La eternidad del karaoke
Resulta un maestro de lo suyo, pero sin escuela, porque su escuela empieza y acaba en él mismo
SE jubila del escenario Serrat, prometiendo un semestre de gira. De modo que antes del velorio de irse, presenta juerga larga. El karaoke es una forma de eternidad, y Serrat está en lo alto del karaoke nacional desde hace décadas, que es como decir en las verbenas de aldea, en los bodones de cristalería y en las ferias de puerto. Resulta que ‘Mediterráneo’ tiene al autor por ahí, cantando como el mejor plagiario de todos los que entonan ‘Mediterráneo’. Ha ensanchado las calles con el verso cantado. Tuteó al belcebú del cáncer, bajo un silencio que es ejemplo, y es distinción. Y salió de aquello, con la misma voz y mejor pelo. Un tío que casi palmó, y no se le nota, es mucho tío. Alguna vez arriesgó que no hay nada mejor para un catalán que triunfar en Madrid. Le escuchan con gozo Felipe González y Esperanza Aguirre. Un tipo que ha inventado ‘Mediterráneo’ es un clásico, naturalmente, pero un clásico joven, porque ‘Mediterráneo’ lo pones de arranque o cierre de un concierto de los Rollings y se monta la apoteosis. Resulta un maestro de lo suyo, pero sin escuela, porque su escuela empieza y acaba en él mismo. Ramoncín, cuando era punki, siempre piropeaba a Serrat. Imitarle es naufragar, pero a la canción con buena letra llegan todos de su mano, más o menos, desde Ismael Serrano a Jorge Drexler. Estamos ante un elegante de espíritu, por decirlo un poco cursi, y su indumentaria es la música, que trae un largo fondo de armario que nunca pasa de moda. En Madrid le concedieron el prestigio del birrete de doctor de la Complutense, aunque él carga prestigio desde siempre, y es sobrado doctor de la vida y sus coplas, también desde siempre. El birrete no se había visto en otra. Trajo a Machado y a Hernández a los discos. Nos acompañó con su mensaje en las libertades de la juventud, y en la juventud de la libertad. Comenzó cantando porque así se podía arrimar mejor a las chavalas más o menos líricas. Escribir de Serrat es hacer autobiografía. Como que igual somos todos los que vamos a echarnos a la carretera del concierto del que fuimos.