Autistas ante el amor
Sus miedos son universales, pero tienen una sinceridad distinta, desarmante
Como contrapunto a todos los programas de citas, ‘Amor en el espectro’ (Netflix) retrata la búsqueda de pareja de personas autistas. Es un programa hermoso y sus protagonistas son personas inolvidables.
Ronan, por ejemplo, con su voz de robot ralentizado y su absoluta pureza. O Michael, germanófilo, formal (todos lo son hasta lo decimonónico) y amante de los chakras, los cristales y la ocarina. O Jayden, «con una debilidad insana por la lingüística y otra más sana por las pesas». Le dicen en su primera cita las palabras más bonitas que se pueden escuchar: «Me gusta la forma en que empleas el término ‘curioso’». Son personas con especiales dificultades comunicativas. A algunos les cuesta incluso el contacto visual, otros tienen tendencia a monopolizar la conversación, a dar turras monotemáticas sobre coches de carreras, dinosaurios o la historia de Inglaterra, pero ¿no lo hacemos todos?
En ellos, sin embargo, hay un meticuloso cuidado por no olvidar al otro, por recabar su agrado y conformidad. Se piden permiso para abrazarse, y son extremadamente corteses, delicados y considerados. La palabra que más se escucha es ‘likewise’, igualmente. Planean las citas y organizan su romanticismo, y en ellas aparecen los habituales escollos ‘neurotípicos’. Se escucha la palabra mágica de todos los realities, ‘que fluya’, y el problema insoslayable de la ‘química’.
Sus miedos son universales, pero los autistas tienen una sinceridad distinta, desarmante: «Nada me da más miedo que una vida condenada a la soledad». Otro se ve a sí mismo como el juguete abandonado de ‘Toy Story’: solo mientras los demás juegan. Esa sensación de desconexión, de emitir ondas no escuchadas en un universo sordo, ellos la sienten más vivamente, y lo expresan con una mayor sensibilidad. Su anhelo romántico está relacionado con la comunicación y la empatía de un alma singular. «Contigo me siento arropado, querido y cómodo». Por eso cuando por fin se besan, lloran de gratitud y felicidad, y se dan las gracias una y otra vez. Gracias por ser mi novio, gracias por ser mi novia. ¿Te importaría tener una tercera cita?