EL G-7 ENTREGARÁ UNA AYUDA EXTRA A UCRANIA DE 28.000 MILLONES
Promete «apoyo ilimitado» hasta final de año. Kiev ya recibe 5.000 millones al mes
Zelenski intervino ayer en videoconferencia en la reunión del G-7 en Elmau, Alemania, y adelantó que su hoja de ruta contempla terminar con la guerra antes de final de año, pero todavía no ha llegado la hora de comenzar a negociar la paz con Rusia porque antes necesita mejorar sus posiciones. Hasta ese momento, pidió a los líderes de los siete grandes países industrializados que «hagan todo» para ayudarle a lograrlo, además de una «asistencia masiva» para la reconstrucción del país, una vez acabada la guerra. El calendario cayó como un bálsamo sobre los jefes de gobierno, que habían escuchado el día anterior decir al secretario general de la OTAN que la guerra en Ucrania «podría durar años» y preocupados tanto por el efecto que la inflación puede ejercer a largo plazo sobre sus respectivas opiniones públicas como por la posibilidad de un debilitado Joe Biden, tras las elecciones de medio mandato que tendrán lugar en Estados Unidos en noviembre, no pueda mantener el impulso necesario a la ayuda internacional a Ucrania.
La reacción del G-7 fue conceder a Zelenski todo lo que pedía. Para ejercer más presión sobre Rusia, acordaron «restringir aún más el acceso de Moscú a los suministros, servicios y tecnologías industriales clave» en el exterior, especialmente aquellos que apoyan el sector armamentista ruso. Los sistemas jurídicos de los países más industrializados pondrán además en su diana a los responsables de abusos contra los derechos humanos en Ucrania y a quienes estén involucrados en «las tácticas de Rusia para robar el trigo ucraniano o que se hayan beneficiado ilegalmente del concurso».
También está muy avanzado el consenso para fijar un tope de precio a las importaciones de petróleo ruso, para evitar que terminen financiando la maquinaria bélica rusa en Ucrania, y ha quedado cerrado el embargo al oro ruso, la segunda materia más exportada por Rusia.
Tal como pedía el presidente de Ucrania, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, confirmó un nuevo paquete de ayuda militar que incluye sistemas antiaéreos de medio y largo alcance para «ajustar nuestra asistencia a las necesidades particulares e inmediatas de los ucranianos en el campo de batalla en este preciso momento». Otras fuentes americanas en Elmau precisaron que se trata del sistema Nasams (National Advanced Surface-to-Air Missile System), que fabrican el grupo estadounidense Raytheon y la noruega Kongsberg, además de municiones, baterías y radares.
Plan de reconstrucción
En la parte financiera, si Ucrania estaba recibiendo hasta ahora ayudas por un valor de unos 5.000 millones de euros al mes, el G-7 ha prometido elevar esa cantidad en 28.000 millones de euros hasta final de año, fondos destinados a pagar las pensiones, salarios de funcionarios y servicios sanitarios. Y, quizá lo más valioso para Zelenski, el documento final de la cumbre recogerá el compromiso de «apoyo ilimitado», una declaración que trata de lograr el mismo efecto que obtuvo Mario Draghi, al frente del BCE, en el verano de 2012. «Como G-7, estamos unidos al lado de Ucrania», adelantó sobre las conclusiones el anfitrión del encuentro, el canciller alemán, Olaf Scholz, al que por cierto Biden felicitó ayer por los trascendentales pasos de Alemania en materia de Defensa y agradeció el giro del Gobierno de Berlín con palabras muy afectuosas. El G-7 reconocía anoche además «la necesidad urgente de reconstruir inmediatamente las infraestructuras críticas en Ucrania» y añadía que Alemania será la encargada de organizar la conferencia de donantes, apenas termine la guerra. «Estamos dispuestos a apoyar un plan de reconstrucción internacional (…) en apoyo de una recuperación económica sostenible, resistente, inclusiva y ecológica que refuerce las instituciones democráticas, el Estado de Derecho y las medidas anticorrupción».
En Elmau se respira un ambiente de carrera contrarreloj hasta el final de la guerra y preocupa «gravemente» el anuncio de Rusia de que podría transferir misiles con capacidad nuclear a su vecina Bielorrusia, pero ha quedado claro que el conflicto con Rusia debe ser entendido a largo plazo. A la sesión de ayer asistieron Argentina, India, Senegal, Indonesia y Sudáfrica, en respuesta a la clara intención del G-7 de aumentar el frente de países que plante cara al eje RusiaChina. Scholz aclaró que la invitación estaba destinada a demostrar que «la comunidad de democracias no se limita a Occidente y a los países del hemisferio norte». India, Senegal y Sudáfrica se abstuvieron durante la votación de la resolución de la ONU de condena al a invasión de Ucrania y el G-7 quiere garantizar su adhesión al bando correcto. «Las democracias del futuro están en Asia y en África», halagó a sus invitados y satisfizo al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, también presente en Elmau. Se llevan jugosas inversiones en infraestructuras y tendrán también un papel destacado en las conversaciones que hoy versarán sobre seguridad alimentaria.