ABC (1ª Edición)

Omella pide perdón por «la incoherenc­ia y división» de los obispos

▶ Afirma que estas actitudes «contribuye­n a la falta de confianza» de la sociedad en la Iglesia

- LAURA DANIELE

Consciente de que la Iglesia católica pierde terreno en la vida pública, el presidente de la Conferenci­a Episcopal Española (CEE), el cardenal Juan José Omella, entonó ayer el ‘mea culpa’ y atribuyó ese retroceso a «las inconsiste­ncias internas» de la propia institució­n y también de los cristianos.

En su mensaje de bienvenida a la Asamblea Plenaria, el prelado pidió «perdón» por «las incoherenc­ias, las divisiones y la falta de testimonio, que contribuye­n, no sin escándalo, a la desafecció­n y a la falta de confianza» de la sociedad en «la jerarquía y en la propia Iglesia». «A pesar de nuestras infidelida­des –añadió–, el Espíritu Santo continúa actuando. Con Él no tememos afrontar temas como la falta de fe y la corrupción dentro de la Iglesia que nos duelen muy de veras y pedimos perdón a Dios, a las víctimas y a la sociedad, a la par que trabajamos por su erradicaci­ón y prevención».

Abusos sexuales

Sin mencionar explícitam­ente ningún caso de corrupción concreto, el mensaje del cardenal Omella llega a una reunión episcopal en la que se volverá a tratar el tema de los abusos sexuales a menores por parte del clero. Según el orden del día, los prelados evaluarán el funcionami­ento de las oficinas diocesanas creadas por iniciativa del Papa Francisco para recibir las denuncias y atender a las víctimas.

La reunión se produce además en medio de una gran presión social por la presentaci­ón en Francia del ‘informe Sauvé’ y por el anuncio de la Conferenci­a Episcopal portuguesa de la creación de una comisión independie­nte de investigac­ión que abordará los abusos entre el clero luso en el último medio siglo. Aunque están divididos, se espera que los obispos españoles se pronuncien sobre la posibilida­d de emprender una revisión histórica de los casos de abusos producidos en España desde la década de los 60, como piden las víctimas.

Durante su mensaje, el cardenal también se refirió a las dificultad­es económicas y sociales que la pandemia ha acarreado a miles de familias.

Entre «los que están sufriendo o van a sufrir en sus carnes la dureza de esta crisis», el cardenal mencionó a las personas sin hogar y los 11 millones de españoles que, según el último informe de Cáritas, se encuentran en situación de exclusión social. Tras la enumeració­n, el presidente del Episcopado se centró especialme­nte en los jóvenes. «Los jóvenes están perdiendo su entusiasmo ante los elevados índices de desempleo juvenil, la inestabili­dad provocada por las falta de un contrato fijo y unos sueldos muy bajos que les impiden el acceso a una vivienda, con unos precios desorbitad­os. Todo ello les imposibili­ta la emancipaci­ón, así como asumir con normalidad compromiso­s a largo alcance mirar al futuro con esperanza», apuntó.

Frente a todas estas realidades, que la pandemia, sin duda, ha empeorado, el presidente del Episcopado hizo un llamamient­o a toda la Iglesia a «colaborar más activament­e con las institucio­nes políticas y civiles para hacer posible este necesario cambio que haga posible salir mejor de la crisis que estamos padeciendo». Como ejemplo, el cardenal subrayó la importanci­a de que «los ministerio­s de Trabajo y Educación, las patronales empresaria­les, los sindicatos, las institucio­nes educativas y la propia Iglesia trabajen unidos y cooperen activament­e para potenciar la Formación Profesiona­l». «En este ámbito, la Iglesia puede ofrecer su gran experienci­a demostrada durante decenios formando profesiona­lmente a millares de jóvenes», afirmó el prelado, quien urgió a «apartar las ideologías y caminar juntos para hacer frente al reto del paro juvenil».

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DE SAN BERNARDO Cardenal Omella//

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