ABC (1ª Edición)

El juez Andreu señaló por revelar secretos a dos periodista­s de ABC para acabar con un fiscal

► «Está hecho a propósito porque como testigo, tendrá que decir la verdad», dice en un audio a Villarejo ► El comisario le pidió el nombre de dos fiscales rusos para su plan contra el miembro de Anticorrup­ción

- ISABEL VEGA

El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu envió en 2014 a dos periodista­s de ABC, Cruz Morcillo y Pablo Muñoz, a los juzgados de Plaza de Castilla por una presunta revelación de secretos en relación con una informació­n sobre Luis Bárcenas que había publicado este diario en exclusiva. Y allí, la juez Mónica Aguirre abrió causa y ellos afrontaron una petición de hasta tres años de cárcel, los que instaba el abogado del extesorero del PP, siendo una informació­n veraz. El caso acabó sobreseído aún habiéndose enfilado camino del juicio oral porque la Fiscalía retiró su acusación –en un principio pedía dos años y medio de cárcel– y solicitó el archivo. La profesión había salido en defensa de los compañeros, de quienes Andreu llegó a recabar los listados de llamadas entrantes y salientes en busca del presunto filtrador. Aguirre solo se centró en ellos. Ningún funcionari­o fue investigad­o por la informació­n.

Hasta ahí, hechos conocidos. No así la intrahisto­ria. Y esta la revela un audio que grabó subreptici­amente el comisario jubilado José Manuel Villarejo en uno de sus encuentros con el juez, en aquella época instructor del Central 4 de la Audiencia Nacional. El que hoy es magistrado de la Sección Segunda, en tono distendido, comenta la maniobra porque puede acabar con un fiscal de Anticorrup­ción, José Grinda. «Está hecho a propósito», llega a decir.

Es marzo de 2016 y Andreu está esperando a Villarejo cuando llega con la grabadora encendida. Hablan de un gran amigo en común, el comisario que fue jefe de Barajas Carlos Salamanca. El mismo que había aparecido un par de años antes en el sumario del caso Emperador, gobernado por los fiscales Grinda y Juan José Rosa, motivando que Andreu, que era el instructor, tuviera que apartarse. En ese asunto aparecerá también el hijo del propio Villarejo. Razones para la enemistad, había, especialme­nte en el caso del comisario.

En un momento de la conversaci­ón, sale a colación el nombre de Cruz Morcillo, periodista de ABC. Y el juez parece acordarse de una historia que contar a Villarejo, que le va interrumpi­endo aplaudiend­o sus palabras. «Esto es la hostia. ¿Te acuerdas de lo de Bárcenas, esa conversaci­ón clave que salía que si Bárcenas con uno de la Camorra, que yo deduje testimonio y lo mandé a plaza de Castilla…? Yo pensaba que eso había muerto. Pues Bárcenas se presentó como acusación. Les han tomado declaració­n como imputados a los dos periodista­s, a Morcillo y al otro, Pablo Muñoz, y ahora hay escrito de acusación particular de Bárcenas que les pide por revelación de secretos de Grinda», expone. «Qué bueno, ¿no?», retoma Villarejo. «Los periodista­s serán lo que sean pero no son los… el malo es el que revela el secreto, sabiéndolo además, pero está hecho a propósito porque Grinda como testigo tendrá que decir la verdad y le van a preguntar, ‘oiga, ¿usted ha contactado a través de su teléfono?’», prosigue Andreu. «Y a ver qué dice, pues de puta madre», apostilla Villarejo. El juez, consultado por ABC, ha declinado hacer comentario­s.

«Una guerra ajena»

Como reconocía el instructor, «los periodista­s serán lo que sean» pero no su objetivo y de hecho no fue él quien les imputó. Pese a ello, quedaron a los pies de los caballos y acabaron jugándose tres años de prisión. Tras escuchar el audio, lo que entienden es que fueron utilizados de manera «injusta» y a sabiendas «en una guerra ajena». El juez había llegado a la convicción, nunca demostrada, de que la filtración era de Grinda, uno de los enemigos favoritos de Villarejo y a quien, de hecho, dedican el grueso de la conversaci­ón difundida ahora en redes sociales por el autodenomi­nado ‘activista’ Alvise Pérez.

El comisario pide al juez que le facilite «los nombres de los dos fiscales aquellos rusos» a los que había reci

bido. «Consígueme­los porque me voy a poner en contacto con ellos (…) Tengo muy buenas relaciones con el servicio secreto de Bielorrusi­a y con algunos rusos que otros y lo que quiero es ir allí porque tú sabes que la pedofilia es un tema universal, un delito internacio­nal que además se puede acceder desde Rusia a cualquier página... pues hay una posibilida­d..», plantea. Entre risas, Andreu le contesta que «en Rusia lo mismo esta castigado con pena de muerte» y le avanza que intentará acordarse de buscarlos. «Dame los nombres que me voy a Rusia y le meten una busca y captura y este hijoputa no puede salir y por lo menos, la vergüenza a ver cuando mande una comisión rogatoria», concreta Villarejo.

Se refieren a las graves acusacione­s de pederastia que se verterían contra este fiscal en relación a una IP aparecida en un sumario en Cangas de Morrazo, en Galicia, asunto por el que no llegó a estar siquiera investigad­o dado que no había más indicios. Las agendas de Villarejo revelan su interés por este tema ya desde mucho antes de la conversaci­ón con Andreu. Un abogado, Ignacio Peláez, denunció a Grinda en 2017 y apareció en televisión llamándole pederasta, asunto por el que el fiscal aún sigue litigando. Al día siguiente de hablar con Andreu, en marzo de 2016, Villarejo anotó en su agenda: «Ignacio Peláez: Pendiente de recibir datos de los fiscales rusos que se los iba a dar Andreu». No era eso lo que había hablado con el juez, pero lo apuntó.

Volviendo a la mesa que compartían aquel marzo de 2016, Villarejo dice que él rencoroso no es, pero no piensa soltar a Grinda porque «hace un daño tremendo a la Justicia». «La Belén esta le protege descaradam­ente, a muerte», comenta el policía sobre la hasta hace unos meses, número dos de Anticorrup­ción, Belén Suárez. «La verdad es que sí, y su jefe también», añadirá Andreu. «El jefe es un mierda», zanja Villarejo. Estaban hablando de Antonio Salinas. «Que hagan lo que tengan que hacer y lo hagan bien. Lo que no pueden hacer es enmierdar, llenar todo de basura hasta la gente que está trabajando honradamen­te, meterles.. coaccionar­les, amenazarle­s... », apostilla el juez sobre la Fiscalía Anticorrup­ción.

También comenta del juez que en aquellas fechas investigab­a a Villarejo, en una pieza secreta del caso sobre el Pequeño Nicolás, como ya sabía el comisario. La percepción de Andreu es que ese juez es «un inocente» al que han debido captar «por su pasado militar, por así decirlo». El comisario será juzgado en breve por ese asunto, una escucha ilegal de una reunión del CNI.

Pero el origen de la charla es el comisario Salamanca, también cerca ya del banquillo. Andreu dice que le ha dejado «en la nevera». «Para mí es un peligro. No él, sino la gente con la que se junta», comenta. Y Villarejo le da la razón. Citando a otro comisario, dice que Salamanca se había ido salvando «porque hay gente que ha dado la barba a muerte» por él.

 ?? // JAIME GARCÍA ?? Imagen de archivo del magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Andreu
// JAIME GARCÍA Imagen de archivo del magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Andreu

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain