El ministro y el vaso de agua
José Luis Escrivá Ministro de Seguridad Social
Primero la solución era tener a la gente trabajando hasta los 75 años, ahora es subir las cotizaciones laborales. Resultado: no arregla el sistema y se carga el diálogo social
Explicar el nuevo estacazo en las cotizaciones laborales (más impuestos) es casi más difícil que saber en qué diantres pensaba Escrivá cuando echó el agua directamente en el hueco del atril reservado al vaso (sin que estuviera el vaso) y se quedó unos segundos meditando cómo iba a beber de allí. Además de arrasar en las redes sociales, el vídeo supone una metáfora de cómo afronta el Gobierno la salida de la crisis, la ‘fuerte recuperación’ en el argot sanchista, y las continuas desautorizaciones que dentro y fuera de España recibe el proyecto económico del Gobierno una vez que sus previsiones de crecimiento han quedado desguazadas. Ayer, Escrivá justificó el nuevo alza fiscal en que «el Estado de bienestar hay que pagarlo». Llegar a ministro para salir con esa obviedad prejuvenil. Naturalmente, o cómo cree que se ha venido pagando todo. La clave es que lo sensato es ajustar lo más posible los gastos a los ingresos, prescindir de lo superfluo o innecesario y no tener hábitos derrochadores, o de rico, cuando se está a la cuarta pregunta y no para chiringuitos inútiles, asesores a manta de Dios (Sánchez ha batido el récord nacional), paguillas juveniles ‘cazavotos’... Para salir del paso de la quiebra de la Seguridad Social se suben las cotizaciones, lo que no mejora la sostenibilidad del sistema y empeora la equidad entre generaciones. La alternativa que se le ha ocurrido al propio Escrivá es tener a la gente trabajando hasta los 75 años. Como quien va echando agua sin que haya vaso en el que beber.