ABC (1ª Edición)

La desaparici­ón de Peng Shuai, un revés para el régimen chino

La tenista, exnúmero uno mundial en dobles, acusó de violación a un antiguo viceprimer ministro, Zhang Gaoli

- PABLO M. DÍEZ CORRESPONS­AL EN PEKÍN

Ganadora en dobles de Wimbledon y Roland Garros, Peng Shuai se convirtió en 2014 en la primera tenista china en alcanzar el número uno del mundo en dicha categoría. Siete años después vuelve a ser pionera, pero por un motivo menos deportivo y mucho más controvert­ido. Arriesgand­o su fama, ha acusado de violación a un antiguo viceprimer ministro, Zhang Gaoli, del que luego fue su amante ocasional a lo largo de varios años pese a que estaba casado. Se trataría del primer escándalo del movimiento “MeToo” que salpica a un gerifalte del Partido Comunista chino.

Como si fuera uno de sus potentes reveses a dos manos, la tenista soltó la bomba a principios de noviembre, cuando publicó una larga y sentida declaració­n en su cuenta de Weibo, la copia china del bloqueado Twitter. En apenas media hora, la censura borró su comentario por apuntar a un antiguo alto cargo del régimen. Pero dio el tiempo suficiente para que algunos internauta­s hicieran una captura de pantalla y la distribuye­ran luego por la red, tanto en China como en el extranjero.

«Sé que alguien de tu prestigio, viceprimer ministro Zhang Gaoli, no tendrá miedo. Pero, incluso aunque sea una pequeña piedra estrellánd­ose contra una roca o una polilla atacando las llamas y jugando con su propia destrucció­n, diré la verdad sobre ti», reza en el texto con su perfil de Weibo que ha sido salvado. Peng Shuai, de 35 años, cuenta su relación con Zhang Gaoli, quien tiene 75 y fue, además de viceprimer ministro entre 2013 y 2018, miembro del todopodero­so Comité Permanente del Politburó entre 2012 y 2017.

Según la tenista, la violación ocurrió antes, cuando Zhang era el jefe del Partido Comunista en la ciudad de Tianjin, cercana a Pekín. «Me llevaste a tu casa y me obligaste a tener relaciones», denuncia Peng, quien asegura: «Esa tarde no di mi consentimi­ento y no pude dejar de llorar». A pesar de esta supuesta agresión sexual, se convirtió en su amante ocasional y mantuviero­n una relación extramarit­al que, a tenor de su testimonio, era conocida por la esposa del político. Aunque parece que dejaron de verse durante el tiempo que él estuvo en la cúpula del régimen, volvió a retomar el contacto con ella tras retirarse en 2018. «No tengo pruebas y ha sido imposible dejarlas porque siempre temías que trajera una grabadora o algo… No hay ninguna grabación de audio o de vídeo, solo mi experienci­a distorsion­ada, pero real», reconoce la tenista, quien parece debatirse entre la rabia, los remordimie­ntos, la culpa y el amor que acabó sintiendo por el viceprimer ministro. Como es habitual en China, la censura ha tapado el escándalo y las referencia­s al caso han sido borradas de las redes sociales, donde los internauta­s han recurrido a palabras en clave para seguir comentando la historia. Pero la tenista ha enmudecido y uno de los portavoces del Ministerio de Exteriores, Wang Wenbin, se ha negado a responder a los periodista­s porque «no es un asunto relacionad­o con la diplomacia».

La ATP y la WTA, atentas

Dos semanas después de su denuncia, no se sabe nada de Peng Shuai y se teme que esté bajo arresto domiciliar­io, como suele ser habitual con quienes critican al régimen. Tan larga desaparici­ón ha llevado a la Asociación de Tenis Profesiona­l (ATP) y a la Asociación de Tenis Femenino (WTA, en inglés) a romper su silencio, criticado en un primer momento. «Peng Shuai, y todas las mujeres, merecen ser escuchadas, no censuradas. Su acusación sobre la conducta de un antiguo dirigente chino envuelto en una agresión sexual debe ser tratada con la más completa seriedad. En todas las sociedades, el comportami­ento que ella denuncia debe ser investigad­o, no consentido ni ignorado», reclama el presidente de la WTA, Steve Simon. Por su parte, el presidente de la ATP, Andrea Gaudenzi, también pide una «investigac­ión completa, justa y transparen­te» y anuncia que ha sido informado de que Peng Shuai se encuentra bien, pero asegura que seguirá «vigilando la situación muy de cerca». Conmociona­dos, estrellas como Djokovic y Naomi Osaka también se preguntan dónde está Peng Shuai.

Para la tenista, el problema no es solo haber acusado a un alto mando del régimen aunque ya esté retirado, sino que el movimiento feminista ‘MeToo’ suele ser censurado en China y rechazado por los tribunales. Así ocurrió en septiembre con su caso más famoso, la denuncia de la periodista Zhou Xiaoxuan por acoso sexual contra una estrella de la televisión estatal CCTV, Zhu Jun. Aunque en China se aprobó el año pasado su primer Código Civil, que amplía la definición legal del acoso sexual y ofrece una mayor protección a sus víctimas, el escándalo fue tapado en los medios y los jueces desestimar­on la demanda por falta de pruebas. Con esos precedente­s, y contra un alto cargo del régimen, para Peng Shuai el partido está perdido.

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// EFE La china Peng Shuai, en el Mutua Madrid Open de 2018

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