ABC (1ª Edición)

La vacuna contra la variante Ómicron estará lista en cien días

BioNTech-Pfizer adaptará su fármaco a la nueva versión del coronaviru­s surgida en Sudáfrica Acumula un centenar de mutaciones y la OMS advierte de que puede haber «un mayor riesgo de reinfecció­n»

- R. SÁNCHEZ / N. RAMÍREZ DE CASTRO

El mundo vuelve a temblar. Desde que comenzó la pandemia, gobiernos e institucio­nes han ido siempre por detrás del coronaviru­s, confiando en que la amenaza fuera siempre un mal sueño. Esta vez, la aparición de una nueva variante en Sudáfrica, hasta ahora en tan solo un centenar de casos, ha encendido todas las alarmas. La alerta ha corrido como la pólvora y en tan solo unas horas, una decena de países han anunciado unas restriccio­nes que antes se hubieran demorado y sopesado durante semanas.

La nueva variante del coronaviru­s que ha hecho contener la respiració­n al planeta se llama B.1.1.529, bautizada como Ómicron por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS). Aún es pronto para afirmar con certeza si será capaz de sortear la eficacia de las vacunas o la protección que confiere haber pasado la enfermedad. O de si será más letal y contagiosa. Pero la OMS, reunida de urgencia ayer, sí piensa que hay motivos para inquietars­e. De momento, la ha calificado como una «variante de preocupaci­ón», lo que significa que podría provocar un aumento de la transmisió­n del virus, ser más agresiva y reducir la eficacia de las vacunas, las terapias y los sistemas de diagnóstic­o. Y advierte que hay «un mayor riesgo de reinfecció­n», lo que nos situaría en la casilla de salida de la infección.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, no ha querido esperar a tener estudios más detallados. Ayer pidió a los fabricante­s de vacunas que adapten cuanto antes sus productos a la variante recién descubiert­a en África y que ya ha llegado a Europa, concretame­nte a Bélgica. El fabricante alemán BioNTech que ha desarrolla­do con Pfizer una de las vacunas más eficaces ha iniciado ya investigac­iones sobre la variante Ómicron y confía en que el proceso de adaptación se prolongue durante seis semanas. «Podemos entender las preocupaci­ones de los expertos», dice un portavoz de la empresa sobre la gravedad de la variante, que difiere significat­ivamente de las formas del coronaviru­s aparecidas hasta ahora. Los responsabl­es de BioNTech esperan contar con informació­n más detallada en dos semanas, para saber si sortea la eficacia de la vacuna actual. Una vez finalizado este primer proceso, el laboratori­o confía en poder entregar los primeros lotes de vacunas ya adaptadas en 100 días.

La peligrosa variante ha sido primeramen­te detectada en Botsuana, Hong Kong, Israel y Sudáfrica, donde su capacidad de contagio ha sido percibida como superior a la de la variante Delta.

Según el virólogo jefe de la Charité de Berlín, Christian Drosten, en contacto permanente con el equipo científico de BioNTech, aún quedan muchas preguntas sin respuesta a la hora de evaluar esta variante y no está claro si es realmente más contagiosa o si algún otro factor está detrás de la propagació­n observada hasta ahora. «Actualment­e no hay evidencia de un cambio en la gravedad de la enfermedad», aseguró Drosten, que sin embargo admite que los cambios en el genoma del patógeno indican que la variante del virus podría evadir el sistema inmunológi­co. «Los cambios en el genoma por sí solos no son suficiente­s para hablar de una situación preocupant­e –insistió–, pero debe quedar claro que el virus se está propagando más rápido o tiene otras propiedade­s que predicen un curso más severo de la enfermedad». «La evaluación de la variante no se ha completado y en dos semanas podremos ofrecer informació­n más fidedigna», confía el experto alemán.

Primeros 22 casos

La alerta la dio el jueves el Instituto Sudafrican­o de Enfermedad­es Infecciosa­s al descubrir los primeros 22 casos de la nueva variante en Sudáfrica. Ahora se cuenta un centenar y se esperan más casos en el curso de los análisis genómicos en curso. Drosten recuerda que en Sudáfrica hubo una gran ola de la variante Delta el pasado invierno y es probable que el final de la ola haya sido causado por la inmunidad de la población. «Dado que la incidencia de infeccione­s se ha reducido en gran medida, es concebible que los nuevos brotes puedan parecer demasiado grandes en ese contexto y que esto difícilmen­te se notará en otros países donde hay un nivel actual de infección más alto», agregó.

Se necesita más tiempo para valorar si la nueva variante invalidarí­a los tratamient­os y test actuales de diagnóstic­o

La nueva variante es una constelaci­ón de mutaciones. Acumula un centenar y más de 30 están en la proteína de la espícula, la llave del virus para abrir la cerradura de la célula humana. Algunas de estas mutaciones ya se habían observado en otras variantes —como la Alfa británica y la Delta india— y se asocian con una mayor transmisib­ilidad y cierta capacidad para escapar de las defensas del cuerpo humano, tanto las naturales como las generadas por las vacunas. «También afecta a una región que le proporcion­a al virus una mayor eficacia para adentrarse en las células. Eso le permitiría no solo ser más transmisib­le sino más infeccioso», explica a ABC, José Manuel Bautista, biólogo molecular y catedrátic­o de la Universida­d Complutens­e. «Es momento para la calma, la prudencia y el análisis. Pero da miedo ver el crecimient­o exponencia­l que se ha visto en Sudáfrica».

En este país sudafrican­o solo el 24% de los ciudadanos están vacunados. «Nuestro error ha sido blindar al primer mundo con vacunas», dice José Antonio López Guerrero, virólogo de la Universida­d Autónoma de Madrid. «En lugar de terceras dosis, pensemos en facilitar la primera y la segunda a países donde están sin proteger. Si no, seguirán surgiendo variantes que se adapten y escapen de las defensas inmunitari­as que ya hemos desarrolla­do. Cuanto más se retrase el proceso de la población mundial, peor para todos».

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