Varsovia repele otro ataque en su frontera con gas lacrimógeno
Policías polacos resultan heridos, uno grave, tras una violenta avalancha de inmigrantes desde Bielorrusia Lukashenko asegura que ha abierto con Merkel una vía de acuerdo de la que todavía no puede dar detalles
«Desafortunadamente, y como consecuencia de un ataque de varios individuos instigado desde el lado bielorruso, uno de nuestros agentes ha resultado gravemente herido, probablemente tiene rotos los huesos del cráneo», informaba ayer la Policía de Polonia. Los enfrentamientos habían tenido lugar horas antes, en las inmediaciones de Kuznica, donde «varios cientos de hombres jóvenes armados con granadas de humo, con las que habían sido equipadas por los servicios bielorrusos, se abalanzaron sobre la valla fronteriza mientras intentaban evitar ser interceptados por los agentes arrojándoles piedras».
El Ejército de Polonia, que mantiene el área fronteriza vigilada con cámaras de vídeo, difundió ayer imágenes en las que efectivamente se aprecian las nubes de humo y los incidentes, grabados a distancia. En un comunicado posterior, el ministro de Defensa polaco, Mariusz Blaszczak felicitó al Ejército y a los servicios de seguridad polacos por su «excelente cooperación», después de que los inmigrantes hubiesen sido disueltos con cañones de agua, gases lacrimógenos y granadas aturdidoras.
Este es solamente el último de los incidentes que se suceden en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, donde ayer fue enterrado en la mezquita de la localidad de Bohoniki el sirio de 19 años de edad y estudiante de Medicina Ahmad Hasan, ahogado en su intento de cruzar la frontera a nado a través del río Bug. Su familia siguió el funeral a través de videollamada desde Homs, gracias a la conexión que estableció el dirigente musulmán local, Maciej Szczesnowicz. Otro sirio que sobrevivió ha relatado a las autoridades polacas que la Policía fronteriza bielorrusa los forzó a lanzarse al río, a pesar de que varios de ellos advirtieron de que no sabían nadar.
Grupos de inmigrantes indocumentados, integrados por familias con niños pequeños y que hasta ahora esperaban en improvisados campamentos a lo largo de la frontera, comenzaron ayer a trasladarse al centro de acogida recién abierto en la región de Grodno, por orden expresa del presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, y en el primer movimiento autorizado por la Policía fronteriza bielorrusa, que hasta ahora solo permitía a los indocumentados avanzar hacia Polonia.
Lukashenko ordenó al gobernador de la región organizar una instalación capaz de acoger a unas 2.000 personas y ha sido habilitada una nave industrial muy cerca de la frontera con mantas, almohadas, toallas y artículos de higiene de primera necesidad, además de alimentos y agua. El asesor de Lukashenko Yuri Karáev garantizó que podrán permanecer en este centro hasta que se resuelva la situación.
Lukashenko da este primer paso después de la conversación telefónica de 50 minutos mantenida con la canciller alemana en funciones, Angela Merkel, tras la cual anunció que habían hablado de una vía de acuerdo de la que todavía no puede dar los detalles porque está dando tiempo a que Merkel comente lo hablado con sus socios europeos. Lukashenko informó en esa conversación de que desde el pasado verano repatrió a más de 5.000 inmigrantes a sus países de origen, rechazó estar detrás de una operación para desestabilizar la frontera y aseguró que «por mucho que alguien quiera llevar la escalada a una confrontación abierta, no podemos permitirlo». Lukashenko adelantó además que está esperando una segunda llamada de Merkel en la que confía en acordar una solución.
Críticas a la canciller
La canciller Merkel, por cierto, está siendo objeto de críticas por parte de los partidos que negocian la próxima coalición de gobierno alemana, que consideran inapropiada su iniciativa telefónica. El portavoz en materia de Exteriores de Los Verdes, Omid Nouripour, habló de una «señal devastadora» y recordó que la UE no reconoció la controvertida reelección de Lukashenko el año pasado. «Sin embargo, con su llamada telefónica, Merkel logró de facto este reconocimiento», lamentó. La UE no debe permitir que Lukashenko la chantajee, exigió Nouripour, aunque reconoció que lo prioritario ahora es «que esta gente no muera de frío en la frontera».
El futuro canciller, el socialdemócrata Olaf Scholz, se ha pronunciado a favor de sanciones «claras y duras» contra Lukashenko, un «dictador muy malo»
que «ha perdido toda legitimidad». También hubo «conmoción e indignación» entre los gobiernos de las vecinas Polonia, Letonia y Lituania, cuyos ministros de Exteriores estaban sentados junto al alemán Heiko Maas en Bruselas y no supieron nada de la llamada hasta después de producirse. Círculos diplomáticos polacos denuncian que se les ha informado «después de hechos consumados» de una «iniciativa francoalemana», aunque la Cancillería de Berlín insiste en que se trata de una «iniciativa de enfoque europeo» que «en ningún caso supone un reconocimiento al régimen de Lukashenko».
Por el momento, y a pesar de las trabas impuestas en muchos países de tránsito, los turoperadores de Irak siguen vendiendo paquetes de viaje ‘todo incluido’ para esta ruta, que permiten llegar en avión hasta Minsk con visado turista y que, una vez cruzada la frontera entre Bielorrusia y Polonia cada cual por su cuenta, ofrecen la recogida por automóviles de alquiler con chófer en el lado polaco que trasladan a los clientes en un último trayecto por carretera hasta Alemania. Los precios oscilan entre 3.000 y 25.000 euros por persona.
Desde que la semana pasada fueron eliminados los vuelos desde Bagdad, los traficantes de personas han establecido rutas alternativas a través de Rusia, Dubái, Doha y Ankara. «Si solamente hacen escala en Doha, ni siquiera necesitan visado turista para Qatar», informa Mera Jassem Bakr, investigador iraquí especializado en flujos migratorios.