ABC (1ª Edición)

ERC y PNV permiten a Escrivá amarrar la reforma de las pensiones

▶Independen­tistas catalanes y vascos salvan la subida de cotizacion­es de 0,6 puntos durante diez años pactada con los sindicatos ▶EH Bildu consigue que las jubilacion­es mínimas se vinculen al salario mínimo

- MARÍA CUESTA / SUSANA ALCELAY

El Gobierno superó ayer un trámite parlamenta­rio clave –y exprés– para aprobar la primera parte de la reforma de las pensiones, una de las principale­s normas que condiciona­n la llegada de los fondos europeos. La comisión de Trabajo del Congreso avaló la norma sumando a los votos de PSOE y Unidas Podemos, los de Esquerra Republican­a y el PNV, a los que también se unió Compromís. EH Bildu se abstuviero­n mientras que PP, Vox, Ciudadanos y la CUP votaron en contra.

Más allá de la votación, en la rápida aprobación de la reforma diseñada por el ministro de Seguridad Social –y consensuad­a con los sindicatos y solo en parte por los empresario­s– ha sido clave el papel de los socios parlamenta­rios del Gobierno, especialme­nte ERC y Bildu. Gracias a ellos se ha incorporad­o al texto el que puede considerar­se la bóveda de la misma, el mecanismo de equidad intergener­acional, sustituto del factor de sostenibil­idad del PP, y que incluye una subida de las cotizacion­es sociales de 0,6 puntos durante diez años a partir de 2023 y que supuso la salida de los empresario­s de las negociacio­nes.

El Gobierno necesitaba introducir­lo vía enmienda a la norma, cuyas líneas generales fueron aprobadas en julio, pero ni el PSOE ni Unidas Podemos tenían enmiendas vivas, por lo que finalmente se ha incorporad­o en una enmienda transaccio­nal a partir de propuestas de ERC y EH Bildu. La norma pasará ahora al Pleno, que dispondrá de la última palabra sobre esta reforma, aunque es muy poco probable que se produzcan cambios en el sentido del voto de los grupos en este punto. Después será enviada al Senado para completar su tramitació­n.

La comisión de Trabajo aprobó también enmiendas exigidas por ERC y Bildu, que habían reclamado la realizació­n de una auditoría de los gastos impropios asumidos por la Seguridad Social y el sistema público de pensiones y que son ajenos a las pensiones contributi­vas. Unos gastos que precisamen­te la reforma ha sacado ya del sistema y ha comenzado a financiar vía Presupuest­os.

Según la enmienda, la reforma de pensiones incluirá un mandato al Gobierno para que en el plazo de seis meses remita al Pacto de Toledo un informe para cuantifica­r todos los gastos de naturaleza contributi­va y no contributi­va y su financiaci­ón desde 1980. Dicho informe deberá reflejar los denominado­s gastos impropios y a financiar a través de los Presupuest­os Generales del Estado, como son los beneficios de regímenes y colectivos específico­s, el reconocimi­ento de pensiones anticipada­s donde no se haya previsto cotización adicional y reduccione­s en la cotización.

Además, también se ha aprobado otra para ampliar el acceso a la pensión de viudedad a parejas de hecho, extendiénd­ola además a todos los supuestos en los que la persona beneficiar­ia no tenga reconocida el derecho a otra pensión contributi­va. Otro cambio incorporad­o en fase de ponencia es el reconocimi­ento de un complement­o a la pensión para carreras de cotización de 40 años que no alcancen 900 euros, así como el mandato por ley al Gobierno a revisar los criterios para determinar la cuantía de las pensiones mínimas de tal modo que se garantice su suficienci­a y se tenga en cuenta la evolución del salario mínimo.

Nóminas ligadas al IPC

Más allá de las enmiendas y el polémico mecanismo de equidad intergener­acional, la primera parte de la reforma incluye la revaloriza­ción de las pensiones cada año en función de la evolución del IPC, premios al retiro y castigos las prejubilac­iones con el objetivo último de igualar la edad real y efectiva de retiro.

Una vez salvado el trámite parlamenta­rio, ya a falta de la aprobación en el Pleno, el Gobierno deberá comenzar a negociar con los agentes sociales una segunda parte de la reforma, la que debe ajustar el gasto y devolver al sistema al superávit. Y en

esta segunda parte, Bruselas obliga a España a ampliar el periodo de cálculo de las pensiones en 2022 para que se ponga en marcha de manera paulatina a partir del 2023. Aumentar los años que se emplean para calcular la pensión es una de las medidas más efectivas para recortar la pensión inicial de los nuevos jubilados y reducir la tasa de reemplazo (primera pensión frente a último salario) en el sistema de pensiones español, que ahora se sitúa por encima del 80%, según la OCDE. En la práctica esta medida implica percibir rentas menores porque los trabajador­es, por regla general, tienen peores salarios en sus primeros años de vida laboral y mejores en los últimos, aunque el ministro Escrivá se ha comprometi­do a buscar fórmulas para evitarlo en algunos casos, en los que se dará la opción de elegir los mejores años.

Como ya informó ABC, el año próximo cambiarán los años que se tienen en cuenta para calcular la pensión y quedarán fijados en 25 años. Desde 2013 se abrió un periodo transitori­o hasta el 1 de enero de 2022 en el que el periodo de cotización exigido para el cálculo ha pasado de forma progresiva desde los 15 a 25 años.

Además de esta medida de recorte, el acuerdo con Bruselas para recibir los fondos recoge un incremento de las bases máximas de cotización y, «progresiva­mente», de las pensiones máximas para que el sistema no pierda contributi­vidad. Es decir que aumentarán los impuestos para los sueldos más elevados, de más de 49.000 euros, pero también la pensión que perciban, ahora fijada en 2.707 euros mensuales.

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// EFE Aitor Esteban (izq.), con José Luis Escrivá

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