Armiño, cada cual con su Flaubert
Hasta el año 2000 no existía en España una versión de los siete volúmenes de Proust de la mano de un mismo traductor. Justo en ese año, el sello Valdemar puso en marcha el titánico proyecto de la mano de Mauro Armiño, quien no sólo tradujo los dos primeros tomos, sino que introdujo un doble diccionario: los personajes de la vida de Proust (Diccionario de Marcel Proust) y los personajes de la novela. Para muchos, la de Armiño, comparada con la de Pedro Salinas es la más correcta. La ‘Madame Bovary’ que Mauro Armiño tradujo y que publicó Siruela en 2014 no sólo incluía tres fragmentos hasta entonces inéditos, sino que revelaba a Flaubert como un autor meticuloso y exigente con su prosa; una perspectiva, incluso un rasgo neurótico, que reaparece en las páginas de este libro de manera detallada y documentada. Hablar de Mauro Armiño supone referirse a uno de los especialistas más solventes del XIX francés, en especial del autor de ‘Salambó’, a quien describe como «el creador de la novela moderna». Sobre el universo moral y humano del personaje, Armiño opina con una lucidez particular: «Es el escritor que más ha trabajado contra los individuos. Está convencido de que todos somos idiotas y de que la sociedad francesa es una mierda. Está muy resentido y eso lo demuestra en su última novela, ‘Bouvard et Pécuchet’». En ocasión del ingreso de Mario Vargas Llosa en la Academia Francesa, y en respuesta a la pregunta de ABC sobre cuál es, a su juicio, la naturaleza y la calidad de las interpretaciones que ha hecho el Nobel tanto de ‘Madame Bovary’, de Flaubert, como del universo de Víctor Hugo, Armiño asegura: «Son interpretaciones de aficionado. No creo que, como decía su traductor al francés en Le Monde esta semana, él fuese quien mejor comprendiese a Víctor Hugo o Flaubert. Es muy simple, con todo lo que sabemos gracias a los estudiosos de Flaubert. Es un absurdo, un aficionado que escribe una cosa cortita y que habla como lector».