Hazlo tú y verás
Tú prueba a desobedecer al inspector de Hacienda igual que la Generalitat desobedece al Supremo
HEMOS aceptado como normal la desobediencia constante de la Generalitat de Cataluña. De nuevo en la educación. Otra vez con la mirada puesta en el futuro de su ‘procés’. No es que desoiga al Gobierno de España (que también). Es que desprecia al Tribunal Supremo y no sólo ‘no passsa nada’, sino que se les premia vía Presupuestos Generales del Estado con tu dinero y el mío.
Hazlo tú como autónomo o pequeña empresaria. Desobedece al inspector de Hacienda (porque seguro tienes una inspección pegada a ti). Retrásate un día en el pago del IVA, del recibo del IBI o de la declaración de la Renta. Prueba a desobedecer el resultado de una paralela y verás. Inténtalo y me cuentas.
Se confirma que el Gobierno catalán sí puede desobedecer. Una y otra vez. Y lo dicen públicamente con ese tono humillante, chulo, desafiante e impune. Y aún reaparece Rufián y nos escupe a la cara cada vez que respira mientras se embolsa el sueldo de portavoz parlamentario.
Hazlo tú y verás, a la vez que piensas en el recibo de la luz, en el precio del combustible, en mantener el puesto de trabajo o en el próximo pago a la Seguridad Social. Nos hemos acostumbrado a situaciones inverosímiles como que una panda de nazis disfrazados de independentistas catalanes ataquen a quien piensa de otra manera. Así ha vuelto a ocurrir en la Universidad Autónoma de Barcelona contra la plataforma S’ha Acabat! Y tampoco pasa nada. Bien al contrario, como dijo el inútil aquel de quien ya no se acuerdan ni lo suyos: «No tengáis miedo». Y ahí los tienes: Pavoneándose, insultando, asustando... e impunes.
PD: Nos parece hasta normal la coacción de los mal llamados piquetes informativos. Ya sabes: acuerdo para el convenio del metal en Cádiz. Fin de la huelga. Bien. Estupendo.
Pero nos hemos acostumbrado (y esto viene de siempre) a que grupos en huelga o piquetes organizados quemen coches, ataquen a la Policía, impidan trabajar a quien le dé la gana trabajar y te rompan la cabeza.
Y tampoco pasa nada. Y aún aparece el ‘Kichi’ autoproclamándose obrero y echando fuego a las barricadas.