ABC (1ª Edición)

Escrivá y sindicatos pactan sin CEOE subir 0,6 puntos las cotizacion­es

▶ Tras el plantón de la patronal, el Gobierno aumenta la carga empresaria­l: asumirán el 80% del esfuerzo para sostener las pensiones ▶ Se aplicará durante un periodo de diez años a partir de 2023 y se abre la puerta a nuevas subidas

- SUSANA ALCELAY / MARÍA CUESTA

El ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, logró cerrar ayer uno de los asuntos más espinosos de la primera parte de la reforma de pensiones: el Mecanismo de Equidad Intergener­acional (MEI) y lo hizo con el rotundo rechazo de los empresario­s, que quedan así al margen de una subida de impuestos al empleo que soportarán en su mayor parte.

Escrivá cerró el pacto con los sindicatos solo unas horas después de que la patronal rechazara por unanimidad un aumento de las cotizacion­es, que posteriorm­ente, con las centrales, se endurecerí­a para las empresas. El esquema pactado con UGT y CC.OO. para sostener las pensiones supone un alza de la cotización del 0,6% a partir de 2023 y durante un periodo de diez años y de ese porcentaje 0,5% lo pagarán las empresas y un 0,1% los trabajador­es. El MEI inicialmen­te presentado a los agentes sociales cargaba una décima menos a las empresas y una más a los trabajador­es.

El nuevo esquema que saca adelante el ministro refleja que esta cotización adicional se acumulará en la llamada ‘hucha de las pensiones’, el fondo de reserva, que funcionará como un ‘colchón’ de ingresos para afrontar el reto del retiro de los ‘baby boomers’. El plan de Escrivá es conseguir en diez años un colchón de unos 26.000 millones con el que volver a llenar la ‘hucha’, el equivalent­e a unos dos meses del pago de pensiones.

La idea del titular de Seguridad Social es que estos ingresos extra actúen como “válvula de seguridad” del sistema a partir de 2033, en el caso de que haya un desvío de la previsión de gasto en pensiones para 2050. En el caso de que no se diera una desviación de la senda de gasto previsto, no se aplicará ninguna medida y se planteará la utilizació­n de los recursos del fondo de reserva para reducir las cotizacion­es sociales o mejorar la cuantía de las pensiones.

Según el acuerdo con los sindicatos, si a partir de 2033 se apreciara en los informes de envejecimi­ento (Ageing Report) de la Comisión Europea una desviación de la previsión de gasto en pensiones a 2050 respecto al informe de 2024 (que se usará como referencia), se utilizará el citado fondo, con un límite de disposició­n anual del 0,2% del PIB. Y si la disposició­n de activos del fondo no fuera suficiente, el Gobierno negociará con los interlocut­ores sociales para su elevación al Pacto de Toledo, «una propuesta que, de forma equilibrad­a, se dirija bien a reducir el porcentaje de gasto en pensiones en términos de PIB, bien a incrementa­r el tipo de cotización u otras fórmulas alternativ­as para aumentar los ingresos», según detalló ayer Seguridad Social.

Los sindicatos mostraron su satisfacci­ón por el acuerdo alcanzado con el Gobierno y por el hecho de que no habrá recortes futuros, solo aumento de ingresos. Las empresas, sin embargo, ya alertan de daños para el empleo y aseguran que el nuevo mecanismo no servirá. «La equidad no se ve por ningún sitio y mucho menos intergener­a

cional. Se busca terminolog­ía muy rebuscada para terminar como siempre, subiendo cotizacion­es, dijo ayer Lorenzo Amor, presidente de ATA en Twitter.

Los empresario­s se han desmarcado del ministro y le han negado su apoyo en uno de los elementos clave de la reforma de las pensiones. Así quedó patente ayer en una reunión de la comisión ejecutiva de la CEOE, en la por unanimidad en se rechazó la nueva herramient­a. En un comunicado, los empresario­s aseguraron que la propuesta de «insuficien­te, no garantiza el equilibrio del sistema y que necesitará medidas adicionale­s en el futuro para asegurar su sostenibil­idad».

Tanto la CEOE como Cepyme remarcaron además que aumentar las cotizacion­es sociales y hacer que la mayor carga recaiga sobre las empresas «tiene efectos negativos sobre el empleo y va en dirección contraria a lo que necesita el sistema público de pensiones». Los empresario­s cargan además las tintas contra la propuesta del Ejecutivo que, dicen, «tiene poco de intergener­acional ya que carga todos los esfuerzos sobre los trabajador­es actuales y futuros, especialme­nte sobre los jóvenes».

Ahora, el Gobierno debe introducir el nuevo mecanismo vía enmienda en la tramitació­n parlamenta­ria de la primera parte de la reforma que ya está en el Congreso. Aunque los grupos parlamenta­rios no se han posicionad­o aún formalment­e, en la última comparecen­cia del ministro ya se evidenció que este camino tampoco será sencillo. Más aún cuando la medida también ha levantado ampollas en el mundo académico, donde los expertos consultado­s consideran la medida insuficien­te para hacer frente al incremento de gasto que afrontará el sistema, además de perjudicia­l para el empleo. En cualquier caso, España deberá reportar a Bruselas sobre los efectos del nuevo mecanismo de equidad y enviar a la Comisión evaluacion­es concretas sobre su puesta en marcha.

Tras sellar el pacto, Escrivá explicó ante los medios de comunicaci­ón que se trata de una «cotización muy pequeña». «Para una pensión con una base de cotización de 2.000 euros, no llegaría a 12 euros», argumentó. Además, se mostró sorprendid­o de no haber podido llegar a un acuerdo con la CEOE y dijo que de la patronal «no hemos recibido ninguna propuesta».

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// EP Marcha de pensionist­as para protestar por los recortes y decir no a la ley Escrivá, el pasado día 13

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