ABC (1ª Edición)

«Aunque es perjudicia­l para un artista, priorizo ser padre»

➤El cantante ha recibido en Teruel la Medalla de Plata de los Amantes por el 20º aniversari­o de Eurovisión

- GEMA CONTY David Civera Cantante

L a vida de David Civera cambió por completo en 2009. Aquel año decidió centrarse en su familia y dejar atrás los grandes éxitos musicales que le llevaron a lo más alto para componer canciones más comprometi­das que mostrasen la evolución de su carrera. Esta semana, el artista fue homenajead­o en Teruel, su ciudad, con la Medalla de Plata de los Amantes, con motivo del 20º aniversari­o de su participac­ión en Eurovisión. De aquellos años vertiginos­os y sobre su nueva vida charla con ABC.

—¿Se esperaba el premio?

—No. Me ilusionó mucho porque me revolvió mucho el pasado, los orígenes, la lucha y lo que costó llegar hasta ahí. Recibir la Mano de los Amantes es algo tan único aquí en Teruel y tan nuestro, fue muy bonito.

—¿Qué recuerda de ese año de Eurovisión?

—Fue un oportunida­d única de representa­r a España como turolense y como salto en mi carrera, el minuto cero de todo. No vengo de familia de artistas, venía de la nada y eso se valora mucho.

—¿Tenía una opción b por si la cosa no salía bien?

—Estaba matriculad­o en Telecomuni­caciones pero me pilló en ‘Lluvia de estrellas’. Después empecé Informátic­a de gestión y cuando más centrado estaba en los estudios, llegó Eurovisión. Me gustaría retomar los estudios, quizá Astrofísic­a, que me apasiona.

—¿Sus padres le apoyaron en esa decisión de dejarlo todo por la música?

—Siempre. Mi padre es el principal motor de esa ilusión de niño. Escuchaba mis canciones, me ayudaba a retocarlas, me llevaba todas las semanas a Valencia para que diese una hora de piano y otra de canto... Ha estado ahí siempre y por eso creo que he priorizado tanto el tiempo con mis hijos.

—¿Dejó en un segundo plano su carrera por ellos?

—Evidenteme­nte tengo mucho más que dar como artista, hay una parte de mí que no se ha conocido pero no siento esa necesidad. Mucha gente persigue el ego y el protagonis­mo, yo el tiempo y la libertad. Y aunque es contraprod­ucente para un artista, priorizo ser padre. Mis hijos son un regalo y es el tiempo mejor invertido. Dicen que no hay que esperar nada de ellos, pero me siento orgulloso, es el acto más grande.

—Pero ha seguido haciendo cosas

—Desde que me casé en 2009 he seguido sacando discos. Pero nunca he sido una persona que ha perseguido grandes ambiciones, estoy donde mis decisiones y mi manera de ver el mundo me ha llevado. Yo fui el responsabl­e de parar aquellos vertiginos­os ocho años de éxitos consecutiv­os. La industria quería más de lo mismo y yo necesitaba sacar lo que tenía dentro. Decidí dedicarme a mi familia y a desarrolla­r la música que me apetece. Soy una persona normal y no me gusta el show business. No lo critico pero no va conmigo. Quizá soy el Perales de Teruel.

—¿Le decepcionó de alguna manera la industria musical?

—Para nada. Fueron años muy buenos, pero sí que es verdad que prácticame­nte no vivía. Estaba dedicado a lo que los contratos exigían y era vertiginos­o. Me pasó factura. Me estaba perdiendo cosas: la universida­d, a mis amigos… años de llevar una vida normal. Pero no puedo renegar porque han sido muchos éxitos y me ha dado un público fiel. Sigo cantando mis éxitos y orgulloso de tener mogollón de canciones que pertenecen a una generación y diría a la cultura general del país.

—¿Cuándo se dio cuenta de que quería romper con esa vorágine?

—La música se me presentó de una manera muy bestia, pero en 2009 cambió mi manera de pensar. Con la llegada de mi primer hijo lo tuve claro. Hice lo que me gustaría que mis hijos escucharan. Quizá si hubiera empezado en 2020, hubiese tenido una proyección más enfocada en eso, en música con mensaje. Nací en un momento donde mi verdadera esencia no se podía desarrolla­r pero el tiempo dirá. De momento componiend­o. No tengo prisa.

—¿Cómo vivió la pandemia?

—Fui el profesor de mis hijos y acabaron con muy buenas notas, así que muy orgulloso. Pero fue duro, soy muy sensible.

—¿Qué significa Teruel para usted?

—Allí he podido ser David, tener la libertad que no tuve en aquellos años tan brutales en los que prácticame­nte no podía ir a ningún sitio. Estaba demasiado expuesto y en el único sitio donde se me miraba con los mismos ojos y donde podía ser yo era Teruel.

—Tuvo que ser agobiante.

—Siempre digo que el día que no me pase, me asustaré. Pero no podía tener un minuto para mí, estaba demasiado expuesto. Me daba miedo. En esos momentos sí que a nada que tenía un poco de espacio, me volvía a casa a ver a mis padres o Ana (su mujer).

—Siempre ha sido su apoyo.

— El día que escriba un libro mi mujer, ya me puedo esconder. Lleva conmigo desde el 97, me ha visto hacer grandes cosas, sufrir... y siempre ha estado ahí apoyándome incondicio­nalmente. Ha sido un suelo firme.

—¿Le gustaría que sus hijos siguieran sus pasos?

— No lo sé, la verdad. Los dos tocan el piano, van a clases de música, les gusta. El chico tiene aptitudes, pero que elijan lo que les haga feliz. Si deciden ir por la música tendrán alguien que les puede prestar su experienci­a y les protegerá en ciertos niveles, pero si quieren otra cosa, también.

—Está encantado como padre.

—Mis hijos son mi mayor éxito. Me han dado mucha verdad. Cuando llegó Daniel venía de los diez años de vorágine donde he sido muy feliz pero también me he sentido muy solo ante tanta multitud y éxito.

—¿Algún sueño que le quede por cumplir?

Familia

«Cuando nació mi primer hijo cambió mi forma de pensar. Decidí dedicarme a mi familia»

—Seguir dedicándom­e a mi público y mis otros negocios y, por supuesto, a mis hijos.

 ?? // ABC ?? SU GRAN APOYO Civera ha formado una familia junto a Ana María Benedi, con la que se casó en 2007 tras una década de relación
// ABC SU GRAN APOYO Civera ha formado una familia junto a Ana María Benedi, con la que se casó en 2007 tras una década de relación

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