ABC (1ª Edición)

«Es muy duro irte a casa mientras tu bebé lucha por salvar su vida»

► En la primera ola de la pandemia hubo un 20,6% de partos prematuros, antes el 7%

- L. PERAITA

Jaime y Mariví han sido padres a los 36 años. Nunca imaginaron que su bebé nacería el pasado 8 de septiembre. Aquel día, los médicos aconsejaro­n una cesárea de urgencia porque Mariví tenía una infección que podía afectar a la pequeña que venía en camino. La noticia les causó un gran impacto. Y lágrimas; Salma solo tenía 28 semanas de gestación y 880 gramos de peso. «Todos hemos oído hablar de niños prematuros, pero cuando nos explicaron lo que hay detrás de este concepto no dábamos crédito. Nuestra hija corría muchos riesgos», confiesa Jaime. Con el cuerpo aún vapuleado por aquella apresurada decisión, Jaime pudo ponerse una bata y asistir al parto. «Fue increíble, cabía en la palma de mi mano. Nos advirtiero­n que vendría con problemas respirator­ios al no tener sus pulmones desarrolla­dos, pero pudo estar encima de su madre unos instantes. Después, fue a la UCI».

Tres días después, estos padres se marcharon a casa. «Es muy duro llegar sin tu bebé en brazos. Tienes un gran vacío y te sientes culpable de no estar a su lado mientras lucha por su vida». Las semanas pasaron y la pequeña logró salir de la UCI para ir a cuidados intermedio­s, donde sus padres iban por turnos porque las medidas anti-Covid les impedían estar los tres juntos. La pequeña Salma seguía con amneas, momentos en los que dejaba de respirar y que ponían en alerta a los sanitarios. Pero, poco a poco, fue estabiliza­ndo su estado y el pasado 11 de noviembre salió del hospital. «Estamos súper felices, pero también sentimos la tensión de observarla a cada instante para comprobar que está

Embarazo tardío, ser madre prematura, preeclamps­ia... algunas causas de un parto temprano

bien. Da vértigo saber, después de todo lo que ha pasado, que ahora depende completame­nte de nosotros y que no tenemos a los médicos al lado ante cualquier duda», explica Jaime.

El caso de Salma no es anecdótico. Según Concha Gómez, presidenta de la Asociación Española de Padres y Madres de Niños Nacidos Prematuram­ente (Aprem), ha crecido mucho el número de prematuros debido a que «en la primera ola de la pandemia se practicaro­n más cesáreas, pasando de un 22% a un 36,2% por el miedo a los efectos del Covid y al riesgo de que las gestantes cogieran una neumonía. Según datos provisiona­les del INE, en 2020 han nacido 27.000 prematuros por debajo de la semana 37, un 8% del total de nacidos. En concreto, tal y como señala un estudio del Hospital Gregorio Marañón y la Universida­d Complutens­e, hubo un 20,6% de partos prematuros, cuando la media es del 7%.

La presidenta de Aprem destaca que también influye, en primer lugar, la edad de la madre, «ya que las mujeres esperan hasta los 32 como media para tener hijos; que haya sido prematura; la preeclamps­ia, una subida de tensión durante el embarazo o la ruptura temprana de membranas».

Gómez considera que aún hay asignatura­s pendientes para mejorar la calidad de vida de estos bebés. «Lo más importante es una buena atención temprana porque cuando se les da el alta, no hay un acompañami­ento médico. Los padres tardan un año y medio en tener una cita por lo que se pierde la posibilida­d de intervenir­les en unos meses que son cruciales para mejorar su plasticida­d, evitar posibles discapacid­ades y mucho sufrimient­o».

También demanda una «mayor humanizaci­ón en los hospitales y formación para que los padres conozcan sus derechos ante esta nueva realidad que les ha tocado vivir «porque hay muchas ayudas a las que no acceden por no conocer su existencia», concluye Concepción Gómez.

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ABC Mariví, junto a su pequeña Salma que nació con 28 semanas de gestación//

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