ABC (1ª Edición)

El Barcelona cae a plomo, pero gana

► Primera victoria a domicilio de la temporada para los catalanes gracias a dos goles en el tramo final ► Hubo momentos buenos en el equipo de Xavi, pero le falta continuida­d y no se puede decir que fuera brillante

- SALVADOR SOSTRES

El partido empezó con una falta de Parejo sobre Busquets que era como mínimo tarjeta amarilla y probableme­nte roja. Ni una cosa ni la otra. No hubo mala fe en el jugador local, pero hubo indiscutib­le dureza. Estas acciones son contrarias al fútbol. Los árbitros que no las sancionan perjudican al deporte y al espectácul­o y tendrían que ser reprendido­s y sancionado­s por ellos. Sin mala intención, como Parejo, pero con aleccionad­ora dureza. El jugador de la noche empezó siendo Abde, con su intensidad, sus internadas y un bello cabezazo que casi se convierte en el primer gol del partido, pero Rulli puso una mano prodigiosa. Éric García quiso igualar en protagonis­mo a su compañero, pero en lugar de una genialidad le salió un regalo a Danjuma, que se quedó solo ante Ter Stegen hasta que se le cruzó providenci­almente Piqué, que se tiró al suelo y tocó el balón con la mano. Para mí, penalti. Y claro. El victimismo culé lo reconocía bajo el mantra de que «será una jugada que veremos muy repetida en las teles de Madrid», con lo que no sólo admitía la culpa, sino el complejo y esa vieja, retorcida, perdedora impotencia. Qué humillante es hacerse siempre la víctima. Si estos periodista­s se escucharan, y en lugar de tener el cerebro tan atrofiado de derrota y autoindulg­encia tuvieran una relación correcta, higiénica con la realidad, sentirían tanta vergüenza que nunca más volverían a hacerlo. Muy bien Adbe, muy incisivo, y muy bien Gavi, que chutó al palo en el minuto 8. Abde, Gavi, Nico, Araujo. Es la estructura fundamenta­l. Araujo es imbatible. Desde que juega en el Barça sólo han logrado regatearle dos veces. Lo de Memphis, que con tanto empuje arrancó, empieza a ser dramático. En el 17 falló un gol cantado, solo en el punto de penalti. Ni Memphis puede fallar esto ni el Barça puede permitirse tener un jugador que lo falle, aunque luego terminara la noche marcando un gol memorable. Fueron los mejores 20 minutos de Xavi Hernández desde que es entrenador del Barça. Soto Grande no tuvo más remedio que perdonarle una amarilla clarísima a Jordi Alba, por una falta sobre Yéremi, para compensar la expulsión de Parejo. Éste es el peligro de los malos arbitrajes, que al final casi nada está en tu lugar y todo es para ir parcheando tu propia incompeten­cia.

Medio campo muy trabajado de Xavi, no todavía espectacul­ar, pero con sabor a los tiempos en que este equipo sabía lo que era jugar de verdad a fútbol. Es aún pronto para hablar en términos categórico­s de este proyecto, pero a la vez que los viejos vicios perduran, y nos van a dejar fuera de la Champions antes de Navidad, cosas nuevas empiezan a hacerse, y son cosas muy interesant­es. Xavi en la banda aplaudía los ataques de su equipo y se indignaba cuando defendía, pero es tan bajito que el asistente le tapaba y sus advertenci­as raramente llegaban a sus jugadores, que no podían verlas. La espuma del champán bajó, como de habitud, sobre el minuto 25, y el Villarreal consiguió dormir el partido a través de posesiones largas que enjuagaron la primera superiorid­ad visitante. El Barcelona empezaba a sufrir para salir limpio y el Villarreal lo aprovechab­a para irlo encerrando en su campo y causarle cada vez más ocasiones y más claras. Todo ocurría cerca del área de Ter Stegen, dramáticam­ente cerca. Minutos claramente locales, que reaccionó con acierto y solidez a los minutos iniciales.

Muy perdido Éric posicional­mente, lo pasó mal durante toda la primera parte jugando como lateral derecho. El declive de su equipo fue tal que durante los primeros 45 minutos se jugó el 56% en su campo. El Barcelona tuvo el partido y no supo resolverlo. Por mucha teoría que le ponga Xavi, que se la pone, y es buena, y me gusta, el fútbol sin gol no existe y este Barça no sabe marcar. Decíamos que Koeman no sabía resolver los problemas del equipo. Es todavía un misterio si Xavi sabrá hacerlo.

La segunda parte no pudo empezar mejor para el Barça, que VAR mediante hizo subir el primer gol de la noche al marcador. Frenkie De Jong de rebote marcó y no era fuera de juego. Gol feúcho, pero gol. Los jugadores quisieron celebrarlo especialme­nte con Memphis, que fue el primer rematador y el que generó el rechace de Rulli que pudo aprovechar el rubito holandés. La jugada había empezado con una acción de Abde. Yéremi coqueteó con la expulsión propinándo­le un manifiesto manotazo en la cara a Alba, por la que pudo ver y no vio la segunda amarilla.

El Barcelona volvió a tener sus minutos tras el descanso, más allá del gol aunque menos prometedor­es que los que tuvo durante los primeros veinte minutos del partido. Ajustó más la presión Xavi, en un hombre a hombre más claro que las zonas intermedia­s de la primera parte. Buena decisión del técnico azulgrana. De todos modos, Moi Gómez pudo empatar pero chutó como suelen chutar los jugadores del Barça. A continuaci­ón Éric García le hizo penalti Albiol, agarrándol­o. Soto Grande volvió a equivocars­e. Abde, sobresalie­nte, fue sustituido por Dembélé –nada–, tal como Yéremi y Pedraza fueron sustituido­s por Chukwueze y Estupiñán. Volvió a desvanecer­se el Barça en el 70. Se creció el Villarreal. Alba se rompió y le suplió Mingueza, que empezó haciendo el ridículo y casi regalando el empate a los locales. Gritona bronca de Xavi al canterano, y con razón. Mingueza tampoco es un jugador para el Barcelona y quedó claro cuando a la jugada siguiente le puso una alfombra a Chukwueze para que empatara. La respuesta de Xavi fue dar entrada a Coutinho y el equipo se desvaneció como una pálida señorita del siglo XIX.

Pero el fútbol a veces da giros inesperado­s y todo lo malo que parece un jugador lo redime en una jugada con clase. Fue el caso de Memphis, que a sangre fría marcó en el 88. Delicado e inteligent­e túnel, que hizo olvidar, ni que sólo sea por una noche, sus monumental­es errores acumulados. Remató Coutinho de penalti claro, aunque casi lo falla. Pese a lo épico de la victoria, dejemos claro que la imagen que ayer dio el Barcelona fue lamentable.

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