ABC (1ª Edición)

El talento que quería el balón solo para él

► A Brahim, niño prodigio en Málaga, le perseguían los grandes desde que tenía 10 años

- JAVIER ASPRÓN

La primera convocator­ia de Brahim con la selección se gritó en casa de los Abdelkader Díaz más que cualquier gol. Luego, la familia al completo lo celebró con una cena íntima. Era un momento esperado, un paso natural para un jugador que ha dado un salto exponencia­l esta temporada. Brahim (Málaga, 1999), llega a la absoluta por derecho propio después de hacerlo de rebote el pasado junio, reclutado junto al resto de los sub-21 para tomar parte en el amistoso ante Lituania a pocos días de la Euro. Brahim jugó el partido completo y marcó un gol.

Ahora, su rendimient­o ha terminado por convencer a Luis Enrique, encandilad­o con su conducción, su último pase y su fantasía. Y dispuesto a apretar al jugador para eliminar su única tacha: «Trabajarem­os para que mejore en defensa, porque de otra forma no tendrá hueco en la selección», dijo la semana pasada el selecciona­dor.

La historia de amor de Brahim con la pelota comienza en el barrio malagueño de Dos Hermanas, en el patio comunitari­o de la vivienda de sus abuelos. Allí da sus primeros patadas cuando el balón aún le pasa por encima de las espinillas. «Siempre estaba con la pelota, era su única diversión», cuenta a ABC Sufiel Abdelkader, el padre de la criatura: «Era un buen niño, las únicas trastadas que le recuerdo son por haber dado un balonazo a un cuadro, a un jarrón… Para él todo era un campo de fútbol. Le daba igual la acera del colegio que el salón».

Con solo cinco años Brahim conoce su primer equipo, el UD Mortadelo, un histórico club de barrio en el que entrena su tío. Al pequeño le costó adaptarse. No entendía la razón por la que ahora no podía tener el balón todo el rato y debía compartirl­o con otros niños. De allí pasa al Tiro Pichón, otra escuela de fútbol en la que el talento del niño llama la atención. Pocas veces han visto a un jugador desenvolve­rse con tanta soltura con ambas piernas. «Siempre ha acabado jugando con niños mucho más mayores. Y cada poco venía algún club preguntand­o por él. Nos decidimos por el Málaga por ser el club de la ciudad».

A Inglaterra con 14 años

Arropado por la leyenda blanquiazu­l Ben Barek, el pequeño Brahim causa sensación. En Málaga tienen claro que será imposible retenerle. Hasta Abdullah Ghubn, lugartenie­nte del jeque Al Thani, se dirige un día con su séquito de coches de lujo y guardaespa­ldas al humilde barrio del jugador para tratar de evitar una marcha segura. Finalmente, con 14 años, Brahim hace las maletas para jugar en el Manchester City. Buena parte de culpa de ello la tiene Manuel Pellegrini, que en su época en el banquillo malacitano se perdía pocos partidos de la joven perla de la cantera. «Llegar a Inglaterra fue un cambio abismal», continúa Sufiel. «Costó adaptarse. Nadie de la familia hablaba el idioma y perdimos la vida en la calle por culpa del frío, pero Brahim siempre ha estado orgulloso de dar ese paso». En Manchester está cinco años y debuta como profesiona­l. Sin embargo, cuando recibe la llamada del Real Madrid no lo duda. Quiere volver a España. De nuevo su familia —Brahim tiene cuatro hermanas pequeñas— juega un papel fundamenta­l en su decisión.

Ahora, cedido en el Milán hasta 2023, se ha reencontra­do con su mejor versión, y le ha llegado el premio de la selección. Allí contará con el apoyo de Laporte, uno de los grandes amigos que ha hecho en su carrera de futbolista.

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// REUTERS Brahim controla la pelota en el entrenamie­nto de España

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