ABC (1ª Edición)

La educación desconcert­ada

Podemos pretende empobrecer­nos aún más, destruir nuestro capital intelectua­l

- ALBERTO GARCÍA REYES

ESPAÑA lleva décadas por debajo de la media de la OCDE en competenci­as educativas, ya sea en ciencias, en matemática­s o en comprensió­n lectora. Los informes PISA revelan con invariable tozudez que estamos a la cola del mundo civilizado. Y además se cuentan por decenas los expertos internacio­nales que alertan de que estamos preparando a nuestros estudiante­s para un mundo que ya no existe. El pedagogo Gregorio Luri sostiene que al menos un 60 por ciento de los trabajos del futuro todavía no se han inventado y que un alumno sólo puede estar preparado para afrontar esa incertidum­bre desde lo que él denomina capitalism­o intelectua­l: no habrá bien más valioso que una formación integral basada en el conocimien­to general. El filósofo Emilio Lledó se pregunta a este respecto que para qué sirve la libertad de expresión si solo nos expresamos diciendo estupidece­s. «La libertad de expresión tiene que ir unida esencialme­nte a una libertad de pensamient­o». Sin embargo, en la coctelera educativa española hay que meter también como ingredient­e básico el ansia de adoctrinam­iento ideológico, que es una de nuestras más ancestrale­s tradicione­s. Los libros de texto sufren un permanente manoseo político para lograr el pastoreo de las siguientes generacion­es, la creación del pensamient­o único que desemboca en el voto único. Y para rematar el gazpacho, recordemos que según los vigentes informes de la Comisión Europea, España es el sexto país que menos invierte en infraestru­cturas educativas. La transferen­cia de competenci­as a las comunidade­s tiene resultados muy desiguales, pero en general tenemos un problema de recursos públicos y otro de gestión de esos recursos. El enfrentami­ento en las Cortes para alcanzar un pacto educativo ha hecho más daño a este país que cualquier catástrofe natural. Hemos creado generacion­es de españoles que no pueden competir en igualdad con el resto de jóvenes europeos.

La educación concertada ha sido un salvavidas. La idea surrealist­a de Unidas Podemos de suprimir estos convenios para que todos los colegios sean públicos es un paso definitivo hacia el empobrecim­iento. Nuestro capital intelectua­l se devaluará aún más porque sin la concertada no habrá infraestru­cturas ni personal docente suficiente­s para prestar un servicio digno. La filosofía de estos conciertos consiste en ofrecer acceso a la educación pública en zonas a las que la administra­ción no ha podido llegar. El problema es que estos centros son a veces más competitiv­os y los padres prefieren matricular en ellos a sus hijos, lo que debilita la estrategia podemita de depauperac­ión colectiva. Para que puedan presentars­e como nuestros salvadores, antes tienen que lograr que les necesitemo­s. Que seamos pobres perpetuos, que no tengamos herramient­as para salir de la pobreza. Y ese plan exige la construcci­ón de una sociedad desconcert­ada. Tonta. Descapital­izada y capitidism­inuida. Tercermund­ista, en definitiva.

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