Exteriores fracasa al intentar hacer visible el reencuentro con Marruecos
► Pese a contar con más representación, la Unión por el Mediterráneo queda descafeinada
El sexto foro de la Unión por el Mediterráneo (UpM) tuvo lugar ayer en la ciudad de Barcelona. En el hotel W –frente a una panorámica del mar, protagonista de las reuniones entre representantes de los 42 países miembros–, el ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, inauguró este encuentro anual.
«El Mediterráneo no puede ser una barrera que nos divida, sino un punto de encuentro, un espacio de estabilidad y prosperidad compartida», declaró Albares. Un mensaje lleno de intención y propósito, pero vacío y con escasos resultados, ya que es difícil hablar del Mediterráneo si los máximos representantes de la diplomacia de los países de fuera de la UE –la gran mayoría pertenecientes a la vecindad sur– no acudieron a esta convención.
La reunión estuvo presidida por el Alto Representante de la política exterior de la UE, Josep Borrell, el ministro de Exteriores jordano, Ayman Safadi, y el secretario general de la organización, el egipcio Nasser Kamel.
Este nuevo encuentro congregó al mayor número de ministros de Asuntos Exteriores desde que se fundó la UpM en 2008. Los altos representantes sumaron un total de 20: Luxemburgo, Palestina, Egipto, Hungría, Portugal, Francia, Finlandia, Croacia, Mónaco, Rumanía, Bosnia y Herzegovina, Malta, Eslovenia, Montenegro, Albania, Estonia, Bulgaria, Líbano, España y Jordania.
Con representación de menor nivel estuvieron Chipre, Alemania, Italia, Países Bajos, Lituania, Eslovaquia, Turquía, Polonia, Dinamarca, Letonia, Austria, Argelia, Belgica, República Checa, Grecia, Irlanda, Israel, Marruecos, Suecia y Túnez.
Solo dos países, Libia y Mauritania, no tuvieron representación en el foro. Borrell celebró la «participación récord» a esta cita: «Somos vecinos, socios y también familia». «Dentro de una familia hay amor pero en ocasiones algunas rencillas y nosotros también las hemos tenido», añadió. En este sentido, hay que destacar que la UpM es un foro intergubernamental donde los países que tienen como punto de unión el Mediterráneo ponen en común los retos a los que se enfrentan en materia de medioambiente, desarrollo humanitario y sostenible, igualdad social, transformación digital y protección civil, entre otros; pero no persigue un objetivo concreto, simplemente refuerza el diálogo político. Por lo que ayer el foro terminó con una hoja de ruta a seguir, pero sin que los 40 países participantes firmaran un memorando.
Ni Marruecos, Argelia o Túnez enviaron a sus ministros. Además, ni Libia ni Mauritania participaron en la cumbre de Barcelona
Sin el Albares-Burita
El compromiso de mejorar en materia de vecindad es muy complicado cuando existen tensiones entre países. Es el caso del revuelto triángulo que forman España-Marruecos-Argelia.
Horas antes de que comenzara la UpM, cuando Albares ofreció una cena a sus homólogos en el Museo Nacional de Arte de Cataluña de Barcelona, ‘El País’ publicó que los ministros de Asuntos Exteriores marroquí, Naser Burita, y argelino, Ramtane Lamamra, no acudirían a este foro. La ausencia de ambos suponía el preludio de una reunión descafeinada, pues la UpM generaba interés precisamente por la posibilidad de sentar en una misma mesa a Marruecos y Argelia –que después de verano rompieron sus relaciones diplomáticas– y de que hubiera un encuentro entre Albares y Burita.
Aunque desde el Gobierno nunca dijeron que fuera a haber una bilateral con Marruecos, este paso se podía esperar después de que en septiembre Albares diera a conocer la conversación telefónica que había mantenido con su homólogo marroquí, con la que avanzó que las relaciones entre España y Marruecos se habían retomado.
La ausencia de Burita ayer, sin embargo, muestra de nuevo que las relaciones entre países siguen siendo precarias, aunque Albares aseguró que Argelia y Marruecos estuvieron «extraordinariamente representados» y participaron «muy activamente en la reunión».
«El ministro marroquí Burita me llamó ayer por la mañana por teléfono. Tenemos una relación fluida y me explicó los motivos por los cuales no podía estar aquí. Lo que sí subrayó, y era el mismo espíritu con el que yo apoyé nuestra conversación, era en seguir reforzando nuestras relaciones aún más», afirmó Albares. Y añadió: «Hubiera preferido que hubieran estado aquí, pero no ha restado nada a las aportaciones que han hecho Argelia y Marruecos hoy».