ABC (1ª Edición)

Scariolo, la estrella de España

▶ Con la salida de los veteranos, el técnico asume el liderazgo y se esmera en educar a los internacio­nales de las ventanas

- EMILIO V. ESCUDERO

En medio de la noche jiennense, dejando la ciudad a las espaldas, se eleva casi de la nada el Olivo Arena. Nombre caracterís­tico para un pabellón que es una de las joyas de la ciudad. De reciente construcci­ón, su inversión –alrededor de 20 millones de euros– provocó las dudas de buena parte de los ciudadanos, aunque el resultado ha terminado por despejarla­s. Lucía ayer desde el exterior con los colores de España, cuyo duelo ante Georgia daba lustre al recinto en cuyo interior aguardaba el trofeo más preciado. La Copa del Mundo que la selección conquistó en China en el verano de 2019.

Dos años después de aquel éxito, España emprende estos días el camino hacia su tercera estrella. No le sirve a la campeona con el parche que luce en el pecho de su camiseta, pues toca bajar de nuevo al barro para pelear por un lugar entre los mejores. Y lo hace la selección, como casi todas, con un equipo de circunstan­cias en el que no están las estrellas de la NBA ni las de la Euroliga. La disparidad de calendario­s hace que todos los países afronten estas ventanas de clasificac­ión con jugadores poco habituales en los grandes torneos, lo que provoca derrotas inesperada­s y ausencias mayúsculas.

Para evitar el desastre, hace tiempo que la selección se puso en manos de Scariolo, un técnico especial capaz de sacar el jugo por igual a Pau Gasol que a Jaime Pradilla. Los esquemas del italiano cobran más importanci­a en ausencia de los grandes talentos y en estas ventanas esos dibujos tácticos son oro. Por eso, los cinco días de preparació­n que tiene con los jugadores antes de cualquier partido de clasificac­ión son casi como un campamento militar. Los entrenamie­ntos en Guadalajar­a, cuartel general de la selección desde 2017, son un reflejo de esa intensidad que pide en la cancha. Se le ve mucho más activo al selecciona­dor, consciente de que el tiempo es poco y la informació­n a transmitir, mucha. Alguno de los convocados como Colom o Brizuela o López-Aróstegui son ya veteranos de estas ventanas, pero suele haber muchos jóvenes que comienzan de cero y es con ellos con los que Scariolo trabaja con mayor atención.

Estos días se le ha visto especialme­nte encima de Sima o Pradilla, dos de los llamados a ocupar uno de los lugares vacíos por la retirada de ilustres como los Gasol o Sergio Rodríguez. Bajas como esas (o las que vendrán antes del verano como consecuenc­ia del desgaste de la temporada) hacen que estas ventanas sean esta vez un escaparate para hacerse un sitio en el vestuario del siguiente gran campeonato. No hay muchos fijos y el grupo lo sabe. Así, ante Macedonia del Norte el pasado viernes se pudo ver ya que nadie ha venido de paseo a estos encuentros de clasificac­ión cuyo horizonte está en el Eurobasket de 2022.

Para él ya está clasificad­a España, que anoche ante Georgia trataba de encarrilar su presencia en el Mundial de 2023. El conjunto del este amaneció con la baja de su gran estrella, Toko Shengelia, lesionado ante Ucrania y al que el CSKA le pidió prudencia frente a la selección. Se quedó sin jugar el pívot, pero no viajó precipitad­amente a Rusia, mostrando una vez más el compromiso con su país.

Sin él en la pista, el duelo se allanó un poco más para España, aunque Georgia seguía siendo un rival temible que cuenta con el último MVP de la ACB –Shermadini– y con el nacionaliz­ado McFadden, aunque con una rotación más corta. En el primer apunte de Scariolo para solventar el duelo estaba la velocidad. Tocaba correr, llevar el choque a un plano físico que desgastara a las dos estrellas rivales –tres si tenemos en cuenta al bético Burjanadze– y por ahí se acortaron los tiempos en pista. Se sucedían los cambios para que no bajara el ritmo, lo que le fue dando a España las primeras ventajas (23-15, min. 10), aunque fue con el primer descanso a Shermadini cuando se disparó la selección, que firmó un parcial de 22-2 y dejó casi sentenciad­o el duelo (38-19, min. 17).

Se limitó a controlar los daños España en la segunda parte, aplicando la misma receta de intensidad y talento que le había ido tan bien en el inicio. Victoria que le deja como líder en solitario del grupo y le acerca a esa Copa Mundial que ayer fue testigo del crecimient­o de este grupo cincelado por Scariolo.

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// EFE Colom recibe la pelota de Dani Díez durante el partido ante Georgia en el Olivo Arena
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