El taxista que evitó una matanza en la mayor maternidad británica
▶ El conductor, aclamado como un héroe, dejó encerrado al terrorista de Liverpool en el coche
La explosión de un taxi el domingo a las afueras del Hospital de Mujeres de Liverpool, la maternidad más grande del Reino Unido y donde nacen al día unos 25 bebés, fue calificado ayer por las autoridades británicas como un ataque terrorista. La ministra del Interior, Priti Patel, informó además de que se ha elevado el nivel de alerta terrorista en territorio británico de ‘importante’ a ‘grave’, el segundo más alto, que significa que otro ataque es «muy probable», sobre todo al producirse solo un mes después del asesinato a puñaladas a manos de un islamista del parlamentario conservador David Amess.
Hasta el momento, cuatro hombres de 20, 21, 26 y 29 años han sido detenidos por su relación con la explosión del domingo, en la que murió el pasajero del taxi, un supuesto terrorista suicida, que según explicó a la prensa el jefe de Policía Antiterrorista del Noroeste, Russ Jackson, al parecer «había fabricado un artefacto explosivo casero». Según detalló Jackson, el conductor de Delta Taxis, que resultó herido aunque su vida no corre peligro, «recogió a un pasajero en Rutland Avenue, cerca de Sefton Park» y el pasajero pidió «que lo llevara al Hospital de Mujeres de Liverpool, que estaba a unos diez minutos». Una vez frente al centro hospitalario, se produjo «una explosión desde el interior del automóvil» que provocó que este quedara «envuelto en llamas rápidamente». «Sorprendentemente, el taxista escapó. Ha sido tratado por las heridas que sufrió y ahora ha sido dado de alta del hospital», dijo el jefe policial.
Investigaciones
En ese momento, a poca distancia, se celebraba en la catedral anglicana un acto del Remembrance Day (Día del Recuerdo), en el que se rinde homenaje a los caídos en las dos guerras mundiales. Según Jackson, no se ha podido establecer aún una conexión entre el ataque y este evento, aunque esa línea de investigación está abierta, así como la que apunta a que el objetivo del terrorista sería activar la bomba en el hospital. «Nuestras investigaciones continuarán buscando entender cómo se construyó el dispositivo, la motivación del incidente y saber si alguien más estuvo involucrado», dijo Jackson, que advirtió de que «es un recordatorio de que la amenaza del terrorismo sigue siendo significativa en el Reino Unido».
El conductor del taxi, identificado como Dave Perry, de 45 años y padre de dos hijos, ha sido calificado como un «héroe», ya que según las primeras pesquisas fue capaz de dejar encerrado en la parte trasera del coche al suicida, tras percatarse de que actuaba de forma sospechosa. La Policía identificó ayer al terrorista como Emad Al Swealmeen, de 32 años, «conectado con las direcciones de la avenida Rutland y la calle Sutcliffe donde siguen los registros». Previamente, la prensa local apuntaba que era de Oriente Próximo y que las autoridades no lo tenían bajo vigilancia.
El primer ministro, Boris Johnson, elogió la «valentía» de Perry, mientras que Jenny Phillips, un amigo del taxista, aseveró que «David salvó muchas vidas a riesgo de su propia vida, incluida la de los bebés», que acaban de llegar «a este mundo». «David salvó a su ciudad», afirmó. La alcaldesa, Joanne Anderson, declaró a la BBC que «el taxista, en un heroico esfuerzo, logró evitar lo que podría haber sido un desastre absolutamente terrible en el hospital», y la esposa del conductor, Rachel Perry, considera «un milagro» que su marido escapara con vida del estallido, que ocurrió cuando él aún se hallaba en el vehículo. La mujer puntualizó que su pareja está ya en casa, «bien, pero está extremadamente dolorido» y «tratando de procesar lo que sucedió».