Sanidad no logra seducir con su ‘semáforo Covid’ a las comunidades
► Los epidemiólogos consultados temen que los ciudadanos se confíen ante la laxitud de los baremos propuestos ► La incidencia sigue su tendencia al alza y escala seis puntos hasta los 88 casos por cada 100.000 habitantes
Cuando el pasado 27 de diciembre Araceli Hidalgo, de 96 años, se convirtió en la primera española en recibir la vacuna contra el coronavirus, comenzaba lo que se llamó «el principio del fin de la pandemia». O al menos la vida tal y como era hasta entonces. Ahora, casi once meses después, el 90,6% de los españoles mayores de 12 años –para quienes está autorizada de momento– ha recibido al menos una dosis de la misma, la incidencia acumulada a 14 días, que por aquel entonces se situaba en 255 casos por cada cien mil habitantes, ahora está en los 88, y las UCI que a finales de 2020 soportaban una ocupación por pacientes con Covid del 21,05%, ahora reportan una situación mejor, con las camas de pacientes críticos cubiertas al 4,68%.
Con estos datos sobre la mesa, la Ponencia de Alertas propuso el pasado lunes a la Comisión de Salud Pública una actualización del documento de Actuaciones de respuesta coordinada para el control de la transmisión de Covid-19, popularmente conocido como ‘semáforo Covid’. Este sirve para que las comunidades autónomas tomen decisiones sobre el control de la pandemia en base a unos parámetros homogéneos y unificados en todo el territorio español. El borrador propuesto, que seguirá en estudio por parte de los equipos de las comunidades tras no llegar a acuerdo ayer, establece nuevos umbrales para valorar la incidencia de la enfermedad, así como una flexibilización de las medidas no farmacológicas recomendadas, especialmente para los territorios que se encuentren en los niveles de alerta 1 y 2 (en una escala sobre 4).
De entrada, los presidentes autonómicos se mostraron divididos ante esta nueva modificación de criterios. El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, destacó que «no tiene ningún sentido» esta revisión. Según argumentó, «este documento no ha tenido nunca una visión de la realidad de dónde se mide el pulso de esta pandemia que, además de los contagios, es sobre todo con la respuesta asistencial», a lo que ahora hay que añadir «un factor extra, que es la vacunación», subrayó el consejero.
En cambio, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, sí que se mostró favorable a reajustar el documento para que refleje mejor la relación entre el nivel de infecciones y los ingresos hospitalarios tras la llegada de la inmunización. «La vacuna ha disminuido los ingresos, y por lo tanto me parece, en principio, que hay que subir la incidencia de Covid porque no produce los mismos ingresos que sin ella», dijo en declaraciones a los medios ayer en Bruselas.
Los expertos, por su parte, también han recibido divididos la posible reforma. «Está claro que la situación no es la misma que hace un año, ha cambiado la tipología de casos y la gravedad de los mismos. Seguir considerando solo la incidencia acumulada y dándole una mayor importancia a ese indicador frente a otros, ya no basta», cuenta Óscar Zurriaga, vicepresidente de la Sociedad Española de Epidemiología. Sin embargo, para Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, este nuevo semáforo «no aporta nada», y puede generar «una situación no adecuada en la visión que tiene la ciudadanía de los niveles existentes».
Sobre la tendencia al alza en el número de positivos observada en las últimas jornadas, Zurriaga expone que, pese a que «la vacuna ha demostrado ser eficaz para controlar la pandemia», esto no significa «que no se vayan a congestionar los hospitales», ya que el virus ha demostrado en los últimos
meses que «es imprevisible». «Nos podemos precipitar si la incidencia sigue creciendo en Europa y también como estamos viendo en España», añade March. «Es momento de ser muy prudentes y limitar nuestras relaciones sociales a esos grupos de amigos que sabemos que aplican medidas de prevención igual que nosotros», argumenta Juan Jesús Gestal Otero, profesor emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de Santiago de Compostela.
Nuevos parámetros
Una de las novedades que establece el borrador con el que trabajan las comunidades como base es que, a partir de ahora, el riesgo bajo se situará entre los 50 y los 100 casos de incidencia acumulada en los últimos 14 días, cuando hasta ahora este se establecía en los 50. Por debajo de ese parámetro, la circulación se entenderá como «controlada», otrora denominada «nueva normalidad». El riesgo medio estaría fijado entre los 100 y los 300 casos; el alto entre los 300 y los 500 y el muy alto estará por encima de los 500.
Con respecto a la presión hospitalaria, la propuesta mantenía los indicadores de ocupación en cada nivel, pero incorporaba otros dos parámetros, que son la tasa de nueva hospitalización por Covid y la de nuevos ingresos en UCI. En los escenarios de riesgo más bajos, el nuevo semáforo sugiere suprimir la restricción de aforos en el nivel 1 si en los interiores se puede asegurar el correcto uso de la mascarilla.