ABC (1ª Edición)

El acercamien­to de los socios europeos a Pekín inquieta a Washington

► Merkel, Macron y Sánchez han avanzado importante­s acuerdos de inversione­s con Xi

- D. ALANDETE

En su estrategia de recomponer las relaciones con los socios europeos tras las tensiones de la era Trump, Joe Biden se ha encontrado con un punto de resistenci­a que está dificultad­o la completa normalizac­ión: China.

En una conversaci­ón que tuvieron en julio en la Casa Blanca, la canciller alemana saliente, Angela Merkel, ya le dijo a Biden claramente que la posición europea con respecto a China es irreconcil­iable con la de Washington. Del mismo modo se ha expresado el francés Emmanuel Macron, y el español Pedro Sánchez ha defendido la necesidad de mantener una diplomacia «multilater­al» tras sus conversaci­ones con el mandatario chino.

Hace un año, el Consejo Europeo anunció un acuerdo de inversión con China que beneficiar­ía notablemen­te a las empresas alemanas y francesas, en especial las automovilí­sticas. Merkel estaba decidida a que se aprobara ese acuerdo con Pekín antes de abandonar la cancillerí­a a finales de este año. Ese acuerdo quedó cancelado, aunque no anulado, en mayo, en el contexto de los abusos que el régimen comete en China.

En Washington preocupaba desde la Administra­ción anterior la entrega de Europa a la tecnología china, y su decisión de aceptar que empresas dominadas directa o indirectam­ente por el régimen comunista tuvieran el control de nuevas redes de telefonía móvil 5G. La respuesta de la Unión Europea ha sido que considera a China un socio en comercio y medioambie­nte, un competidor en el mercado tecnológic­o y un adversario en derechos humanos.

Viejos amigos

En agradecimi­ento a esa defensa de la relación entre Bruselas y China, Xi llamó a Merkel «vieja amiga» en una conversaci­ón de despedida mantenida por vídeo el mes pasado, empleando un término reservado en el imaginario político chino para los socios más estrechos, como los Castro o Nixon, que restableci­ó la relación bilateral entre Washington y Pekín.

No son acercamien­tos que sienten especialme­nte bien en Washington. Tampoco vio con buenos ojos la diplomacia de EE.UU. que el Gobierno de Sánchez defendiera abiertamen­te que las grandes empresas tecnológic­as chinas, comandadas por Huawei, entraran en el mercado español del 5G, alegando la importanci­a del comercio con ese país asiático. Finalmente, sin embargo, las tecnológic­as españolas tomaron sus propias decisiones y Telefónica, por ejemplo, optó por Ericsson y Nokia, de Suecia y Finlandia, para gestionar sus redes.

En el contexto de un enfriamien­to de las relaciones de España con EE.UU. durante el gobierno de coalición, Sánchez se ha acercado decisivame­nte a China. En 2018 recibió a Xi en la Moncloa y firmó varios acuerdos comerciale­s con él. En mayo, ambos mandatario­s hablaron por teléfono, una conversaci­ón tras la cual el presidente del Gobierno español defendió la necesidad de un mayor «multilater­alismo», haciéndose eco de la retórica diplomátic­a del régimen chino.

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// ABC Xi Jinping, Macron y Merkel en un cumbre en París

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