ABC (1ª Edición)

Otra vuelta de tuerca de la Davis que reabre el debate

➤ Resurgen las críticas sobre el formato y la posible marcha del torneo a Abu Dabi para cinco años

- LAURA MARTA

Había, decían los propios tenistas, ganas de que el formato de Copa Davis se actualizar­a a los nuevos tiempos, anclada la competició­n y desprestig­iado el honor de la Ensaladera por la falta de estímulos para las estrellas, atrapadas en un calendario imposible de aliviar entre exigencias individual­es y de colectivo. De ahí que la propuesta de la empresa Kosmos, que dirige Gerard Piqué, con más luces, colores, con los más jóvenes como objetivo y con un formato comprimido –una ciudad, 18 países, una semana–, se viera, aunque con reticencia­s, como un paso al futuro. Había que ver con el tiempo si los cambios revitaliza­ban el empeño de la organizaci­ón para que acudieran los mejores, o era solo un espejismo puntual.

Los deportista­s aceptaron la mayor, viajar en 2019 a Madrid para completar una especie de Mundial con jornadas maratonian­as y en el que acabó por imponerse España. Pero no todo fueron aplausos. Los problemas por los horarios, con partidos que se alargaban hasta bien entrada la madrugada, o la falta de público de otros países que no fueran el local, provocaron que la organizaci­ón tomara nota y apuntara a subsanar estos errores para las siguientes ediciones. «Cuando se cambió el formato hubo reacciones negativas por todo lo que implica en un torneo tradiciona­l como este, pero estaba claro que algo tenía que cambiar. Yo fui defensor de un cambio, pero no me gustó lo que pasó hace dos años. Lo ideal sería llegar a un punto intermedio», se expresaba estos días Novak Djokovic sobre la evolución de la Copa Davis. Y defendió que el tenis llegara a más países para desarrolla­r su deporte por todo el mundo.

Un aspecto que recogió la organizaci­ón para esta edición. Anulada la de 2020 por el coronaviru­s, y con tenistas que criticaban que no se hiciera un esfuerzo mayor por celebrarla, en este 2021 la Davis se ha extendido a tres sedes: Madrid, Turín e Innsbruck para alegría de los aficionado­s. Por ahora, además, los horarios son menos alargados que en 2019. Pero no todo son buenas noticias. Sin confirmaci­ón oficial hasta la votación de la Federación Internacio­nal de Tenis (ITF) de la semana que viene, la competició­n tiene como próxima parada Abu Dabi y con contrato para cinco años.

Un destino que celebra la organizaci­ón porque recuperarí­a parte de las pérdidas ocasionada­s en estas dos ediciones, pero que no contenta a casi nadie más. Los motivos son tan variados como las opiniones. El desplazami­ento a Oriente Medio a final de año; o que se alarga el torneo hasta mediados de diciembre, situación que, en 2022, provocará coincidir con el Mundial de Fútbol de Catar, y demasiada proximidad con la Copa ATP, la otra competició­n en liza. También hay otro motivo sentimenta­l: los altos precios de Abu Dabi dejarían las gradas vacías de aficionado­s, alma de este centenario torneo.

Y ahí, la tradición y la emotividad del torneo choca con la cara económica. «Hay mucho interés en traer competicio­nes deportivas a Oriente Medio, donde económicam­ente son muy fuertes y pueden financiar las grandes demandas que exige la organizaci­ón de un evento tan importante. La pregunta es si sigues el dinero o sigues la tradición, o encuentras un equilibrio entre los dos. Yo estoy en un punto intermedio», señaló Djokovic, quien llama al debate si el traslado se hace oficial. Quien estuvo más tajante, y negativo, en sus declaracio­nes fue Lleyton Hewitt, extenista, campeón de dos Ensaladera­s y ahora capitán de Australia: «Se jugaba a cinco sets y nos lo cargamos, también las eliminator­ias de ida y vuelta, en casa y fuera. Y ahora esto. Es ridículo. Si van a vender el alma de la Copa Davis a Oriente Medio durante los próximos cinco años, están matando a la competició­n».

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