El último secreto de Enrique Urquijo
► Su hermano Álvaro revela por primera vez el informe forense de su muerte en ‘Siempre hay un precio’, la biografía de Los Secretos que sale hoy a la venta
La heroína, ‘vox populi est’, no fue ajena a la vida de Enrique Urquijo. Pero sí a su muerte. A pesar de lo que se cuenta en los ríos de tinta que se han escrito sobre la sobredosis que le quitó la vida, el cantante y guitarrista de Los Secretos no se fue a lomos del caballo. Su hermano Álvaro ya había dicho varias veces en sus entrevistas que fueron calmantes, pero nunca había revelado cuáles exactamente. El nombre de la droga que menciona en su libro ‘Siempre hay un precio’, y que a partir de ahora entrará en los libros de historia del pop español, es Tranxilium (clorazepato dipotásico), una benzodiazepina con efecto ansiolítico, hipnótico, anticonvulsivante, sedante, relajante muscular y amnésico que, en combinación con un poco de pasta base de cocaína, nos robó a uno de los mayores genios de la música del siglo XX.
El 17 de noviembre de 1999, el cuerpo de Enrique fue hallado en un portal de la calle Espíritu Santo del barrio madrileño de Malasaña. Acababa de salir de una clínica de desintoxicación, y como estuvo menos del tiempo por el que pagó, le devolvieron parte de lo que había abonado su familia. Hacía un año que no se veía con dinero fresco en la mano, y esa fue su perdición. Fue a ver a su camello, compró el basuko, se lo fumó, y después para bajar el subidón se tomó varios tranxiliums de 50 miligramos, unas cápsulas de color rosa hendidas por la mitad que se prescribían de forma legal.
«Me quedé destrozado»
Así que nada de jeringuillas clavadas en el brazo como aseguraron algunos medios, en los que también se especuló con la posibilidad de que la sobredosis hubiese ocurrido en el piso de alguna persona que se asustó, y que sacó el cadáver y lo cargó por las escaleras o por la calle hasta dejarlo tirado en el famoso portal. «Fue una combinación de barbitúricos –legales– y de coca base la que le causó una parada cardiorrespiratoria. Eso, y la mala suerte. Nadie va a casa de unos camellos a suicidarse. Nadie quiere tener un subidón, se toma unas pastillas para que se le pase y nunca llega a casa», cuenta en su libro Álvaro, que en ese momento estaba fuera de Madrid y recibió la noticia de boca de su mujer. «Solo dijo ‘Álvaro, ha pasado’ y un largo silencio. Me quedé destrozado».
Esta nueva biografía, que será presentada hoy junto al CD-DVD ‘Desde que no nos vemos’ en un acto con proyección y coloquio en el Palacio de la Prensa, es una de esas obras que le deben la vida al confinamiento. «Al pararse los conciertos y no tener nada que hacer, decidí escribir la verdadera historia de Los Secretos», dice Álvaro, que encontró una enorme motivación en «las mentiras e inexactitudes» que se han contado sobre el grupo todos estos años. «Quería dejar constancia de la verdad, para que si alguien quiere hacer otro libro, una película o una serie, tenga donde encontrarla», asegura. Y ha cumplido su palabra: en las trescientas y pico páginas del volumen no solo comparte por primera vez el informe forense que les entregaron tras la muerte de Enrique, sino que también relata los momentos más duros de la adicción de su hermano sin esconderse de la suya propia, narrando su descenso a los infiernos con pelos y señales. «Pues claro», dice el músico madrileño. «Qué otra cosa iba a hacer, ¿engañarme a mí mismo? Si lo he decidido escribir para contar la verdad, es para contar toda la verdad».
El verdadero origen de este libro hay que buscarlo hace unos cuantos años, en 2005, cuando se publicó la biografía ‘Enrique Urquijo: Adiós Tristeza’. «No estuve de acuerdo en algunas cosas que contó su autor, muchas de ellas seguramente tergiversadas por la pérdida de memoria de sus fuentes. Desde entonces me ha rondado la idea de escribir todos mis recuerdos, antes de perder la mía», explica Álvaro. «Se han escrito muchos textos y muchos documentales sobre Los Secretos que no son fehacientes, en los que se vendía a Enrique como un yonqui de manual, cuando en realidad no lo era. ¿Que si consumía drogas? Sí. Pero nunca hasta el punto de interferir en su trabajo. Componía, ensayaba, hacía entrevistas y daba conciertos como cualquier músico normal. Él tenía un problema que intentó apagar con otro problema».
«Fue una combinación de barbitúricos (legales) y de coca base la que le causó una parada cardiorrespiratoria. Eso, y la mala suerte»
«Desde que no nos vemos»
Con un título que guiña el ojo a una canción del disco de 1986 ‘Primer Cruce y Continuará’, el libro ‘Siempre hay un precio’ (Editorial Espasa) sale a la venta hoy mismo, un día antes del lanzamiento del disco en directo ‘Desde que no nos vemos’, que recoge el concierto de homenaje a Enrique que se hizo en el WiZink Center de Madrid hace exactamente dos años, coincidiendo con la fecha de su muerte. En la grabación, que también estará disponible en edición limitada de doble vinilo de color y edición estándar en doble vinilo negro a partir del próximo 3 de diciembre, participaron artistas como Manolo García, David Summers, Rozalén, Miguel Ríos, Amaral, Coque Malla, Mikel Erentxun o Alejo Stivel. La publicación de aquel concierto estaba prevista para 2020, pero tuvo que ser pospuesta debido a la pandemia y ahora ve la luz con su estreno cinematográfico de hoy en el Palacio de la Prensa de Madrid (a las 20h), primer pase especial que contará con un coloquio previo moderado por el periodista Manolo Fernández, y que tendrá continuidad con una segunda proyección mañana jueves, en el mismo espacio y a la misma hora.
Los Secretos retomarán sus conciertos en 2022 con una gira por quince ciudades españolas en teatros emblemáticos. Actuarán en Bilbao (6 de enero), Pamplona (7 de enero), San Sebastián (8 de enero), Valencia (14 de enero), Santander (4 de febrero), Barcelona (11 de febrero), Zaragoza (12 de febrero), Santiago de Compostela (19 de febrero) o Gijón (26 de marzo).
Se publica el concierto de homenaje a Enrique que se hizo en Madrid hace dos años, coincidiendo con la fecha de su muerte