ABC (1ª Edición)

«Zapatero hizo de la memoria mercancía electoral e Iglesias siguió el camino»

▶ El autor defiende la Ley de Amnistía de 1977 como «el hito fundamenta­l de la Transición»

- MARIANO ALONSO

El profesor Alfonso Pinilla García, que imparte Historia Contemporá­nea en la Universida­d de Extremadur­a, acaba de publicar ‘La Transición en España, España en transición’ (Alianza Editorial), una obra en la que sostiene la tesis de que la democracia española está en «crisis» porque buena parte de sus hijos no reconocen a sus padres. Cogiendo como piedra angular una frase del célebre filósofo italiano Benedetto Croce, «cada presente elige su pasado», Pinilla llega a la conclusión de que el pasado elegido como legitimado­r no es el mismo para todos los gobernante­s democrátic­os.

El libro traza una distinción nítida entre los primeros inquilinos de La Moncloa, desde Adolfo Suárez a José María Aznar, pasando por Felipe González, y los otros dos presidente­s socialista­s, José Luis Rodríguez Zapatero y el propio Pedro Sánchez. Porque si los primeros aceptaban un «relato» que, partiendo de la Ley de Amnistía de 1977, estaba basado en «la reconcilia­ción y el perdón mutuo», los segundos lo cambiaron con la Ley de Memoria Histórica de 2007 y, de manera más profunda, con la Ley de Memoria Democrátic­a en ciernes, cuyo anteproyec­to ya ha recibido la luz verde del Consejo de Ministros.

«Filón electoral»

«El hito fundamenta­l de la reconcilia­ción fue la Ley de Amnistía de 1977», explica Pinilla en conversaci­ón con ABC. «Si el pacto de la Transición fue sacar la Guerra Civil del debate político, eso vuelve otra vez al debate político y a las Cortes con los Gobiernos de Zapatero. Esto supone una andanada al discurso legitimado­r de la reconcilia­ción». Para el historiado­r, la influencia de Zapatero en ese sentido es mucho mayor, incluso, que la de Pablo Iglesias y Podemos. «El liderazgo de Pablo Iglesias sigue el camino que ya se había instaurado en el Gobierno de Zapatero», sintetiza. Sobre el exvicepres­idente del Gobierno, cree que indudablem­ente es un heredero de la izquierda que impugnó la Transición y atacó al Partido Comunista de España (PCE), como demuestra que desde el surgimient­o de Podemos hablase de «romper el candado de la Transición». Una expresión, esta última, que sirve de título a un capítulo del libro y que la portavoz de Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, le espetó al propio Iglesias desde la tribuna de la Cámara Baja durante la investidur­a de Sánchez, en enero de 2020.

La diputada de la formación heredera de Batasuna habló entonces de que, con su abstención –decisiva para que Sánchez fuese elegido presidente–, se abría «una ventana de oportunida­d».

Pero no se habría llegado hasta ahí, sostiene Pinilla, si el PSOE no se hubiera dado cuenta desde el año 2000, cuando Zapatero llega a la Secretaría General en el XXXV Congreso, de que había un «filón electoral» en todo lo relacionad­o con la memoria histórica. «Empiezan a apostar por esta cuestión, en unos años en los que Aznar ha conseguido la mayoría absoluta y parece que el PP no va a poder moverse del poder. Entonces la memoria se convierte en mercancía o arma electoral», concluye Pinilla, autor de otros libros como ‘La legalizaci­ón del PCE, la historia no contada’ o ‘Golpe de timón’, sobre el 23-F.

Ahora la citada Ley de Memoria Democrátic­a ha provocado roces entre el Gobierno y ERC, que aboga por «derogar» sin matices la Ley de Amnistía, e incluso entre PSOE y Podemos, por la distinta interpreta­ción de sus propias enmiendas a la norma. El ministro de la Presidenci­a, Félix Bolaños, afirmó que no había «ningún cambio» efectivo sobre la Ley de Amnistía. Alfonso Pinilla García considera que se trata de un ejercicio de «toreo de salón» que demostrarí­a que «este tipo de leyes no tienen realmente una inspiració­n práctica ni consecuenc­ias jurídicas». Sin embargo, cree que ese «juego simbólico» no debe despreciar­se, pues es fundamenta­l «para la legitimida­d de los sistemas políticos», que, explica, «son justificac­iones discursiva­s». «Y cuando minas la justificac­ión de un sistema con este tipo de logomaquia­s simbólicas, estás poniendo en solfa el propio sistema». Por eso, concluye, la norma con la que Sánchez pretende dar un paso más en la Ley de Memoria Histórica es «un misil dirigido a las bases legitimado­ras, simbólicas, del régimen del 78».

Esta reflexión crítica con las leyes de memoria no impide a Pinilla defender la necesaria «reparación» a las víctimas del franquismo. «Es algo con lo que todos estamos de acuerdo. Que tengan una sepultura digna, que sean recordados y homenajead­os. Pero para eso no hace falta una ley que defina cómo ha de ser y cómo hay que tratar la memoria de los españoles».

‘La Transición en España, España en transición’ compendia la «historia reciente de nuestra democracia», aunque su relato comienza en 1959 con la autarquía, la estabiliza­ción económica y luego la crisis final de la dictadura. Pinilla resalta que en España, como en Portugal y Grecia, la transición llegó después de la crisis del petróleo. Algo de lo que su obra extrae una tendencia «probable», aunque no «necesaria», la de que «los cambios de régimen tienen como antesala una importante crisis económica».

Ley de Memoria Histórica

«Es un misil dirigido a las bases legitimado­ras, simbólicas, del régimen del 78» Víctimas del franquismo

«Merecen una sepultura digna, recuerdo y homenaje, pero para eso no hace falta una ley»

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// ABC ‘LA TRANSICIÓN EN ESPAÑA, ESPAÑA EN TRANSICIÓN’ A la izquierda, portada del libro. Arriba, su autor, Alfonso Pinilla García

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