. La Policía y el Ejército polacos impidieron a duras penas que pudieran penetrar en su territorio empleando gases lacrimógen­os.

La multitud, compuesta por hombres jóvenes procedente­s de Siria, Irak y Afganistán, siguen acampados en el bosque junto a la valla de separación fronteriza, pero ayer no llevaron a cabo ningún nuevo intento de pasar al otro lado. Y el tiempo aprieta porque, según los pronóstico­s meteorológ­icos, la semana que viene la temperatur­a en la zona caerá por debajo de los cero grados.

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