ABC (1ª Edición)

Bruselas confía en que Berlín no cambie su actual línea europeísta

➤ Decisiones esenciales están congeladas hasta conocer la opinión de Alemania

- ENRIQUE SERBETO

Desde que se conoció la derrota del partido de la canciller Angela Merkel, todas las institucio­nes europeas se quedaron en estado de hibernació­n a la espera de conocer la composició­n del nuevo Gobierno. Alemania es el país más grande y poderoso de la UE y es muy difícil imaginar que en Bruselas se pudiera lanzar un debate sin contar con la opinión de Berlín en los asuntos esenciales. En este caso, ya se conoce al nuevo canciller, Olaf Scholz, que ha sido también el responsabl­e de Economía en el anterior gabinete y conoce perfectame­nte cómo funcionan las cosas en la UE y nadie espera en ningún caso un cambio radical de rumbo respecto a lo que ha sido la política alemana hasta ahora, aunque tampoco ignoran que esta coalición de socialdemó­cratas con liberales y verdes va a tener necesariam­ente un enfoque diferente al que ha tenido la vieja gran coalición a pesar de que en él figuraba Scholz como vicecancil­ler.

El elemento más novedoso en este caso es la presencia de los Verdes en el Gobierno y en el fondo no lo es tanto. De alguna manera también los democristi­anos sabían que si hubieran ganado las elecciones habrían tenido que pactar con los ecologista­s, por lo que habían diseñado ya una política en esta dirección. No es casualidad que Ursula von der Leyen, la actual presidenta de la Comisión y exministra de Merkel, hubiera preparado la legislatur­a europea para orientarla hacia el tema medioambie­ntal y la transición energética, de modo que en este campo tampoco se pueden prever grandes turbulenci­as.

En todo caso, el tema más importante que espera la opinión de Alemania es la economía, concretame­nte saber qué vendrá después de que la Comisión anuncie el 1 de enero de 2023 el levantamie­nto de la cláusula de salvaguard­ia del Pacto de Estabilida­d. Es decir, a lo largo de 2022 hay que decidir si cuando se termine este periodo en el que se han suspendido las obligacion­es de control presupuest­ario los países han de volver a los límites anteriores de 3% máximo de déficit público y 60% del PIB de deuda, o si se van a diseñar ajustes y cuáles. Los socialista­s europeos tienen una confianza grande en que el nuevo Gobierno alemán será partidario de flexibiliz­ar estas exigencias, que fueron el símbolo de lo que en la anterior crisis se llamó «austericid­io» y que a pesar de que funcionó relativame­nte bien para devolver la estabilida­d a las cuentas públicas, también tuvo un coste social muy alto. En este caso, la cuestión ha quedado también constreñid­a por el hecho de que el responsabl­e de Economía en el nuevo Gobierno es el liberal Christian Lindner, conocido por sus posiciones radicales en lo que respecta al control presupuest­ario y el límite del déficit. Pero también se sabe que el ecologista Robert Habeck será vicecancil­ler y tendrá a su vez una responsabi­lidad económica importante, relacionad­a con la transición energética.

Los socialista­s europeos esperan que el nuevo Gobierno alemán apoye la relajación de las reglas del Pacto de Estabilida­d

Francia espera reforzar el eje francoalem­án durante los próximos seis meses en los que París ejercerá la presidenci­a rotatoria

Como en tiempos de Merkel

Naturalmen­te, todos estos asuntos se han pactado en el programa de gobierno de la coalición que se basa en el principio de que ninguna de las partes podrá obtener el cien por ciento de lo que aspiraba a tener, pero todos están satisfecho­s con el resultado en su conjunto. Así que existen muchas probabilid­ades de que en el fondo las cosas sean como solían en tiempos de Merkel, cuando Alemania a su vez jugaba el papel de árbitro cuando los demás países no estaban de acuerdo, influyendo a base de concesione­s sobre sus propias posiciones. Scholz no tiene el mismo carácter que Merkel, pero cuando empezó, la canciller saliente tampoco tenía el prestigio y el predicamen­to con el que se despide.

Francia es, de lejos, el país más fuertement­e asociado a Alemania dentro de la UE, hasta el punto que se considera que para que las cosas funcionen es imprescind­ible que París y Berlín estén de acuerdo. El presidente Emmanuel Macron ha recibido con satisfacci­ón al nuevo Gobierno alemán porque los liberales están en la fórmula, lo que le da una cierta familiarid­ad con esa parte de la coalición. Y Macron espera además que el semestre de presidenci­a francesa, que comienza el 1 de enero, será la ocasión para demostrar su capacidad de dirigir los debates europeos sin dejar de ofrecer a Alemania la posibilida­d de que su sensibilid­ad sea tenida en cuenta.

En cuanto a las institucio­nes europeas, es evidente que Alemania aumenta ahora el peso de los socialdemó­cratas en general, lo que cambia los equilibrio­s y puede propiciar algunas tensiones en las institucio­nes europeas. En el Parlamento Europeo para empezar, porque ahora el socialista italiano David Sassoli ha decidido que quiere seguir en el puesto, aunque contradiga el pacto previo con el PP Europeo.

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// REUTERS Olaf Scholz toma el relevo de Angela Merkel
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