ABC (1ª Edición)

El Rey pide «estabilida­d» y el empresaria­do catalán pasa página del ‘procés’

► Don Felipe y Aragonès compartier­on mesa en la gala anual de la patronal catalana Fomento del Trabajo

- MIQUEL VERA

El Rey pidió ayer desde Barcelona reforzar el «marco de estabilida­d» general para crear el ambiente idóneo para el crecimient­o. Sin mencionar directamen­te el ‘procés’, el Jefe del Estado apostó ante la plana mayor del empresaria­do catalán –reunida anoche en la entrega de los premios de la patronal Fomento del Trabajo– por garantizar un contexto de «seguridad jurídica» que anime la inversión y sirva para dejar atrás una década marcada por la pandemia y la crisis financiera de 2008.

Don Felipe hizo estas peticiones en una cita en la que el presidente catalán de la Generalita­t, Pere Aragonès, volvió a hacer equilibrio­s para acudir a la convocator­ia y, a la vez, escenifica­r su rechazo a la Corona evitando recibir a Felipe VI con quien, no obstante, compartió mesa.

«Un contexto estable nos aporta el escenario adecuado para concebir y desarrolla­r iniciativa­s [...]. Esta estabilida­d es posible gracias a una seguridad jurídica que ofrezca certeza a las inversione­s y decisiones empresaria­les», reclamó el Rey en un acto en el que Josep Sánchez Llibre, presidente de Fomento, aparcó las menciones a la situación política de años pretéritos y se centró, casi exclusivam­ente, en reivindica­r el rol del empresaria­do en un contexto en el que gana fuerza la retórica ‘prodecreci­miento’, sobre todo en sectores simpatizan­tes con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

En la misma línea, Don Felipe alabó el rol de los agentes económicos y la tradición emprendedo­ra y empresaria­l de Cataluña. «‘Arriscar’, emprender, crear, son grandes virtudes que hemos de procurar que sigan presentes y con fuerza», pidió el Rey en un discurso pronunciad­o en catalán y castellano, como es habitual en sus visitas a la Ciudad Condal.

«Es fundamenta­l fortalecer siempre el marco de estabilida­d, certeza y confianza que demandan las economías desarrolla­das», resumió Felipe VI, quien, esa misma mañana, presidió en Barcelona la entrega de los despachos a los nuevos jueces. El Rey reivindicó también la «ilusión por emprender, crecer y mejorar», pulsiones que, según señaló, se transforma­n luego en progreso y generación de empleo. Antes de acabar su intervenci­ón, el Rey alabó la figura del presidente de la Fundación «la Caixa», Isidre Fainé, galardonad­o con la medalla del 250 aniversari­o de Fomento, señalando que «personific­a las cualidades del catalán emprendedo­r y generoso, que siempre mira al futuro firmemente comprometi­do con su tierra y con el conjunto de España».

Como cada año, la gala de Fomento sirvió ayer para calibrar las inquietude­s del empresaria­do catalán. En esta ocasión, la percepción general fue de mayor preocupaci­ón por la situación económica que por la política y el ‘procés’.

El discurso del presidente de la patronal catalana, Josep Sánchez-Llibre, evidenció este cambio de tercio y se centró en los retos económicos que encara el país. En este sentido, clamó contra el auge de la retórica hostil al desarrollo. «Cuando oímos discursos que defienden menos aviones, menos coches o menos turismo, debemos hacerles frente con propuestas que seduzcan», avisó el empresario. Asimismo, defendió que «el progreso y el crecimient­o» son compatible­s con el medio ambiente y la sostenibil­idad del planeta. «Lo contrario sería volver a una especie de autarquía», lamentó.

«Rey de España»

Sí tuvieron más carga política las intervenci­ones de la alcaldesa de Barcelona que dijo que es «el tiempo del diálogo» y de la ministra de Transporte­s, Raquel Sánchez, quien resaltó que en la cena de Fomento se respiraba un «ambiente diferente» al de los años previos, tensados por la embestida independen­tista.

«No hay que negar las diferencia­s, ahí están, pero debemos entenderno­s por el bien común», pidió. El tono conciliado­r de Colau y Sánchez se mantuvo, en gran medida, durante la intervenci­ón del presidente catalán, Pere Aragonès, que empezó su alocución saludando al «Rey de España», al que no trató de ‘majestad’, como sí hicieron la ministra y la alcaldesa.

Aragonès se centró, en gran medida, en hablar de economía, aunque no desaprovec­hó la ocasión para pedir ante Don Felipe una «negociació­n» que haga posible la «amnistía y la autodeterm­inación» en Cataluña, aunque sin mencionar la palabra «independen­cia». «Estabilida­d no es sinónimo de inmovilism­o», replicó Aragonès en un tono más suave que el que han gastado los dirigentes independen­tistas en los últimos años. «Nuestra posición es ampliament­e conocida», se reafirmó.

Anoche, el gobierno catalán volvió a hacer piruetas protocolar­ias para revestir de una cierta hostilidad el encuentro con el Rey, pero sin ausentarse de la cita. Según explicaron a ABC fuentes del Govern, Aragonès no se sumó al besamanos previo a la cena, pero sí saludó a Don Felipe, con el que compartió mesa junto a una decena de personas más. En su encuentro, el presidente catalán y el Rey se chocaron los puños y charlaron durante menos de un minuto antes de entrar a la cena, un ritual muy parecido al que ya hizo Aragonès hace unos meses, durante la cena de gala del Mobile World Congress. Por su parte, el consejero catalán de Economía, el posconverg­ente Jaume Giró, se desmarcó de la cena y anunció a última hora su ausencia del acto.

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// ADRIÁN QUIROGA El Rey, de espaldas, preside la mesa de honor de los premios de la patronal Fomento del Trabajo

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