El fin de los ERTE augura una pandemia de empresas zombis en España, Portugal y Grecia
▶ Los países que ayudaron solo a las empresas viables tienen menos riesgos
El fin de los ERTE provocará una cascada de insolvencias de empresas en los países europeos donde tiene más peso el sector servicios y en especial la hostelería y el turismo, es decir, España, Portugal, Grecia y Chipre. El «think thank» europeo Bruegel advierte en uno de sus últimos informes de que estos cuatro países «están especialmente expuestos, con un alto IDRI y significativas cuotas de empresas zombis».
El IDRI (en inglés «Internal Disruption Risk Indicator») mide la vulnerabilidad de una región determinada a la hora de verse afectada por una disrupción de la actividad económica interna. El informe avisa además de que «más del 4% de las empresas ya eran zombis en prácticamente todas las regiones de España de 2015 a 2019», por lo que es previsible que cuando se agote esta fuente de ayudas públicas en la primavera próxima se producirá una avalancha de quiebras, con las consecuencias que ello tendrá para el sector financiero.
Aunque muchas regiones italianas tienen puntuaciones IDRI altas (por la importancia de los sectores del turismo y los servicios), la proporción relativa de empresas zombis es menor, debido a la fuerte reestructuración que ya se había producido como consecuencia de la crisis de la deuda y a que en la concesión de ayudas se tuvo muy en cuenta la productividad de la empresa que las solicitaba.
El informe recuerda que «las empresas zombis y los sectores relativamente más afectados por las restricciones de Covid-19 (como los restaurantes afectados por los cierres, por ejemplo) tienen más probabilidades de enfrentarse a una mayor proporción de quiebras a medida que las medidas de apoyo relacionadas con la pandemia se eliminan gradualmente y vuelven las condiciones normales de mercado».
Según el Banco de España, hasta un 18,7% de las empresas españolas podrían estar en situación de insolvencia a finales de año por el impacto económico de la pandemia. De acuerdo al peor escenario de los análisis de la institución, una de cada 10 son zombis inviables y la proporción podría llegar al 14% el año que viene.
El reparto geográfico del riesgo de esa cascada de insolvencias tiene en cuenta tanto la actividad principal de la economía como las acciones que se han tomado o no a lo largo de este periodo de excepcionalidad. Frente al caso de Italia, que no prevé turbulencias en este sentido, al de Portugal, que ha hecho caso de las advertencias de las previsiones y está poniendo en marcha una nueva legislación para gestionar las bancarrotas. Otros países como Bulgaria aparecen en el mapa como probables fuentes de problemas con las empresas zombies por razones estructurales, pero sobre todo por el hecho de que allí tienen su domicilio fiscal muchas firmas griegas que huían de la alta imposición del Gobierno de Atenas, que necesita pagar su deuda a toda costa. Grecia y Chipre son también dos países con economías bastante integradas y basadas en el turismo.
El caso de Italia es paradigmático, puesto que según este informe diseñó los planes de ayudas teniendo en
A pesar de ser también un país turístico, Italia ha aprovechado para reestructurar el sector y fomentar la productividad
cuenta la productividad de la empresa. «Los avales públicos parciales para préstamos dieron a los bancos un incentivo para actuar con diligencia e identificar las empresas con más probabilidades de sobrevivir. En Italia, esto significó que la mayor parte de los préstamos otorgados estaban en consonancia con la productividad. Esto también implica que la probabilidad de incumplimiento es menor para grandes empresas y como solo los préstamos pequeños fueron potencialmente mal asignados, una ola de incumplimientos entre las pequeñas empresas no planteará un problema de estabilidad financiera» en el sector bancario.
En Alemania, «los planes de reducción de la jornada de trabajo se aplicaron sobre todo en empresas más productivas que tenían un incentivo para utilizar estos esquemas para tratar de mantener su fuerza laboral altamente cualificada». En Francia, la política de ayudas ha sido «neutra» en términos de productividad y no ha alterado el dinamismo de la economía. En general, en los países donde las cosas se han hecho bien algunos análisis citados por Bruegel sugieren que la combinación de las ayudas con la adopción acelerada de las tecnologías digitales durante la pandemia por parte de las empresas impulsará la productividad, puesto que las ha obligado a ser más eficientes.