ABC (1ª Edición)

La promesa que no puede tumbar el volcán

El monumento a la Virgen de Fátima permanece intacto sobre las coladas del volcán de San Juan, en la zona de exclusión de Las Manchas, e inasequibl­e ante su segunda erupción

- LAURA BAUTISTA CIUDAD

Un fuerte temblor, un crujido y una pregunta que resonaba de boca en boca: «¿Dónde ha sido?». Los primeros segundos tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja el 19 de septiembre a las 15.12 horas estuvieron envueltos en confusión y caos, con todos los ojos clavados en la gran columna de ceniza que se abrió en la montaña. ¿La referencia? «A solo unos metros del monumento a la Virgen de Fátima», en Cabeza La Vaca, se coreó entonces.

Antes de conocer con seguridad el punto exacto donde se abrió la tierra, el lugar más repetido fue el nombre de este monumento, un púlpito construido sobre el malpaís del volcán de San Juan de 1949, que fue fruto de una promesa y que, a pesar de estar desde hace más de 45 días a pocos metros del volcán, no hay lava que lo tumbe.

El párroco de los años 40, el padre Blas Santos Pérez, y los vecinos de Las Manchas asustados ante la furia del volcán de San Juan, pidieron auxilio a la Virgen de Fátima para que la lava no llegara a la ermita de San Nicolás ni atravesara la zona más poblada. Y así fue.

La colada se desvió en un punto concreto y sin motivo, y allí mismo, en 1951, comenzaron las obras del monumento que tras un parón de unos años finalmente se inauguró en el año 1960.

Sobre las coladas del volcán y en el punto donde se desvió la colada, «en el lugar donde quedó un solo pino al lado de la lava» –según narran las crónicas de la época– fue erigido el monumento que alberga una Virgen de Fátima tallada en granito blanco de dos metros de altura que custodia el valle de Aridane. En Las Manchas todos saben de ella: la Virgen que resistió al volcán, y por eso cuando estalló

la tierra en Cabeza La Vaca a ella se encomendar­on los vecinos.

Resilienci­a y fe

Rodeada de metros de ceniza, sigue inamovible contemplan­do un valle de Aridane que no se parece al de aquel 19 de septiembre, pero que no ha podido con esta promesa del pueblo a su virgen, que se mantiene intacta frente a la lava, ceniza y terremotos. Los fotógrafos de la compañía I Love the World dieron fe de ello al acceder recienteme­nte a la zona evacuada y pudieron comprobar que el monumento sigue en pie. Al publicar la foto, la isla se ‘cayó’ por el aluvión de comentario­s: «Sigue protegiend­o a La Palma como la dejé», comenta una usuaria residente en la zona.

Los palmeros ven en esta figura un símbolo de resilienci­a ante las adversidad­es. Los bomberos de La Palma también accedieron a la zona y quisieron cumplir con otra promesa más: la de una vecina de Las Manchas que les pidió que dejasen una flor a Fátima para que pare la erupción.

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// I LOVE THE WORLD El monumento a la Virgen de Fátima, figura de esperanza para los palmeros frente a las adversidad­es

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