Tus regalos deberían de llegar
El único sentido que vivir tiene es dar
MI hija me ha pedido que le compremos un patinete a un amiguito de su clase que se llama Jaikel. Es su cumpleaños. Algunas madres –no es por suerte el caso de la de Jaikel– piden en los grupos de whatsapp que no hagamos regalos caros pero a mí me trae absolutamente sin cuidado lo que digan estas mujeronas frustradas y tristes y a cada momento compro los regalos que mi hija me dice que tengo que comprar.
Maria editorializa con sus regalos. Quiere mucho a Jaikel y lo agasaja en lógica correspondencia. Dice que es muy bruto con sus amigos, muy masculino, y que juega con ellos a juegos que de tan simples hacen morir de la risa a quien los observa. «Me gusta que los hombres sean hombres». Y añade que cuando luego Jaikel se dirige a ella es extremadamente delicado y cortés, con un sentido del humor inteligente que hace que hablar con él siempre merezca la pena.
Maria opina sobre sus amigos cuando les compra los regalos. Lo que les ofrece es lo que piensa de ellos. Nunca les compra nada a la ligera, sabe cada cuál cómo es y qué merece. Se toma muy en serio ser amiga y milita en la idea de que la generosidad es el modo más sincero de mostrar el amor. No sé si tus amigos entienden el sentido profundo de lo que haces pero tus regalos deberían de llegar. Con toda su plenitud, con toda tu intención. Tus regalos muy pensados como una larga dedicatoria.
Pedir que a tu hijo le hagan regalos baratos es ser una madre barata. Es no entender la alegría. Es ser un pozo de oscuridad y amargura. Dices que el dinero no es lo que importa y sólo hablas de dinero y de la manera más miserable. Dices que los regalos no hacen la felicidad porque nunca has regalado nada. Hay algo peor que la pobreza y es la mezquindad. Regalarlo todo, y cuando ya no te queda nada volverlo a regalar es la ternura de los hombres valientes y duros y libres. Yo he venido al mundo a trabajar mucho y a ganar mucho dinero para derrocharlo a lo bestia con las personas a las que quiero. Pagar es explicar quién eres. El único sentido que vivir tiene es dar. Darlo todo. El montón entero de dinero que podamos lograr, la esperanza, el amor. Maria tiene razón: regalar es tocar la cara de Dios.