La CUP pone en duda la viabilidad del Govern con su ‘no’ a las cuentas
▶ Mantienen abierta la vía de la negociación, pero dejan al PSC como única alternativa
Eulàlia Reguant, portavoz de la CUP, confirmó ayer los temores del Govern de Pere Aragonès. Las bases del partido no avalan la negociación presupuestaria que los antisistema han mantenido con ERC y Junts a lo largo de las últimas semanas, así que el ‘president’ deberá poner el contador a cero y reiniciar las conversaciones con sus socios, quienes, por ahora, tienen la intención de presentar una enmienda a la totalidad al proyecto de presupuestos elaborado por el Ejecutivo catalán.
La negativa ‘cupera’ –avalada por los menos de quinientos militantes que participaron en la consulta interna que montó la formación– certificó el fracaso de la estrategia que ha seguido hasta ahora el Govern con los anticapitalistas. Nada más conocer la decisión –ayer al mediodía–, Aragonès (ERC) se reunió de urgencia en el Palacio de la Generalitat con su vicepresidente, Jordi Puigneró (Junts), el consejero catalán de Economía y Hacienda, Jaume Giró (Junts), y con dirigentes de los dos partidos que forman el gobierno. ¿Su objetivo? Reflotar directamente la negociación, bajar al barro para remontar las relaciones con sus socios prioritarios para evitar tener que echar mano de los votos del PSC, que ayer volvió a ofrecerse como alternativa. De hecho, los socialistas son el único grupo que no presentará enmienda a la totalidad.
«Cataluña tendrá presupuestos y todavía estamos a tiempo para que sean con la CUP», prometió la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, tras la reunión semanal ordinaria, al tiempo que se llevaba a cabo la reunión de urgencia. Horas después, el presidente mantuvo otro encuentro con varios dirigentes de la CUP para conocer de primera mano sus exigencias y los motivos de su negativa. Este gesto supone un cambio de rasante con respecto a la estrategia seguida por ERC a lo largo de las últimas semanas, en las que optó por apartar al presidente de la negociación y dejarlo a un lado con un perfil calculadamente bajo.
Reguant: «Triple enmienda»
A partir de ahora, las fuerzas del Govern intentarán abrir una nueva fase para evitar que la CUP eche a perder el gran proyecto político de una legislatura que empezó con la investidura ‘in extremis’ de Aragonès hace ya siete meses. Para ello, deberán vencer las resistencias de los antisistema, que ayer acompañaron su decisión de rechazar las cuentas con una batería de reproches a ERC y Junts. «Es una triple enmienda a la relación normalizada con el Estado y el PSOE, al modelo social sociovergente y al ‘no giro’ a la izquierda», aseveró Reguant tras dar a conocer los resultados de la consulta ‘cupera’ (63 por ciento de la militancia a favor de la enmienda a la totalidad). Sin concretar sus exigencias, la CUP hizo piruetas dialécticas para equilibrar sus amenazas de romper la mayoría que sostiene hoy el Govern (los 65 diputados de ERC y Junts más los 9 de la CUP) con promesas de seguir negociando para desencallar la situación «hasta el último momento».
«Placeres masoquistas»
Mientras los secesionistas abrían la enésima crisis interna, la oposición lamentaba la precaria estabilidad que sustenta a día de hoy el ejecutivo. La portavoz del PSC, Alícia Romero, criticó el «mercadeo» con la CUP y reiteró su mano tendida para salvar las cuentas de Aragonès. «Si no recibimos una llamada para negociar, presentaremos una enmienda a la totalidad», afirmó por su parte Jéssica Albiach (comunes), quien hace solo unos días se mostró partidaria a negociar con ERC.
Por su parte, el líder del PP catalán, Alejandro Fernández, vaticinó en Twitter que la CUP acabará avalando las cuentas, pero antes humillará un poco más a los líderes de ERC y Junts. «Los placeres masoquistas que disfruten ERC y Junts con la CUP me importan poco, que acaben descartando los Juegos de Invierno, sí. Qué desastre», escribió. Desde Cs, Carlos Carrizosa aseguró que el PSC y la CUP se «pelean» por ser «la muleta de Aragonès»; mientras que Vox acusó a los antisistema de querer «jugar ‘in extremis’» con las cuentas del próximo año.