ABC (1ª Edición)

El peronismo sufre un duro revés en las legislativ­as en los principale­s distritos electorale­s

▶ El candidato de Macri en la provincia de Buenos Aires, Diego Santilli, se impuso con casi el 40% de los votos

- CARMEN DE CARLOS

El kirchneris­mo llegó a la puerta del cementerio en las urnas pero, todavía, no está muerto. Otro modo de decirlo, el cristinism­o está moribundo pero, como el Pescaílla en los buenos tiempos de Lola Flores, todavía mueve la cola. Las elecciones de medio término en Argentina, donde se renovaba la mitad del Congreso y un tercio del Senado, fueron un fracaso para el Gobierno de Alberto y Cristina Fernández. La corriente peronista, que surgió en mayo del 2003, perdió por más de ocho puntos en el recuento general, se despidió del control de la Cámara Alta, que preside la vicepresid­ente, aguantó con dificultad en diputados aunque perdió el quorum y sufrió derrotas en trece provincias. Entre estas, Buenos Aires, la más importante (del tamaño de Italia), Córdoba y Santa Fe. Traducido a efectos de gestión política, significa que quedan dos años de gobierno agónico de los Fernández y otro tanto –o más– de padecimien­tos judiciales para la mujer que más poder concentró en la historia de Argentina y que, en su línea, evitó arrimarse al escenario la noche electoral (dijo que por sugerencia médica) para quedar retratada junto a su delfín y jefe del Estado, como la madre del dragón de la derrota (se identifica con khaleesi de ‘Juego de tronos’). Dicho esto, el presidente hizo algo insólito, su reacción inmediata al escrutinio, fue pronunciar un discurso grabado en la Casa Rosada con anuncios donde daba por seguro un acuerdo con el FMI.

En trece de los 24 distritos electorale­s, finalmente, la coalición opositora de Juntos por el Cambio se impuso. Los números finales para el Congreso, arrojaron para el Gobierno, que conserva la primera minoría, 118 escaños (dos menos de los que tenía) y 116 para la oposición. En el Senado, el oficialism­o pasó de 41 a 35 bancas, algo sin precedente para el peronismo en 38 años de democracia. El cómputo en la provincia de Buenos Aires anunció que Juntos se impuso, con Diego Santilli, con cerca del 40% de los votos mientras la ultra K, Victoria Tolosa Paz (Frente de Todos) se quedó con algo más del 38,50. Avanza Libertad, del economista y ex candidato presidenci­al, José Luis Espert, obtuvo el 7,50%. En otro territorio emblemátic­o, la capital de Argentina, la exgobernad­ora María Eugenia Vidal (Juntos) logró el 47% de los votos y le sacó más de 23 puntos de ventaja a Daniel Santoro (Frente de Todos). La novedad fue que Javier Milei (La libertad avanza) se estrenó con el 17%.

A la vista de este escenario no hay error al afirmar que ‘Cristina’, en términos políticos (y en los otros) ya no es ‘Cristina’ y ‘Alberto’, sigue siendo el mismo desastre para administra­r un país y un éxito como ‘pianta votos’. La primera no logró remontar airosa el fracaso de las primarias de septiembre (aunque pudo ser mucho peor) y su ordeno y mando en la Cámara Alta llegó a su fin. El apellido del que huía en vida de Néstor Kirchner y que recuperó en la última etapa la viuda del expresiden­te, ahora sí, parece que empieza a formar parte del pasado. Su hijo Máximo, si el destino no cambia, no logrará erigirse como candidato presidenci­al en el 2023, su cuñada Alicia, gobernador­a del feudo patagónico de Santa Cruz, donde la dinastía gobernó más de 30 años, se hundió en las urnas con todo el peso de una historia de abusos de poder y enriquecim­iento impúdico.

El nuevo paisaje legislativ­o argentino abre una puerta, que ya estaba entornada, a la oposición para recuperar la Presidenci­a dentro de dos años. Juntos por el Cambio, la coalición de Mauricio Macri, presente en el ‘búnker’ electoral pero en silencio pese a la victoria, se frota las manos con el sueño de un ‘revival’ en la Casa Rosada. El problema es que aún no está claro quién será su candidato y los pulsos entre los aspirantes (con Macri expectante, de momento) podrían emular un choque de trenes como el del PP en Madrid. Patricia Bullrich (presidenta del Propuesta Republican­a, el PRO de Macri) sería, salvando las distancias y el espacio, la aspirante a Isabel Díaz Ayuso y Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires (entre alcalde y gobernador) el Almeida porteño pero, para competir por el triunfo mayor como Pablo Casado. «Sepan que no están solos, tenemos mucho por lo qué soñar», ánimo Rodríguez Larreta.

Los parecidos razonables con España no se terminan aquí. En estas elecciones legislativ­as irrumpió una tercera fuerza que ya empieza a martillar el avispero de la política. Más cerca de Podemos en las formas (términos y expresione­s de mal gusto idénticas), su afinidad de fondo y verdadera, es con VOX. Se trata de Avanza Libertad, el equipo de libertario­s que los economista­s Javier Milei y José Luis Espert han llevado al Congreso con cinco diputados. El primero sedujo a miles de jóvenes descontent­os, a los que el hartazgo les tiene con los bolsillos vacíos y la inflación por las nubes y a ese sector de la sociedad que reclama, sin ocultamien­tos, orden y defiende el liberalism­os sin medias tintas.

Máximo, el hijo de Cristina Fernández, no logrará imponerse como candidato presidenci­al en las elecciones de 2023

Una nueva batalla

El tablero legislativ­o que se construirá a partir del 10 de diciembre, fecha de la toma de posesión de los nuevos cargos, lo interpretó Alberto Fernández como una victoria. Insólita su declaració­n, como toda su gestión, hasta conminó a los suyos (en realidad los de ella, Cristina Fernández) a manifestar­se. «Llenemos la plaza de Mayo y celebremos el triunfo como correspond­e», dijo después del mensaje grabado y con más resultados oficiales en la palestra del búnker de Chacarita, barrio célebre por su cementerio. El motivo de su, entre comillas, alegría fue que, respecto a las PASO (Primarias Abiertas Simultánea­s y Obligatori­as) de septiembre del Frente de Todos había recuperado algo más de 3 puntos. La K, en Argentina, dejó la madrugada del domingo de ser lo que era. Aún así, como peronistas de raza, los Kirchner darán la batalla para reescribir nuevos capítulos de una serie que, difícilmen­te, tendrá otras entregas de éxito.

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// ABC Miembros de Juntos por el Cambio, con Macri en el centro, detrás, celebran haber ganado en los principale­s distritos

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