Suspendido por causas legales el nuevo gasoducto ruso-alemán
▶ Duro revés para Moscú, que basa su influencia sobre Europa en la dependencia energética
Las obras del gigantesco gasoducto Nord Stream 2, propiedad de la rusa Gazprom y con una inversión de alrededor de 2.500 millones de dólares, en la que participan también varias empresas europeas, terminaron en septiembre. Desde entonces, las gigantescas tuberías que recorren 1.224 kilómetros por el fondo del mar Báltico hasta las costas del norte de Alemania siguen esperando la licencia necesaria para operar. Pero el regulador alemán Agencia Federal de Redes ha suspendido el proceso de certificación, necesario para que el proyecto obtenga la licencia, alegando que el operador no está legalmente constituido bajo legislación alemana, sino que tiene sede en Zug, Suiza, y está sujeto a otra legislación.
La decisión supone un duro revés para la estrategia rusa, que basa su influencia sobre Europa en la dependencia energética de los recursos rusos. Pero también es un duro golpe para los consumidores europeos, en un contexto de aumento de los precios del gas natural a las puertas de un crudo invierno. «Tras un exhaustivo análisis de la documentación, se concluye que solo sería posible certificar al operador si estuviera instituido bajo legislación alemana», explica el comunicado. La compañía «ha decidido no transformar su composición legal actual, sino encontrar una filial bajo ley alemana que administrará solamente la parte alemana del gasoducto», añade, «hasta que los principales activos y recursos humanos se hayan trasladado a la filial» no se completará la verificación de la información.
Escasez y aumento de precios
Alemania se resiste así a ceder a la presión del presidente ruso, Vladímir Putin, que mantiene el suministro de gas a Europa en los mínimos que exigen los contratos, generando así una situación de escasez y aumento de precios, y que había sugerido a principios de noviembre que Rusia podría aumentar con rapidez las reservas de gas natural en la UE en cuanto los reguladores alemanes permitiesen que comience a funcionar el flujo de Nord Stream 2. EE.UU., por su parte, se ha opuesto con firmeza durante años a la construcción de gasoducto y en julio llegó a un acuerdo con Alemania, aunque creó al figura de enviado especial de EE.UU. para Nord Stram 2, una especie de embajador con la misión de observar desde muy cerca el desarrollo del proyecto. El designado para el cargo fue Amos Hochstein, un acérrimo oponente del gasoducto que teme un aumento de la dependencia europea de Rusia. El anuncio de la Agencia Federal de Redes supone la paralización seguramente durante todo el invierno, dado que a partir de ahora el proceso deberá cumplir con estrictos plazos. Una vez Gazprom haya cumplido el requisito para reactivar el proceso, la ley estipula un período de cuatro meses para redactar una decisión. A continuación, debe enviarse esa decisión a la Comisión Europea para recibir comentarios.
Por el momento, no queda claro por qué la Agencia Federal de Redes no había informado a la compañía Gazprom desde el principio, al presentar la solicitud, que era necesario un formulario legal alemán presentado por un operador alemán. El anuncio se produce en un contexto en el que Alemania y la UE elevan la presión sobre Rusia debido a la crisis en la frontera entre Polonia y Bielorrusia. Y en todo caso, este no es el único obstáculo que todavía debe superar el proyecto.
El Tribunal Administrativo Superior de Greifswald está estudiando una demanda de la organización no gubernamental alemana Deutsche Umwelthilfe (Ref.: 5k588 / 20OVG) dirigida contra la Autoridad Minera de Stralsund, que aprobó la construcción y operación del gasoducto a principios de 2018, alegando daños medioambientales y protección climática. La organización ecologista se refiere a nuevos hallazgos que describen el gas natural como dañino para el clima, debido a las emisiones de metano durante su extracción y el transporte. Si los jueces admiten a trámite esta demanda y los constructores de gasoductos tuvieran que contabilizar todas las emisiones de la producción de gas natural, los permisos para otros proyectos de gasoductos también tendrían que renovarse.