China también coloniza la Fórmula 1
Después de desembarcar en la mayoría de los deportes de élite, el gigante asiático llega a la F1 con Guanyu Zhou
y una poderosa cartera de patrocinadores y millones
En la cultura tradicional de China, las artes marciales y el tenis de mesa eran los modelos deportivos más propicios para la proyección internacional del país porque sus habitantes siempre valoraron la aptitud física como una virtud. En los años 90, el régimen chino abrió la mano a la expansión del deporte que había financiado y de aquel profesionalismo surgieron estrellas que hoy perduran en la memoria. Yao Ming, el gigante del baloncesto, Liu Xiang, la centella de las vallas, o las fondistas voladoras de Ma Junren que engatusaban al mundo con su sangre de tortura. China ha colonizado los Juegos Olímpicos en este siglo y ha exportado deportistas por todas las modalidades. Le faltaba un bastión, la Fórmula 1. Desde ayer ya tiene a su pasajero, Guanyu Zhou, que llega cargado de millones con una potente cartera de patrocinadores procedentes de la fábrica del mundo.
Habla Antonio Giovinazzi desde el dolor. «La F1 es talento, coche, riesgo, velocidad. Pero también sabe cómo ser despiadada cuando el dinero dicta las reglas. Creo en las pequeñas y grandes victorias conseguidas gracias a los propios medios». El italiano tiene que dejar su sitio en Alfa Romeo a Zhou.
El piloto de Shanghái se convirtió ayer en el único entre 1.400 millones. El gigante económico ha colocado un piloto en la máxima división. Lo que no lograron antes las fuerzas motoras del país, lo sella ahora Zhou, admirador de Alonso, de Hamilton y de Kobe Bryant. Correrá en Alfa Romeo junto a Valtteri Bottas. Sus patrocinadores aportan más de 30 millones para que el conductor de 22 años se suba al monoplaza.
China ya lo había intentado con HoPin Tung, que fue piloto reserva en Renault en 2010. Y más tarde, con MaQin Hua, el pionero hasta la fecha que había conducido en entrenamientos libres con la escudería española HRT en 2012 y con la británica Caterham en 2013. Guanyu Zhou, piloto hasta ahora de la academia de jóvenes talentos de Alpine que disputa la Fórmula 2, ya reemplazó a Fernando Alonso este verano en el Gran Premio de Austria en unos entrenamientos libres.
No es casualidad que el aterrizaje de Zhou se produzca unos días después de que la Fórmula 1 anunciase el regreso de los grandes premios a China, en concreto al circuito de Shanghái a partir de 2023. La F1 ha tenido una presencia significativa en China. En Shanghái, con su larguísima recta y su diseño vanguardista, se han disputado 16 Grandes Premios desde 2004 a 2019. Hamilton es el piloto que ha conseguido más victorias (6), por delante de Alonso y Nico Rosberg (2).
Zhou ingresa en la Fórmula 1 con un potente paquete de patrocinadores a la espalda, al estilo de Mazepin con su cartera rusa en Haas. El vox pópuli de la F1 habla de 30 millones de euros para empezar a hablar, y la posibilidad de que se unan más espónsores según avance la temporada. Aunque en esto no se trata solo de aportar financiación, sino de abrir mercado. Alfa Romeo vende coches en China y el principal patrocinador de la escudería, Orlen
(una comercializadora de petróleos), también tiene una fuerte presencia en el país asiático.
Como inversión de futuro y en vistas de la expansión de la Fórmula 1 en China, Fernando Alonso creó hace unos años un proyecto de importantes dimensiones, una escuela de karting con su nombre en 40 pistas de la nación roja con la pretensión de fomentar el automovilismo, crear negocio e impulsar algún día a un piloto chino a la Fórmula 1. Una empresa española, VRM, ha firmado un acuerdo con la F1 para explotar palcos vip a distancia en China con clientes del país.
Zhou es segundo en la clasificación de la Fórmula 2 con 142 puntos, por detrás del australiano Oscar Piastri, que ayer fue confirmado como piloto reserva de Alpine para 2022. «He soñado desde niño con alcanzar lo más alto en el deporte que amo», dijo Zhou en el comunicado de Alfa Romeo. «Ser el primer piloto chino en la F1 es un gran salto para el automovilismo de mi país».
La F1 introdujo un límite presupuestario de 145 millones este año, y la cifra se reducirá a 135 en 2023. Los equipos grandes tienen que recortar sus gastos para cumplir con el límite, mientras que los pequeños como Alfa Romeo, dirigido por Sauber con sede en Suiza, tienen como objetivo atraer más fondos para alcanzar el tope y competir en igualdad de condiciones.