Europa fuerza la tercera dosis: el pasaporte Covid caducará a los 9 meses a quien no se la ponga
Después del próximo verano se volverá a analizar si se necesitan sucesivas vacunaciones
No cabe duda de que las autoridades europeas empiezan a estar muy preocupadas por la persistencia de la difusión de la pandemia y por los efectos que ello puede tener en la recuperación económica, que podría complicarse ahora más de lo previsto. Por ello, la Comisión Europea ha recomendado que los países miembros establezcan un periodo de validez del certificado Covid digital de nueve meses. También sugiere que se administre la tercera dosis al menos seis meses después de la última vacunación o dentro de los nueve meses como máximo para mantener la validez del documento. El comisario de Justicia, el belga Didier Reynders, propone también que las restricciones en los viajes, como pruebas PCR o cuarentenas, se apliquen solamente a aquellos que no tienen el certificado como medio para seguir promoviendo la vacunación en países donde no se ha extendido lo suficiente entre la población.
Hasta la fecha se han emitido más de 650 millones de certificados digitales en 51 países, es decir, que se ha implantado en muchos otros lugares. Reynders ha calificado el certificado Covid como algo que «no solo es un éxito en Europa, sino que se ha convertido en un estándar mundial».
Un porvenir incierto
Pero ese certificado y todas sus virtudes no ha logrado que se cumpliesen las previsiones económicas que daban por supuesto que la reactivación de la vida normal vendría a la par con la extensión de las vacunas. Y en el este de Europa, por hablar en términos genéricos, la epidemia ha alcanzado otra vez proporciones inquietantes. Los responsables europeos siguen pensando que esta cuarta ola en Europa no tendrá ni mucho menos los efectos económicos nocivos que han tenido las anteriores, pero constatan que la recuperación se ve frenada en general, probablemente porque sigue el cuello de botella en el transporte de muchos productos estratégicos, pero sobre todo porque la prudencia de muchos ciudadanos ante un porvenir incierto está frenando el consumo interno. La campaña de Navidad es esencial en muchos sectores y a día de hoy en muchas partes de Europa no es evidente en ningún caso que todo vaya a ser como solía. Lo más revelador es que en el nuevo Gobierno de coalición alemán lo más difícil ha sido encontrar a alguien que quisiera ocuparse de la cartera de Sanidad, porque nadie quería cargar con ese fardo.
La idea de prorrogar nueve meses que ha lanzado la Comisión para que lo consideren los países miembros tiene en principio una única aplicación. Eso significa que los dirigentes europeos dan por hecho que de algún modo la pandemia o la necesidad de ese certificado se extinguirá algún día a lo largo de los próximos nueve meses a más tardar. Pero por si acaso, Reynders ha dejado abierto el tema y ha admitido que a la vista de la evolución de los contagios. «La Comisión propondrá a su debido tiempo la extensión del certificado más allá del próximo verano» en caso de que la situación epidemiológica no se haya resuelto para entonces.
Reynders también ha propuesto a los países miembros «revisar el enfoque» con el que utilizan el certificado en los controles en los aeropuertos y aplicar restricciones –como pruebas de detección o cuarentenas– solo a los viajeros que no tengan un certificado Covid digital, con independencia de su lugar de procedencia.
La idea de la Comisión es que los gobiernos nacionales se centren «en un enfoque personal» de la gestión de este documento, de manera que los viajeros que ya dispongan de un certificado de vacunación «no deberían en principio ser sometidos a restricciones adicionales, como test de Covid o cuarentena». Y para eludir eventuales debates sobre posibles reclamaciones por discriminación a aquellos que no tengan el certificado porque no se han vacunado, «se les debería permitir viajar pero pueden ser obligados a someterse a test».