ABC (1ª Edición)

Alcázar, director ciego, apura su obra sobre Clara Campoamor

La diputada, que perdió la vista en sus últimos años, logró el voto femenino en España

- FEDERICO MARÍN BELLÓN

Pocos saben que Clara Campoamor, una de las artífices del voto femenino en España, se quedó ciega en los últimos años de su vida. El cruel destino quiso que el director de cine Rafael Alcázar también perdiera la vista mientras preparaba su película dedicada a la escritora y diputada, «Clara Campoamor, un voto para despertar». Le pasó como a Woody Allen en ‘Un final made in Hollywood’, pero sin la menor gracia. La primera sensación fue de pánico, de hecho. «Volviendo de un viaje por carretera me quedé ciego durante dos segundos», relata.

Lo peor estaba por llegar: «Empecé a hacerme análisis, pero no encontraba­n lo que era. Al cabo de dos meses, empecé a perder la vista alarmantem­ente. Cada vez estaba más nervioso. Después de varios escáneres en el Ramón y Cajal con la mejor experta en España de los nervios ópticos, descubrió que se me estaban secando. Se quedaban sin riego. Me dijeron que me iba a quedar ciego sin solución. No me lo podía creer. Yo aún veía algo más que siluetas, una nebulosa».

La siguiente fase fue de negación. «Me lo dijo de manera muy brusca. Me entró la depresión. No paré de llorar en dos días, desconsola­do. Me operaron, pero ya me dijeron que sería paliativo, no un arreglo. El proceso estuvo casi un año parado y luego perdí la vista por completo. Fue otro momento de depresión grande. No quería salir. Te acostumbra­s aunque sea a ver las siluetas. Montaba en el tren y el autobús e iba a todos lados, incluso a un espectácul­o de ballet. No ver nada fue un palo tremendo».

Protagonis­ta invidente

Para cerrar el círculo, la actriz principal, Lola Robles, también es invidente. Ella interpreta el guion de Felipe Hernández Cava, mientras que el director de fotografía es Tote Trenas. ‘Un voto para despertar’, coproducid­a por TVE, no estará terminada hasta después del verano. Se ha retrasado por razones obvias, pero Alcázar sí pudo estrenar el corto ‘Ecos de Clara Campoamor’, de 30 minutos. El largo está previsto que se emita dentro del programa de La 2 ‘Imprescind­ibles’.

Es inevitable preguntars­e cómo es posible trabajar en esas condicione­s. «Yo tengo una ventaja respecto a otros ciegos», explica Alcázar. «He visto toda la vida y tengo muy buena memoria visual. Eso me ha ayudado mucho. Yo también me preguntaba lo mismo respecto a Beethoven, cómo podía haber compuesto la Novena Sinfonía, la mejor de todas, sin oír nada. Su música seguía en su cabeza. Del mismo modo, las imágenes siguen en la mía. También hay que contar con toda la experienci­a que te da toda una vida trabajando en el cine y la ilusión por seguir haciendo cosas. Además, el cine es un trabajo colectivo y yo tengo la fortuna de contar, humana y profesiona­lmente, con el mejor equipo del mundo, que son mis verdaderos ojos».

«Les pregunto todo. Me dicen que me fíe de ellos, pero quiero saber cómo empieza y cómo termina cada plano, y me doy cuenta si va demasiado deprisa. En mi cabeza lo veo y les doy indicacion­es de enfoque. Les doy la paliza. Ahora, al montador le obligo a decirme qué tiene el plano y cómo termina. Le hago cortar cuando yo quiero, en el fotograma exacto. Machaco a mis ayudantes», confiesa.

«Tengo una ventaja. He visto toda la vida y tengo muy buena memoria. La música seguía en la cabeza de Beethoven. Las imágenes siguen en la mía»

Muerte de su heroína

Al principio, Alcázar no sabía que la heroína de su película también se quedó ciega. Después ha conseguido averiguar incluso las razones de su enfermedad. «Se creía que murió de cáncer y que se había quedado ciega por eso, pero perdió la vista por unas cataratas, que en esa época no se operaban. Empezó a perder la vista, hasta que se quedó totalmente ciega. Decidió operarse después y puede que eso esté relacionad­o con su muerte. Al ser mayor, le pudo alterar la tensión. Murió poco después, segurament­e por una subida de tensión o de un infarto, pero no de cáncer. Todo esto me impresionó mucho. Hizo que me identifica­ra aún más con ella». Él y su guionista averiguaro­n incluso en qué clínica se operó la sufragista, aunque en Suiza son tan estrictos que no le permitiero­n sacar de allí los documentos que lo prueban.

La de Campoamor no es la única película en la que Alcázar ha tenido problemas, por cierto. «No ha habido una sola que haya ido bien. Siempre sufrí algún problema de los gordos, pero qué le vamos a hacer, es mi vida», cuenta el director de ‘Corsarios del chip’ y ‘Besos de gato’. El rodaje más conflictiv­o fue el de ‘Las locuras de Don Quijote’, que sufrió un largo parón judicial porque el chico que manejaba los molinos perdió una oreja en un accidente.

Alcázar también ha trabajado en programas clásicos de TVE como ‘Estudio 1’ y el ‘Un, dos, tres’. «Tuve la suerte de estar con gente muy buena, como Chicho y Pilar Miró, de quien aprendí a dirigir actores».

 ?? ?? Arriba, Rafael Alcázar abraza la estatua de su musa. Sobre estas líneas, el cartel del corto ya estrenado ‘Ecos de Clara Campoamor’
ECOS DE UNA GRAN MUJER
Arriba, Rafael Alcázar abraza la estatua de su musa. Sobre estas líneas, el cartel del corto ya estrenado ‘Ecos de Clara Campoamor’ ECOS DE UNA GRAN MUJER

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