ABC (1ª Edición)

España ya tiene los cimientos

▶ La selección de Luis Enrique encuentra una base con jugadores que parecen intocables y se despierta una corriente positiva en torno al equipo

- ENRIQUE YUNTA

Seguirán desfilando por Las Rozas rostros semidescon­ocidos para el gran público y habrá sorpresas inesperada­s, nadie mejor que Luis Enrique para descolocar al personal, pero se puede decir, casi asegurar, que España ya tiene base, una base sólida que convierte a la selección en lo más parecido a un equipo. Se insiste continuame­nte desde el vestuario en ese concepto, la unidad por bandera, y es la principal obsesión del técnico, quien siempre quiso darle una identidad a España con una plantilla más o menos estable. Está claro, en casi todos los casos, que quien no brilla se queda fuera, pero si mañana empezase el Mundial se podría acertar con la lista o al menos acercarse mucho. La competenci­a es feroz y hasta 41 futbolista­s han colaborado en esta agónica fase de clasificac­ión, pero siempre hay unos fijos que repiten y que no se caerán del tren salvo contratiem­po inesperado.

Hace tiempo que se enterró el debate de la portería, fijísimos Unai Simón, David de Gea y Robert Sánchez. Simón es titular indiscutib­le, 20 partidos lleva ya del tirón, y desde 1997 no tenía España un portero que jugase todo un año seguido. En defensa, también parece todo más o menos claro: Carvajal y Azpilicuet­a son los dueños del costado derecho y Gayà y Alba se rotan en la izquierda, con Marcos Alonso como única duda por su buen estreno con la absoluta en la final a cuatro de la Nations League, si bien no le ha dado para repetir en esta convocator­ia. Laporte, Eric García y Pau Torres repiten siempre como centrales y también se asienta Iñigo Martínez.

De siempre, en España han salido muchísimos centrocamp­istas y ahora hay abundancia, pero Luis Enrique, si se atiende a sus convocator­ias, tiene sus intocables: Busquets y Rodri son los pivotes, Koke y Pedri se han ganado el pan y la irrupción de Gavi, cuyo encuentro ante Suecia volvió a ser estupenda, ha sido una bendición. Marcos Llorente, con su polivalenc­ia, también parece fijo y hay una larga lista de jugadores que pelean por hacerse un hueco: Mikel Merino, Carlos Soler, Brais…

Ferran Torres, por sus goles y por todo lo que aporta desde la banda o incluso como nueve, siempre acude a la llamada a filas y también son fijos Dani Olmo, Sarabia y Morata, rehabilita­do con un gol que se recordará siempre en esa tendencia periodísti­ca a rescatar historias del pasado cuando España se vuelva a ver contra las cuerdas en el futuro durante una fase de clasificac­ión. Gerard Moreno, Raúl de Tomás, Fornals, Brahim, Yeremy Pino, Adama Traoré, Bryan Gil y alguno más deben ganarse su estatus, indiscutib­le Ansu Fati cuando esté en plenitud.

Son los cimientos de un equipo que ha despertado algo, un ligero cosquilleo en una afición que estaba dormida. La respuesta de Sevilla ha sido magnífica y, más allá de la justificad­a fiesta cuando se venció a Suecia por todo lo que implicaba, llamó la atención el cariño destinado a Luis Enrique antes de que empezara la final. El asturiano no desprende simpatía y tampoco pretende caer demasiado bien, pero desde la Federación creen que desde los medios se genera una imagen mucho de él más arisca que la real, pues reiteran que el afecto que se palpa por la calle o en cada viaje es total, va incluso a más. Su baile, poseído y líder de la jarana que se montó en La Cartuja durante la improvisad­a vuelta de honor, resume estupendam­ente la comunión que existió en la capital andaluza.

De fondo, muy de fondo, está el tema de su renovación, algo que siempre se ejecutaba de forma automática cuando el entrenador de turno lograba la clasificac­ión para la fase final de la Eurocopa o del Mundial. El contrato de Luis Enrique vence después de Catar y

él ha emplazado a la Federación a sentarse para entonces, no quiere perder ni un instante en ese asunto. Dice que la sintonía con Luis Rubiales es total y está muy feliz, pero el «ya hablaremos» despierta una pizca de inquietud en Las Rozas, convencido­s desde la zona noble de que es el hombre ideal para relanzar a España y devolverle a la élite. Miembros de la Federación, además, destacan que los buenos resultados hacen que se cotice aún más en el mercado y hasta hay quien sostiene que la emisión del documental ‘La fuerza del grupo’, rodado durante la Euro, podía ser hasta perjudicia­l para los intereses federativo­s porque se iba a ver, según esas voces, lo buen entrenador que es, lo que trabaja, y el buen ambiente que genera.

De momento, y aunque el equipo va dando algún que otro bandazo con partidos muy buenos (principalm­ente contra las grandes) con otros de bostezo y sopor (ante rivales de menor entidad), la tendencia es positiva y sería absurdo restarle el mérito a Luis Enrique. España tuvo un 37,5% de cuota media y 6,5 millones de espectador­es en La1 durante el partido contra Suecia, más que los 6,4 millones de seguidores que tuvo en la final de la Nations League contra Francia (ahí, sin embargo, tuvo un 42,1% de cuota de pantalla).

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// EP Luis Enrique lidera la fiesta en el césped de La Cartuja

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