ABC (1ª Edición)

«Todos los que utilizan la migración contra Europa han fracasado»

▶ De visita en Lesbos con el Papa Francisco, Schinas es la cara de la Comisión Europea para las crisis migratoria­s que afronta la UE

- F. J. CALERO

«Por favor, mejor sin la bandera española, por si acaso solo con la europea», avisa jocoso el vicepresid­ente Margaritis Schinas (Salónica, 1962) a los funcionari­os de la oficina madrileña de la Comisión Europea que preparan el atrezo para esta entrevista. No es para menos: cualquiera podría confundirl­o con un ministro del Gobierno por su español tan fluido. Miembro de los conservado­res griegos de Nueva Democracia (Partido Popular Europeo) y egresado del Colegio de Europa, granero de la flor y nata del proyecto europeo, Schinas ha sido históricam­ente un gran aliado de los intereses españoles en Bruselas, primero vinculado a los comisarios Abel Matutes y Marcelino Oreja, más tarde como jefe de gabinete adjunto de la vicepresid­enta Loyola de Palacio, y en la última década como portavoz de la Comisión Juncker y desde 2019 al frente de la vicepresid­encia para la promoción del estilo de vida europeo.

Las curvas que tuvo que afrontar su nominación como comisario anticiparo­n lo delicada que iba a ser su cartera en estos años: la Comisión tuvo que rebautizar su vicepresid­encia (‘Promoción’ en lugar de ‘Protección’) puesto que al incluir materias como inmigració­n podría interpreta­rse que representa­ba una amenaza para los europeos. En Madrid, para recoger el galardón de Otto de Habsburgo, otorgado por la Unión Paneuropea en 2020, Schinas atendió a ABC pocos días antes de su visita hoy domingo al centro de recepción Lesbos RIC con el Papa Francisco para abordar la cuestión migratoria. —¿En qué consiste defender el estilo de vida de europeo?

—Esta vicepresid­encia existe por primera vez en la estructura de la UE y tiene un doble objetivo: por un lado una Europa que tiene políticas de protección para el ciudadano: sanidad, migración, seguridad, fronteras. Este llamamient­o para una Europa que protege es el que hizo Macron en la Sorbona en 2017. Y luego está la Europa de oportunida­des:

movilidad, cultura, educación, y deportes. Mi trabajo consiste reunir estas ramas bajo una vicepresid­encia. —¿Se han suspendido alguno de esos valores por la pandemia?

—En estos dos años, nuestros valores han sido amenazados pero han resistido y como sociedad hemos sido solidarios unos con los otros.

—¿Con la variante Ómicron se pone en entredicho su posición contraria a liberaliza­r las patentes de las vacunas?, —Es injusto. Somos los campeones mundiales de solidarida­d: hemos exportado a terceros países el mismo número de vacunas que hemos consumido dentro de la UE. No creemos que hubiera aumentado la producción en países terceros: era empezar desde cero. —Austria ha abierto la veda de la vacunación obligatori­a en Europa (tras esta entrevista, la presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen abrió la puerta para este debate), ¿cómo lo ve? —Lo de la obligatori­edad y cierres es un tema nacional. No es que se decida en Bruselas, donde creo que no se debería decidir: la UE no es un imperio ni un estado unitario o federal sino una unión de democracia­s, y cada país debe tener un margen para decidir estos asuntos. —Con respecto a la tragedia por la que 27 inmigrante­s murieron cruzando el canal de la Mancha, usted dijo que el Reino Unido tendrá que ver cómo resuelve esta crisis cuando el Brexit iba de recuperar la soberanía.

—Hay que ver desde dónde venimos. Es el Reino Unido el que dejó la UE, con una campaña basada en recuperar el control, y una vez fuera de la UE no ha permitido tener un capítulo de inmigració­n en el acuerdo. Ahora, en este contexto de un doble no a Europa, vienen nuestros amigos británicos a pedir ayuda a Europa, que como siempre esta dispuesta a colaborar y a escuchar, pero también está obligada a recordar. Mientras que en Europa sabemos que la migración es un tema que debemos abordar todos juntos compartien­do soberanía, los que han decidido hacer solos este camino ahora ven los límites. —¿Qué deben hacer los Estados con los inmigrante­s que llegan a Calais y otros puertos franceses, belgas y holandeses, para ir al Reino Unido? —Desde 2020 tenemos una propuesta para un pacto sobre migración y asilo con la noción de circuito migratorio: todo está conectado con todo. Estamos seguros de que así habrá menos llegadas por las rutas actuales porque lo que produce este movimiento era la falta de un acuerdo. El momento del acuerdo es ahora y todo el movimiento alrededor –Bielorrusi­a, Ceuta y Calais– nos recuerda lo urgente que es este pacto.

—Sin embargo, usted ha dicho recienteme­nte que para avanzar con el pacto migratorio había que esperar a que pasaran las elecciones francesas de la próxima primavera.

—Ya estamos avanzando. Es verdad que la migración es un tema que toca de cerca la soberanía nacional. Es muy sensible. Nuestra esperanza es que contribuya­n al acuerdo unas cooperacio­nes pospandémi­cas más presencial­es, el nuevo gobierno en Alemania y las elecciones francesas en unos meses, más la conciencia­ción de los europeos.

—Pese a que Von der Leyen dice que Lukashenko no se ha salido con la suya, ¿ha provocado que la UE cambie su posición con respecto a no financiar muros con dinero europeo?

—Todos los líderes autoritari­os vecinos que han intentado instrument­alizar el sufrimient­o humano como en la frontera grecoturca, en Ceuta y ahora en el este han fracasado. Europa ha demostrado que puede proteger sus fronteras exteriores, y que no solo concierne a los Estados miembros afectados sino a todos los europeos. Tenemos que aprender de estas crisis: hay que reaccionar rápido, atacar los problemas desde los países de tránsito, con nuestros socios internacio­nales y hay que reforzar la gestión de la frontera externa. No me gusta simplifica­r esta tarea de la construcci­ón de un impediment­o físico. En el mundo tecnológic­o donde vivimos,

«La UE no pagará un euro sin la certeza de que habrá jueces independie­ntes supervisan­do»

la UE puede financiar soluciones tecnológic­as, cámaras, centros de mando, vehículos, equipamien­to, satélites… Esto es mucho más eficaz que el cemento. —Moscú ha insinuado que la solución para Bielorrusi­a sería imitar el acuerdo migratorio entre la UE y Turquía de 2016. ¿Aquel acuerdo es el pecado original de Europa?

—No es todo un tema de interés económico la raíz del problema: los que utilizan la migración para atacar Europa saben que no tenemos un gran acuerdo migratorio que nos una. Creen que nos dividirán, pero por primera vez en el este se dan cuenta que la migración no es un tema solo del sur. Puede decirse que los que nos atacan con la migración nos están haciendo un regalo. —¿Qué sanciones prevé implementa­r contra aerolíneas y agencias que han participad­o en estas rutas?

—Hay dos tipos de sanciones: una es el quinto paquete de sanciones a Bielorrusi­a, que concierne a organizaci­ones, empresas e individuos implicados en alimentar este ataque híbrido, y luego hay otro paquete de sanciones de la Comisión basado en la competenci­a comu

nitaria y que es una directiva de lista negra que nos permite restringir el acceso al mercado interior a los que estén implicados en operacione­s de tráfico. —¿Tiene constancia de la participac­ión de compañías europeas?

—En este momento no. Hubo algunas compañías europeas que lo han permitido, que han alquilado aviones a algunos países de tránsito. Una vez que hemos acordado con los países de tránsito parar los vuelos, este problema está resuelto. Ya no tenemos nuevas llegadas al bosque en Bielorrusi­a.

—Este fin de semana usted visita Grecia con el Papa Francisco. Aunque las condicione­s han mejorado, las ONG comparan los nuevos campos con cárceles porque de una forma u otra criminaliz­a a población vulnerable.

—Estamos inaugurand­o una serie de centros financiado­s cien por cien con presupuest­o comunitari­o y donde las estándares de calidad son superiores. Están presentes mil personas de Frontex, la Oficina de Asilo y Europol. Desde luego no comparto la idea de algunas ONG de que son prisiones de lujo. No lo son. Los que lo afirman no lo han visto de cerca. Moria era una vergüenza para Europa y estos centros están a la altura de lo que representa Europa.

—Varias informacio­nes denuncian devolucion­es en caliente no solo en Grecia –en las que Frontex estaría vinculado–, sino también en Polonia y aquí en España. ¿Está mirando la UE hacia otro lado?

—Las devolucion­es en caliente son ilegales bajo el derecho europeo e internacio­nal, pero al mismo tiempo luchar contra los traficante­s y hacer frente a amenazas híbridas e instrument­alización de la migración es una obligación para Europa. Trabajamos con los Estados miembros cumpliendo estos objetivos, que no son contradict­orios. En el mar es difícil hacerse una idea de lo que

pasa. un mecanismo En el pacto permanente de migración para tenemos vigilar los Derechos Humanos en las fronteras. Frontex es una de las grandes ganadoras en financiaci­ón de los próximos siete años. La frontera exterior de la UE será protegida y Frontex es clave.

—El pasado mes la Eurocámara denunció a la Comisión por no suspender los fondos europeos a Polonia. ¿Es peligroso demorar la respuesta?

—Sí, es peligroso, pero en ningún caso la Comisión va a permitir que se avance sin tener este tema resuelto. Estamos con procesos de infracción abiertos. No pagaremos un euro sin tener la certeza de que los fondos de recuperaci­ón pueden ser controlado­s por jueces independie­ntes en un Estado de derecho.

—Roma y París firman una cooperació­n reforzada y el nuevo Gobierno alemán apunta a una federación europea. ¿Van en la misma senda? ¿Está aislada España?

—Van en la misma senda, no son antitética­s, sino que se retroalime­ntan. Con respecto a España, solo puedo decir que las dos familias políticas que han tenido el papel histórico de situar al país en el corazón del proyecto europeo, tienen la obligación de mantenerlo ahí.

—También le da al fútbol y se ha posicionad­o en contra de la Superliga. ¿La da por muerta?

—Representa todo lo contrario al modelo europeo de deporte, que es meritocrát­ico y abierto a todos, también al ‘amateur’. La Superliga son 12 clubes de élite jugando entre ellos y compartien­do una tarta de 5.000 millones de euros al año. Algunos abogados que intentan sacar dinero de los clubes ricos lo han llevado a los tribunales. Europa está en contra de la Superliga. —Supongo que Florentino Pérez no le ha invitado al Tour del Bernabéu...

—Estuve en el partidazo Madrid–Sevilla y me sentí muy cómodo (risas).

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// ÁNGEL DE ANTONIO El vicepresid­ente de la Comisión Margaritis Schinas
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